domingo, 4 de diciembre de 2016

SIMÓN BOLÍVAR DE REFERENTE IDENTITARIO A REFERENTE POLÍTICO

Por:  Luis Rafael García Jiménez

Resumen
Como es sabido la historia la escriben los vencedores, pero la interpretan las clases dominante. El pensamiento bolivariano siempre ha sido utilizado por las clases dominantes, claro está, descontextualizándolo. En esta época como nunca otra se ha abusado de la historia en el presente; con fines específicos de un proyecto político. Sin duda Simón Bolívar fue la figura más resaltante del siglo
XIX suramericano, pero era un hombre con una lectura y formación del siglo XVIII. El libertador asumió la independencia, mientras que otros asumieron al país.
Palabras clave: Simón Bolívar, pensamiento bolivariano, descontextualización, presentismo.

Summary
History is writes by the winners but is interpreting by the dominant classes. The thought of Simon Bolivar always has been used by the dominant classes, but outside the context. At the present time it has abused history with specific's aims of a political project. There is no doubt that Simon Bolivar was the most important figure of century XIX in sudamerica but he was a man formed with the culture of century XVIII. Bolivar assumed independence while others assumed the country.
Key words: Bolivar, presentism bolivarian.

INTRODUCCIÓN
Confieso que, antes de llegar a este trabajo, escribí cinco borradores y cada uno fue leído y sopesado fríamente. El tono y la intensidad fueron cambiando hasta llegar a éste. Cuando uno es egresado de las aulas universitarias desde el pregrado hasta el doctorado está acostumbrado al consenso y al discenso, los adversarios son teóricos no enemigos personales. Es doloroso cuando la voz se va ahogando lentamente y el silencio comienza a consumirnos.
Mi amor por la patria, a Bolívar y a la historia lo inició mi maestra Morella allá en la Escuela Padre Mohedano en Petare, continuando en el grupo Escolar Rafael Napoleón Baute en el Barrio José Félix Ribas, con mi maestra Asunción. El Bolívar que me enseñaron ellas era para mí sobrenatural e inalcanzable. A Bolívar lo he visto de manera diferente en la medida que avanzaba mi formación académica. Quizás el Bolívar que conozco hoy cambiará mañana, pero seguirá siendo para mí el hombre más grande del siglo XIX venezolano y americano, nuestro padre de la patria que hemos construido.
Debido al uso y abuso de la historia en el presente se ha descontextualizado el pensamiento bolivariano, se ha tomado de ese pensamiento lo que interesa y conviene para la actuación política del presente. Por tal motivo el objetivo de este trabajo es utilizar el pensamiento bolivariano que contradice la actuación de quienes manipulan ese pensamiento. Los planteamientos que se desarrollarán a continuación, pueden muy bien formar parte de la historia debate o la historia presente, abriendo un camino para la reinterpretación o la deconstrucción.

I.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, nació en el seno de unas de las familias más acaudaladas de la época. Nació en lo que se ha denominado la colonia tardía; período de progreso y bienestar para la clase dominante, los grandes cacaos, dieron auge a la música, la literatura, festividades públicas, religiosas y oficiales, actividad comercial, teatro, vida universitaria, nuevas construcciones, servicios públicos.

Para el año 1783, año de su nacimiento; Francisco de Miranda contaba con 27 años, Napoleón Bonaparte con 14, Simón Rodríguez 12, O‘Higgins 7, San Martín 5 y Andrés Bello 2 años de edad. Si utilizamos categorías actuales (claro está descontextualizándonos) era un burgués o un oligarca, ¿De dónde venía la riqueza de los blancos criollos? Venía del genocidio y al el despojo de las tierras a los indígenas y a la explotación esclavista a la que eran sometidos los secuestrados africanos.

A pesar de la riqueza de Simón Bolívar, tuvo una infancia muy dolorosa, debido al hecho de ser niño huérfano. Su hermana y sus tíos se peleaban su custodia y así administrarían desinteresadamente
la fortuna del niño. Su educación cuando niño fue muy deficiente, por ello podemos decir que él fue un autodidacta excelso toda la vida. Al morir sus padres (primero su padre, luego su madre) queda bajo la custodia de su abuelo; éste lo inscribe en una Escuela Pública Municipal de Caracas, así aparece en la lista de los alumnos y consta en el Acta del Ayuntamiento fechada el 10 de julio de 1793. Dos años antes, Simón Rodríguez, con 20 años, fue admitido para servir en la escuela, bajo la dirección de Guillermo Pelgrón. La escuela se encontraba en estado de ruina total y hasta carecía de útiles.

El 19 de marzo de 1794, Rodríguez presenta un informe al Ayuntamiento y una de sus primeras quejas era el alto número de alumnos: 114 niños, como es lógico ni en el siglo XIX ni en el siglo XXI pueden ser atendidos eficazmente por un maestro tantos alumnos. Cuando Bolívar cumplió 11 años, ya muerto su abuelo, habitaba en la casa de su tío Carlos. Fue entonces cuando se presentó un grave conflicto. El niño no quería seguir viviendo con su tío sino con su hermana. La querella se ventiló en la Audiencia, y ésta falló a favor del tío quien ordenó que el niño fuese llevado a la casa del maestro Rodríguez. María Antonia protestó y la Audiencia ordenó inspeccionar la casa: ésta estaba conformada por: una sala, dormitorio, galería, 4 cuartos, 2 patios, corredores, cocina y corral. En ella habitaban Rodríguez, su esposa, su hermano Cayetano y su esposa con su hijo, las suegras, dos cuñadas, un señor de apellido Piñero junto a su sobrino, 3 criados domésticos, 5 estudiantes y un menor recién nacido, en total 20 personas (Polanco A, 1994).

Como puede observarse, el trato escolar o el acto pedagógico entre Simón Rodríguez y el niño Simón fue, accidentado, penoso, sin éxito y complicado. Sinceramente no veo sentido magnificarlo o darle otro carácter bajo supuestas e imaginarias técnicas roussonianas. Las ideas libertarias pueden haberse originado cuando se encontraron en Europa los dos.

Debido a estos problemas, el niño fue colocado en la Academia de Matemáticas que dirigió el Padre Andújar, asistiendo a clase acompañado de 18 condiscípulos y Andrés Bello le daba algunas clases de Historia y cosmografía. El contacto educativo fue realmente breve.

A los 14 años ingresó al Batallón de Milicias de Blanco de los Valles de Aragua y a los 15 fue ascendido al grado de subteniente (1798). Es bueno recordar que aquí no se impartía instrucción teórica y práctica alguna distinta de cuestiones elementales de cierta disciplina y jerarquía. Es decir, Bolívar no tenía una formación en el arte o la ciencia militar.

A los 16 años se embarcará rumbo a España, con escala en Veracruz (46 días) y unas horas en La Habana. En carta enviada a su tío Pedro, el 21 de marzo, se aprecia la mala letra y los errores ortográficos. Eso demuestra que Bello le dio clases de cosmografía. En España sus tíos se preocuparon por su formación, en carta de Pedro a Carlos le dice: Esteban lo tiene muy aplicado y él sigue con gusto y exactitud el estudio de la lengua Castellana, el escribir en que está muy ventajado, el baile, la historia en buenos libros y se le tiene preparado el idioma francés y las matemáticas (Lecuna, 1947). Pero Esteban se percató enseguida de que la tarea de educar a Simón era superior a sus fuerzas y
pensó que la persona ideal para tales funciones era el marqués de Ustáriz.

Bolívar llega a la casa del Marqués en el año 1800, Ustáriz tenía 65 años y no tenía hijos: éste sería el verdadero e influyente maestro de Bolívar. O’Leary (1981) escribe que Bolívar hasta los últimos días se complacía en recordarle y hablar de él con veneración.

Bolívar, sin cumplir 19 años, se casará en España con su prima María Teresa Toro (dos años mayor), el 26 de mayo de 1802. Arribarán a La Guaira el 12 de julio y el 15 llegarán a Caracas y se entera que su finca en el Valle de Seuse, ubicada cerca de Santa Lucía, había sido invadida por los vecinos que construyeron en sus terrenos ranchos, cercas y otras instalaciones. Más adelante tendrá problemas de linderos con Briceño Méndez.

El 22 de enero de 1803, a los 8 meses después del matrimonio, falleció María Teresa. Bolívar decide irse a España y a mediados de diciembre de ese mismo año estaba en Cádiz. En agosto de 1804 estará en París. En 1805 en Roma. De regreso de París en 1806 se entera de la expedición de Miranda. A finales de noviembre del mismo año sale de Europa y en junio de 1807 llegará a Caracas. La estadía de Bolívar en Europa (1804-1807) es muy difícil de estudiar, porque respecto a ella existen leyendas, mitos, posiciones afectivas y otras actitudes similares que, por la insistencia en la repetición de noticias no confirmadas, se ha convertido en una verdad histórica difícil de discutir. Pero lo que si está claro es que las tertulias sostenidas con Bonpland convertirán a éste en el verdadero maestro de Bolívar en el conocimiento de los pensadores de su tiempo y su medio.

Bolívar llegó a Caracas convencido que la independencia era una necesidad. En 1808 se celebran reuniones en la casa de los Bolívar cerca del Guaire, para tratar los acontecimientos de Europa como el nombramiento de José Bonaparte Rey de España. Bolívar no compartía la idea de la creación de una junta conservadora de los derechos de Fernando VII. Por ello se mantendrá alejado en su hacienda en Yare, durante los acontecimientos desarrollados por los mantuanos, durante ese año y el 19 de abril de 1810, Bolívar no hablaba ni podía hablar de adhesión de la Corona ni de la legitimidad o no de la Regencia recién constituida, sino de la plena independencia como única solución al problema político que está planteado. El 9 de junio de 1810, Bolívar (con el grado de Coronel), Luis López Méndez y Andrés Bello, irán a Londres a dar cuentas de lo sucedido en Caracas.

Su estadía en Londres le permitirá desarrollarse como hábil diplomático y sostener conversaciones muy fructíferas con Francisco de Miranda. Bolívar llegará a La Guaira el 5 de diciembre. La Junta Suprema le dio el rango de Capitán, en contradicción al nombramiento anterior de Coronel. Bolívar solicitó autorización para que Miranda ingresara al territorio. El 31 de diciembre de 1810 la Junta Suprema nombra a Miranda Teniente General pero éste quería el de General de primera clase.

En los días previos de la Declaración de la Independencia, Bolívar en su primer discurso político pronunciado en la Sociedad Patriótica el 4 de julio, expresó: ...Trescientos años de calma ¿no bastan?... expresión ésta dirigida a un auditorio, porque en realidad, esos 300 años no pasaron en calma, Manuel Vicente Magallanes (1972) nos da cuenta de 45 luchas, rebeldías, conflictos e insurrecciones. Claro está los blancos criollos estuvieron en contra de todos ellos.

En junio la Junta Suprema de Caracas convoca a elecciones generales. El primer Congreso Venezolano se instalará el 2 de marzo de 1811, y cuatro meses más tarde, estará proclamando la independencia absoluta de Venezuela. Esto fue el inicio no sólo de Venezuela como República, sino también de un largo desangramiento entre hermanos.

Esta Primera República recibirá la oposición de Maracaibo, Guayana y los corianos, se sublevan los canarios en Caracas, también los valencianos y éstos derrotan al General Fernando
Toro. Serán sometidos por Miranda. Pero se avizora el avance de Monteverde hacia Caracas.

El terremoto del 12 de marzo dejará en ruinas a Caracas. Los monárquicos piensan que fue castigo del cielo. Bolívar se yergue como líder sobre las ruinas y expresa el 26 de marzo éstas temerarias palabras: ...si se opone la naturaleza a nuestros designios, lucharemos contra ella, y haremos que nos obedezca. Arenga vista en la actualidad como antiambientalista ya que luchar contra la naturaleza es luchar contra el propio hombre y ella no obedece y por tal motivo hay que vivir en armonía con ella.

Se disuelve el Congreso que se había trasladado a Valencia. A Miranda le ofrecen la dictadura. Se disuelve el ejecutivo. Bolívar pierde la plaza de Puerto Cabello. Miranda capitula el 25 de julio de 1812. Monteverde entra en Caracas y viola la capitulación.

El 31 de julio, en la Guaira Bolívar y otros patriotas hacen preso a Miranda y lo entregan a los monárquicos. Miranda, en prisión, morirá 4 años más tarde; y dejará a la posteridad: ¡bochinche!, ¡bochinche! ustedes no saben hacer sino bochinche. El precursor nos retratará para el resto de nuestra existencia.

Hasta aquí, como lo expresa Manuel Caballero (1997), la revolución venezolana de independencia ha tenido los caracteres modestos de un enfrentamiento entre oligarquías municipales.
Ha sido un movimiento urbano. Como es normal en toda guerra, ha corrido sangre y se han increpado las pasiones. Pero no se han cometido atrocidades; y aunque los soldados de ambos bandos son venezolanos, todavía la guerra no se ha convertido en esa pavorosa guerra civil que será después. Monteverde, en 1813 cae en desgracia política. Venezuela queda adscrita a Bogotá. Asume el cargo de Capitán General Juan Manuel Cagigal, a quien desconocerán Boves y
Morales.

Con 29 años de edad, Bolívar va al destierro y desde allí se empeña en preparar la revancha cuya satisfacción moral y política había facilitado la acción de Monteverde. Bolívar en Cartagena escribirá su manifiesto el 15 de diciembre de 1812 en donde analiza las causas de la pérdida de la primera República, pero, entre éstas, no menciona la pérdida de la plaza de Puerto Cabello. En este documento establece las bases de su pensamiento y su acción. La causa primordial de los males fue, para él, la contradicción insoluble entre la realidad social y la...fatal adopción del sistema tolerante..., Hace sarcasmos de la ceguedad de los magistrados que, en lugar de aplicar ...la ciencia práctica del gobierno..., siguieron las enseñanzas de visionarios que han ...imaginado Repúblicas aéreas... mostrando hostilidad hacia los ideólogos partidarios de instituciones imprácticas e inadecuadas.

Bolívar se unirá a los ejércitos de la Nueva Granada independiente, demostrando ya sus cualidades de jefe guerrero y se hace investir de autoridad para invadir a Venezuela. Lo hace, proclamando el 15 de julio de 1813, en Trujillo la Guerra a Muerte contra los Españoles y Canarios que no se hubiesen pasado a la causa emancipadora. Decreto éste muy polémico y algunos lo justifican por aquello de que sin odio no hay revolución.

Permítanme a partir de este momento realizar un apretado resumen, cronológico, de los acontecimientos históricos partiendo de este año 1813. Mariño libera el Oriente venezolano. Bolívar llega a Caracas, gracias a la llamada Campaña Admirable, desarrollada en 3 meses de operaciones, en donde despliega sus condiciones de jefe militar: rapidez de decisión, celeridad de los movimientos y energía sin desfallecimiento para decidir y para actuar, liberando el Occidente venezolano. Bolívar es proclamado Libertador y Capitán General de las tropas, el 14 de octubre. Este nombramiento no le agradará a Mariño, Libertador del Oriente venezolano.

José Tomás Boves entra en escena. La guerra apenas comienza y a partir de ahora va a tomar los caracteres de un violento conflicto social, implacable y sangriento. Se verán las hordas
de jinetes que corretean por el llano, incendiando, saqueando, violando y matando cruelmente.

El 2 de enero de 1814 una Asamblea Popular confiere a Bolívar poderes dictatoriales, para salvar la República. Boves, encabezando la guerra social contra los blancos criollos, entra a
Caracas. Se realiza la épica emigración a Oriente. Boves morirá en Úrica, pero también morirá la Segunda República. La pérdida de la primera y la segunda República ponen de relieve uno de los aspectos característicos de la guerra. La idea de independencia no tuvo, durante sus primeros años, raíces profundas en las clases populares. Los dirigentes de la independencia eran los blancos criollos, la oligarquía, es decir, los empleadores de los pardos y los dueños de los esclavos. Bolívar,
en su manifiesto de Carúpano (7 de septiembre 1814), descubre el sentido civil y social de la guerra, anotando que las revoluciones políticas y sociales, necesitan ser establecidas por grandes convulsiones y haciendo análisis determinista de las causas de la derrota, expresa: Vuestros hermanos y no los españoles, han desgarrado vuestro seno, derramando vuestra sangre, incendiando vuestros hogares, y os han condenado a expatriación.

En este año, Fernando VII recuperará el trono de España y tratará de recuperar las colonias americanas. En 1815, llega de España la expedición del general Pablo Morillo. Bolívar en Kingston, el 6 de septiembre escribe la conocida Carta de Jamaica y en ella, describe el más completo y deslumbrante panorama de la situación y del futuro del continente. Revela un conocimiento notable de los diferentes aspectos del conjunto de los pueblos americanos, señala sus características propias con aguda percepción y se lanza a trazar las posibilidades del futuro de los distintos países con previsión profética. Bolívar recibe la ayuda de Petión y deroga solemnemente la esclavitud (pero ésta se mantendrá vigente hasta 1854, es decir 24  años después de su muerte).

En el año de 1817, Piar es juzgado en Angostura por un tribunal de guerra y condenado a muerte el 16 de octubre. El verdadero delito fue pensar en una lucha de clases. En ese año (1817), Bolívar en carta a Martín Tovar y Ponte expresa: ... aquí no manda el que quiere si no el que puede... el mismo lo corroborará 13 años después, más tarde Páez, los Monagas, Guzmán, Crespo y pare de contar. El 16 de abril de 1818, se realizará el atentado contra la vida del Libertador en el Rincón de los Toros.

En 1819, en la Guayana reconquistada por Piar para la República, el Libertador convocará el Congreso de Angostura. Pronunciará (15 de febrero 1819) un discurso que se convertirá en el más importante de sus documentos políticos, alertando contra la imitación de instituciones tomadas de otros pueblos de historia y composición diferentes al nuestro. Pide un orden de legalidad y justicia; pero alerta contra la anarquía y el exceso ideológico. En este discurso sentenció: La continuidad de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.

El 27 de noviembre de 1820, en Trujillo, se firma un armisticio y un tratado de regulación de la guerra y se entrevistan Bolívar y Morillo en Santa Ana. En carta a Juan Germán Roscio, Bolívar expresa: ...porque el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y después de oírlas debe aprovecharse de ellas, para corregir los males que producen los errores... (16 de enero 1820).

A los pocos meses, se rompe el armisticio cuando Maracaibo se declara incorporada a Colombia. En este año de 1821 en el Campo de Carabobo, España verá extinguir su antigua Colonia. En carta a José del Castillo Rada, fechada el 16 de septiembre de 1821, expresa: ...no conviene que el gobierno esté en las manos del hombre más peligroso; no conviene que la opinión y la fuerza estén en las mismas manos y que toda la fuerza esté concentrada en el gobierno; no conviene que el jefe de las armas sea el que administre la justicia; porque entonces el choque universal será contra este individuo, y derrocado él, será derrocado todo el gobierno...

En el año de 1822, se entrevistan en Guayaquil José de San Martín y Simón Bolívar. Los libertadores tendrán diferentes puntos de vista sobre la realidad política. San Martín cede el paso y Bolívar ingresa al Perú, donde es proclamado Dictador, para acabar con la anarquía.

En el año de 1823, el 8 de noviembre, el general José Antonio Páez se apodera de la plaza de Puerto Cabello, en manos de los españoles desde 1812. Con la batalla de Ayacucho, dirigida por Antonio José Sucre en el año 1824, se pone punto final al imperio español en Suramérica. En ese mismo año se crea la República de Bolívar capital Sucre, hoy Bolivia.

El 6 de agosto de 1825, Bolívar presenta la Constitución de Bolivia. En ésta plantea un presidente vitalicio y un vicepresidente designado por éste, que compartirían las tareas del gobierno.
Bolívar pensaba que si se lograba la confederación de los nuevos Estados liberados por él, con él como presidente vitalicio, y vicepresidentes locales que dirigieran cada nación.

En el año de 1826, se reúne el Congreso de Panamá. Páez ha consolidado su dominio en el departamento de Venezuela. Bolívar en el año 1827, visita por última vez a su tierra natal. Dictará: los estatutos republicanos de la Universidad Central de Venezuela, con las nuevas normas y doctrinas se rompieron viejos y absurdos tabúes como el del color de la piel como requisito de ingreso.

De vuelta a Bogotá, Bolívar asume la dictadura en 1828, para salvar a Colombia de la desintegración. Recordaría las palabras que pronunciaría el 2 de enero de 1814: ...huid del país donde uno solo ejerza todos los poderes: es un país de esclavos...

Es trágica la situación de este grande hombre que ha luchado heroica y denodadamente como nadie por la independencia. Bolívar es atrapado por el trágico destino de hacerse cada vez más duro como gobernante, de recurrir a medidas que van a hacer más odiosa su figura, que van a favorecer una reacción contra él porque lo van a percibir como un tirano, que quiere a la fuerza imponer una solución política contra la voluntad general que ellos piensan representar. El 16 de agosto de 1828, le escribe a Páez expresando: ...la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos.

En 1829, el Consejo de Estado de Bogotá proyecta establecer la Monarquía Constitucional. El Libertador lo desaprueba. En el año de 1830, se desmembra la República de Colombia. La Gran Colombia, como bien lo expresó Luis Castro Leiva (1985), fue una ilusión ilustrada. Colombia fue una República de un solo ciudadano; así como hay revoluciones con un solo revolucionario.

II.
Con el congreso constituyente de Valencia nace la Cuarta República y en el año de 1864, bajo el lema de Dios y Federación, nació la Quinta República. Ahora bien, si se reforma la actual constitución y es aprobado en referéndum un Estado socialista, estaremos inaugurando la sexta República. Pero si asumimos que Venezuela, desde la independencia hasta ahora, ha estado enmarcada bajo el sistema capitalista hemos tenido una sola República. Y la que vendrá sería la segunda bajo otro esquema político, económico y social. Pero si inferimos que el Estado nace con una constitución, tendríamos que Venezuela ha tenido 25 constituciones, es decir, estamos en la vigésimo quinta República. Las periodizaciones son un recurso metodológico de los historiadores y cada quien es libre de periodizar a su manera. Si partimos que en 1811 se funda la República de Venezuela, esto quiere decir que siempre hemos sido una sola República. Ahora si queremos imitar a los franceses, bienvenida la quinta República.

            En diciembre de 1830, muere físicamente Simón Bolívar, él asumió la independencia y José Antonio Páez la Nación. Bolívar nos liberó de los españoles y Páez de los Colombianos porque sino hoy seríamos un departamento colombiano. Para Bolívar la patria era América para Páez la patria era Venezuela, como para Santander la patria era Nueva Granada. Bolívar era un hombre hijo del pensamiento del siglo XVIII, Páez era un hombre producto del siglo XIX. Bolívar venció a los españoles pero no pudo vencer al imaginario colectivo de los pueblos suramericanos.

Hoy en día muchos hablan de la crisis de los paradigmas, pero cuando hablan, opinan o escriben lo hacen aferrados a sus viejas teorías aunque éstas ya no den respuestas a los nuevos problemas que presenta este mundo tardomoderno o hipermoderno. Muchos hablan del siglo XXI, pero su esquema mental está fundido con el siglo XIX y algunas novedades del siglo XX.

Siempre me había jactado de haber leído toda la obra bolivariana y la historiografía referente al Libertador. Desde hace un tiempo para acá trato de no hacer mucha alharaca de ese conocimiento. Debido a la descontextualización y al presentismo histórico del pensamiento bolivariano de hoy en día, es decir el uso y el abuso de la historia en el presente. Debido a esto, él Bolívar que nos servía como referente identitario se ha convertido en un referente político que nos ha comenzado a dividir. Ojalá que las propuestas de Bolívar de un congreso hereditario y un presidente vitalicio o asumir la dictadura para salvar a la patria no se pongan en práctica por aquellos que se crean los llamados de poner en práctica los pensamientos bolivarianos.

La historia no sólo la escriben los vencedores sino que la interpretación de ella lo hace la clase dominante. Bolívar siempre ha sido descontextualizado por las clases dominantes. El momento estructural que estamos viviendo, ha permitido que algunos hayan desempolvado a los detractores de Bolívar, sacando a la palestra pública lo expresado por Carlos Marx y Federico Engels (1972) en contra del Libertador en la obra Materiales para la historia de la América Latina. Pero quienes esgrimen este texto olvidan lo expresado por Ernesto Guevara (1967), el Che, ...a Marx, como pensador, como investigador de las doctrinas sociales y del sistema capitalista que tocó vivir, puede evidentemente, objetársele ciertas incorrecciones. Nosotros los latinoamericanos, podemos, por ejemplo, no estar de acuerdo con su interpretación de Bolívar...

En los actuales momentos de la diatriba política es importante recordar al Dr. Gustavo Machado, fundador del Partido Comunista de Venezuela, cuando expresaba: ...Los curas para la iglesia y los militares para los cuarteles... Ya es la hora de aquellos que no queremos volver al pasado, al bipartidismo corrupto que nos trajo tantos males; a una oposición inepta e incapaz y a la intolerancia del presente carente de una intelectualidad pensante característica histórica de la gente de izquierda. Levantemos la voz ni el pasado ni el presente. Queremos repensar a Venezuela sin una dictadura de derecha y sin una dictadura de izquierda. Sin el culto al personalismo y al mesianismo político que tantos males nos trajo en los siglo XIX y XX. El pueblo dará las soluciones, ya las nuevas generaciones están abriendo el camino.

BIBLIOGRAFÍA

Caballero, Manuel (1997). De pequeña Venecia a la Gran Venezuela. Caracas.
Monte Ávila Editores.
Castro Leiva, Luis (1985). La Gran Colombia una ilusión ilustrada. Caracas.
Monte Ávila. Editores.
Guevara, Ernesto (1967). Notas para el estudio de la ideología de la Revolución
Cubana. En obra Revolucionaria. México. Ediciones Era. S.A.
Lecuna, Vicente (1947). Obras completas de Simón Bolívar. Ediciones del
Ministerio de Educación de los Estados Unidos de Venezuela. La
Habana. Editorial Lex.
Magallanes, Manuel Vicente (1972). Luchas e insurrecciones en la Venezuela
Colonial. Caracas. Editorial tiempo Nuevo.
Marx, Carlos y Federico Engels (1972). Materiales para la historia de la
América Latina. Serie Cuadernos de pasado y presente. Editado por
Pedro Scaron. Buenos Aires. Siglo XXI. Editores.
O’ Leary, Daniel (1981). Memorias del General O’Leary. Ministerio de la
Defensa. Barcelona. Editorial Grafema.
Polanco, Alcántara (1994). Simón Bolívar. Editorial Melvin.

Discurso de Incorporación a la Academia de la Historia del Estado Carabobo. Correspondiente al Sillón “CH”. (2006).





LA NUEVA HISTORIA


Por: Luis Rafael García Jiménez.



         Señor Presidente  Luis Cubillan, Miembros de la Directiva, Miembros Numerarios, Miembros Correspondientes, señoras y señores.

            Hace veinte años me incorporé como miembro Correspondiente al otrora Centro de Historia  del Estado Carabobo (creado el 4 de diciembre de 1979), presidido por el Dr. Fabián de Jesús Díaz quien  abrió las puertas de la Casa de la Estrella para que ingresáramos como miembros correspondientes varios amantes de la historia, de aquel grupo algunos nos estamos recibiendo como Miembros Numerarios. Mi discurso de incorporación  se  tituló Monseñor  Adam Hacedor de Cultura y fue respondido por nuestro actual presidente  Luis Cubillan.

            De aquella fecha memorable a ésta, mi concepto de la historia, la historicidad y el historicismo ha cambiado, pero no como un producto de la pasión autodidacta o la paciencia del diletante sino de los estudios realizados en la  Maestría en Historia de Venezuela coordinada por  el maestro Luigi Frassato, la cual me llevó  a desarrollar la historia regional y local de la mano de otro maestro Aristides Medina Rubio. Y  en los últimos cinco años el doctorado de Ciencias Sociales mención  Estudios Culturales  me ha llevado  a trabajar lo que he denominado Neomicrohistoria en el marco de la Historia Compleja. Por tal motivo hoy disertaré  sobre lo que estoy desarrollando como línea de investigación.

Durante muchos años la historia luchó  por un lugar entre las ciencias; todavía algunos discuten si es ciencia o es arte, es decir, literatura. En su afán por ser ciencia, en el sentido moderno del término (positivista o marxista),  abrazó  todos los pasos  y técnicas del procedimiento científico, incluso  propuso leyes generales, se apegó a la objetividad y mantuvo una fe ciega en el progreso. En la historia desarrollada por la modernidad encontramos tres dimensiones  que es necesario recordarlas: historia como ciencia, la historia como producto de los historiadores, es decir,  la historiografía como  estructura verbal en forma de discurso en prosa narrativa – White 1992 y la historia como hecho. Para Ciro Cardoso: “Como en cualquier disciplina, el método científico en historia consiste básicamente en seguir ciertos procedimientos para plantear problemas y verificar las soluciones propuestas” (1985, 152), sin problema no había investigación.

La nueva historia  no estaría fundamentalmente interesada en la resolución de problemas. Ella creará significados y contribuirá a nuestro autoconocimiento. Y en el caso de solucionar problemas serían parciales o propuestas, pero jamás sería una solución final. Los problemas necesariamente hay que dilucidarlos situándolos en uno y otro amplio contexto. Si en la  nueva historia no se resuelven problemas (o su resolución jugaría un papel secundario), el único conocimiento cumulativo en la historia lo encontramos en las publicaciones (historiografía). Aunque la historia no es cumulativa en el sentido de resolver problemas, en el marco de ella podemos encontrar conocimiento cumulativo ya que, pueden descubrirse documentos que antes no se conocían, pueden ocurrir ciertos acontecimientos que vuelvan obsoletos aspectos concretos de una obra historiográfica sin volver obsoleta la obra en su totalidad.

Cuando se habla de historia inmediatamente muchos se remiten al pasado, olvidando que el presente también es historia y la historia se escribe desde el presente; ya que  el hombre (historiador) es objeto y sujeto de su propia investigación. No existe separación del método respecto a su objeto; el método procede y resulta del objeto y su finalidad sería constituir un paradigma explicativo.

Uno de los conceptos de historia que he utilizado en los  últimos años, dice: “ Historia  es la memoria colectiva de los pueblos ”, pero una vez  leída parte de la   inmensa obra de Edgar  Morin, le agregaría “ memoria /  patrimonio hereditario” (1995 b) En tal sentido el concepto quedaría así; “Historia es la memoria colectiva, como patrimonio hereditario, de los pueblos” (memoria colectiva como suma de individualidades).  Pero esa memoria histórica sería a través de la cultura, reconociendo la  fragilidad de la memoria.

               Otros se han  enfrascado en  buscarle de manera pesimista otro sentido a la historia, en el marco  del fin de la modernidad o en la modernidad tardía (tardomodernidad) o hipermodernidad o simplemente postmodernidad; en definitiva en lo que se  ha llamado el   fin de   historia,  pero, como ya se sabe, lo que  ha llegado a su fin es  la historicidad y el historicismo, productos de una historia planetaria desde la perspectiva eurocentrista a través de los metarrelatos.

            Esa búsqueda  personal cubierta de incertidumbre (s) me ha llevado a profundizar  y tratar de poner al día a la historia regional y local  (la cual la he trabajado en los últimos años) partiendo de lo cotidiano y particular con una visión transcisciplinaria, llamándola tentativamente “neo – micro historia ” no atada a las leyes  inexorables, ni a la idea de progreso, ni al apego absoluto a  la objetividad, ni a un método único, de la historia con “H” mayúscula. En definitiva inscribirse  en la ciencia nueva de la historia,  a la historia compleja.

            Como ya se dijo, la historia en la modernidad  luchó por su puesto en las ciencias, esto  la llevó a seguir los pasos de la investigación  científica de las ciencias naturales. En los actuales momentos cuando la ciencia entra en crisis a la primera que le adelantan su fin  es a la historia, pero no ahora con Francis Fukuyama sino desde el mismo Hegel, quien consideraba a la historia simplemente pasado y presente, lo que ha sucedido y lo que sucede.

             No vemos el fin de la historia, sino que vemos el desgaste de las premisas que sustentaron a la historia como ciencia, introduciendo elementos ya existentes tales como: la incertidumbre, el azar, el caos, el evento.

 La conexión entre los conceptos de  historia  y ciencia  es un fenómeno bastante reciente. Sólo  con la Ilustración , durante el siglo XVIII, comenzó el proceso que llevó  a la unión  de ambos y dio origen a un vocablo compuesto, el  de “Ciencias Históricas”, para denotar un nuevo tipo de historia  muy diferente  a la practicada desde la Antigüedad. La historia, desde principios del siglo XIX, con la labor  de la escuela histórica alemana, quedó  constituida como una de las ciencias  humanas (Moradiellos, 1994; 1- 6).

Quizás  el peligro más grave, en la  utilización  del termino  historia   sea el de  su doble contenido, ya que: historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia  de este conocimiento. (Vilar, 1982; 17).

El concepto  de historia más generalizado y  elemental es aquel que dice: Historia es la ciencia  que se encarga del estudio de los hechos pasados y conociendo el pasado comprenderemos el presente y prevemos el futuro. Debemos descartar la pretensión ingenua de que la historia  permite pre-decir el futuro, en todo caso, y cuando puede la historia post-dice o retrodice el pasado (Moradiellos, 2001). Por definición, el pasado no existe y no puede ser confrontado ni abordado por ningún investigador. La historia “no permite la restitución del pasado porque el pasado mismo como idea es irrecuperable” (Serna y Pons, 2000: 178).

            La historia es una enmarañada sucesión de variaciones y manifestaciones semialeatorias  de las virtualidades del sapiens. Asimismo , la “estructura social ” no se opone  a las ideas de historia, siempre a condición  de que se establezca el papel  de la aleatoriedad en la estructura ( la auto - organización, la complejidad ) y el de la estructura en el  azar  - devenir -. (Morin, 1974 b).

Por tal motivo, la historia esta sujeta a los  accidentes, perturbaciones y, a veces, terribles destrucciones en masa de poblaciones o civilizaciones. La historia estaría conformada de ruidos y una sucesión ininterrumpida de crisis y caos (como neutral término antropológico). En tal sentido Historia sería: la memoria colectiva, como patrimonio hereditario, de los pueblos; pero, una historia de la periferia con una noción abierta, que implicaría caminos de búsqueda. (Morin, 1992).

El conocimiento de la historia, tiene por objetivos servirnos no sólo para reconocer las características al mismo  tiempo determinadas y aleatorias del destino humano, sino para abrirnos hacia la incertidumbre del futuro. (Morin,1999a). El desarrollo histórico de la sociedad está íntimamente relacionado con el desarrollo la  individualidad (Morin, 1974 b). Será el producto de antagonismos y de contradicciones.


 La humanidad ha tenido varios comienzos, ella no ha nacido una sola vez,  ha nacido muchas veces y esperamos un nuevo nacimiento. (Morin, 1974; b). En el primer momento de la historia humana, ésta no fue del orden sino del desorden. La historia fue concebida como una  sucesión de guerras, atentados, asesinatos, complots, batallas, marcadas por el ruido y la furia, por la corneta y el tambor por el ataque  y la retirada, por el motor y la bomba,  por el silbido y la explosión, cuando la muerte es la rutina y no se le teme porque se vive con ella.


A partir  del siglo XIX, cuando se descubren  determinismos infraestructurales, cuando se  buscan  las leyes de la historia, cuando los eventos  se  vuelven  epifesionales y, muy curiosamente, las ciencias antroposociales cuyo objeto  es sin embargo extremadamente aleatorios, se  esfuerzan por reducir el alea y el desorden , estableciendo, o creyendo establecer determinismos  económicos, demográficos,  sociológicos. (Morin, 1984). La historia de la naturaleza humana es una narrativa histórica tanto optimista – progresista como pesimista – regresivas. La historia de la condición humana (ésta radica sólo en los rasgos constantes de la vida cotidiana, ella abarca todo aquello que los seres humanos deben compartir; lo que nuestros abuelos compartieron y que compartirán nuestros nietos) no es propiamente una historia. Si uno cuenta una historia que intente acercarse a la naturaleza humana, no contará la historia de la propia condición humana, sino de la historicidad que se ha visto convencionada por la condición humana.

Es imposible tanto en el dominio del  conocimiento del mundo natural como en el del conocimiento del mundo histórico o social,  reducir nuestra visión, sea al orden , sea al desorden. Tomemos la concepción del idiota  shakesperiano ( la vida es un cuento  contado por un idiota lleno de ruido y de furia que no tiene significado ), vemos que, por el  contrario, la visión de una historia inteligente, es decir,  de una historia que obedece a leyes racionales,  sí que resulta idiota . Partiendo de la concepción morana o moriana de la historia, la tenemos que concebir como  vagabundeos , desviaciones, despilfarros, pérdidas, aniquilaciones, y no solamente riquezas, y no solamente vida, sino también saber, saber hacer, talentos, sabiduría. (Morin, 1984).

La historia humana está  conformada de ruido y furor que constituyen los factores evenenciales sin los que no puede existir  ésta, es decir,  modificación y evolución  de los  sistemas aparición de formas nuevas, enriquecimiento de la información (cultura). La(s) historia(s) con una vida después de la muerte siempre pueden ser recuperadas(s) de la frágil memoria colectiva. Es así como se convierte(n) en cultura. (Heller, 2000; 209

La identidad cultural está siempre construida e interpretativamente establecida sobre mitos y normativas históricas (Heller, 1991; 9). Pero si se intenta definir “cultura”, inmediatamente nos damos cuenta de que esa definición es totalmente vacía y por lo tanto, insignificante para la búsqueda del conocimiento verdadero, o bien incapaz de ser consistentemente aplicada en esa búsqueda. Puede darse una definición nominal; y tal definición cumpliría una adecuada función orientativa, pero no tendría valor cognoscitivo y no contribuiría a nuestro conocimiento.

La palabra cultura es un verdadero camaleón conceptual, puede significar todo lo que no siendo naturalmente innato debe ser aprendido y adquirido;  puede significar los usos, valores, creencias de una  etnia o de una nación; puede significar todo lo que aportan  las humanidades, la literatura, el  arte, la filosofía. El hombre es un ser plenamente biológico, pero si no dispone plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango.  En definitiva, la cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta normas  y principios de adquisición. (Morin, 1999 b).

La historia de la cultura se ha asentado en  la barbarie más atroz. Escándalo
Sistemático que no menos sistemáticamente olvidan los empalagosos admiradores de las grandes  civilizaciones  (Morin, 1974 b) y del héroe (recordemos que Carlyde – 1795 .1881- sostuvo que el avance de las civilizaciones se debe a la actividad de los héroes) . Esta barbarie la  encontramos desde la historia planetaria hasta la historia  de una pequeña localidad. Porque dicha historia ha demostrado que : “ la  cultura del señor existe a costa de la  incultura del esclavo ” (Morin,1974 a ) y podemos agregar que la cultura del patrón existe a costa  de la incultura del obrero; la cultura de la clase dominante existe a costa de la incultura del pueblo; en conclusión,  es cuestión de minorías: ¡ saber es poder !.

De esta ciencia histórica moderna conocida hasta hoy analizaremos: las leyes históricas, la idea o el  mito del progreso y el fin de la historia:

 Las leyes históricas: desde el siglo  XIX, los historiadores habían emprendido el estudio de las leyes históricas de acuerdo con el espíritu del positivismo, según el cual la comprobación de hechos era solamente la primera etapa de un proceso  cuya segunda etapa era el descubrimiento de leyes  generales. (Collingwood, 1990 ). Pero, no solamente los positivistas se empeñaron en buscarle leyes a la historia, también lo hicieron los marxistas, ellos establecieron que el curso de la historia está dominado por leyes generales internas. (Fleischer, 1969).

El pensamiento filosófico monológico se base en la firme convicción de que hay algo completamente objetivo “ahí afuera” (por ejemplo, las leyes sociohistóricas) y que la mente podrá comprender sólo si se inventan las teorías adecuadas y se aplican los métodos adecuados (Heller, 2000).

No existen  tales leyes históricas, sino  una caótica, aleatoria e incierta entre determinaciones y fuerzas desordenadas, y un juego a menudo rotativo entre lo económico, lo sociológico, lo técnico, lo  mitológico, lo imaginario. (Morin, 1999 a ), como un diálogo constructivo y deconsttructivo.

Reiteramos, no hay leyes histórica; por el contrario, todos los esfuerzos por congelar la historia humana, eliminar sus acontecimientos  y accidentes, hacer que soporte el yugo de  un determinismo económico – social y/o  hacer que obedezca a un ascenso teledirigido han fracasado. (Morin, 1999 a).

Toda pretensión de promulgar leyes de la sociedad o de la historia ha sido y sigue siendo la mascara “científica” del mito doctrinario. Toda pretensión de monopolizar la ciencia social mediante la pseudo posesión  de las pseudo-leyes de la historia no sólo es  ipso facto acientífica, sino   anticientífico. Pues toda pretensión  de monopolizar la  cientificidad, mediante el determinismo o cualquier otro principio se convierte en anticientífica. (Morin, 1984). Lukács nos decía que: “En la ciencia obran sobre nosotros los contenidos, en el arte las formas; la ciencia nos ofrece hechos y sus conexiones, el arte almas y destinos (1975; 17).

El  progreso: El gran mito  de los científicos  era creer que con el progreso (orgullo de las ciencias y las artes) también  se perfeccionarían la moral y las costumbres. Ese progreso sería indetenible y sin tropiezos, los biólogos ( a partir de Charles Darwin-1809 - 1882 ) y los historiadores ( en nuestro caso ) le enseñaban al mundo que había una progresión de las cosas organizadas. (Morin, 1994). Ya no existe el progreso prometido, no es una adquisición para siempre.

            Nuestro futuro no está teledirigido por el progreso histórico. Las fallas  de la predicción  futurológica, los innumerables fracasos de la predicción económica ( a pesar de  y a causa de su sofisticación  matemática ), el hundimiento del progreso garantizado, la crisis del futuro, la crisis presente, introdujeron en todos los dominios la lombriz de la incertidumbre. (Morin, 1999 a). Cuando  se  habla del abandono del “ progreso garantizado ”, no es el abandono del progreso en sí, sino el reconocimiento de su carácter  incierto y frágil , inmerso en la complejidad del mundo histórico - social.

            El fin de la historia: cuando  en la historia o cualquier ciencia se establecen objetivos definidos o metas,  al acercarse a éstos inmediatamente pensamos en su  fin. Hemos vivido habitados, por la idea de que íbamos a culminar la historia,  que la ciencia había adquirido lo esencial de sus principios y sus resultados, que la razón estaba finalmente  a punto. (Morin, 1994).

La crisis de los actuales momentos solamente nos está demostrando  que estamos llegando a la culminación o final de un cierto tiempo y como lo ha demostrado el desarrollo histórico de la humanidad estaremos al comienzo de tiempos nuevos. La realidad nos ha demostrado que al progreso alcanzado hasta ahora hay que ponerle   límites, porque  si el hombre sigue  su marcha sin control vamos a la  autodestrucción.

            La historia nueva formará  parte de una nueva concepción de ciencia de la complejidad humana, ya que se ha convertido en una ciencia poliscópica y tiende a convertirse también  en una  ciencia multidimensional, como lo que es ya la geografía que va de las geologías a los fenómenos económicas y sociales. La historia tiende a convertirse en una nueva ciencia multidimensional, que integra en su seno las dimensiones económicas, antropológicas (el conjunto de  las costumbres, hábitos, ritos sobre la vida y la muerte) y vuelve a integrar el acontecimiento. (Morin, 1999a).

            La historia nueva no obedece a procesos  deterministas, no está sometida a una lógica técnico - económica ineluctable y no establecerá leyes generales. Ya que la naturaleza humana no se opone a la historia del hombre y viceversa. Puesto que los hombres son tan diferentes en el espacio y en el tiempo y se  transforman según las sociedades en  las que  se hallan inmersos, debe admitirse que la  naturaleza humana no es más que una  materia prima maleable a la que sólo pueden dar forma la cultura o la historia. (Morin, 1974 a).

En  el desarrollo de la historia del hombre se han sucedido “ sacrificios animales y sacrificios humanos  han derramado torrentes de sangre para salvar a los humanos de la carestía, la sequía, las inundaciones, la derrota, la incertidumbre, la infelicidad, la muerte y, lejos de haber decaído, la magia del sacrificio  se han perpetuado en formas patriotas, políticas o ideológicas ”. (Morin, 1988; 180). En el umbral del siglo XXI  hemos visto  reaparecer en la  Europa Occidental desarrollada, prácticas políticas (neonazis) de las décadas de los  años 30 y 40, inclusive  de racismo y de guerras étnicas y/o  religiosas (en la Europa excomunista) o aquellos que llegan a creer  que son la re-encarnación  de un héroe - mito de siglos anteriores.

Hemos entrado en la era  planetaria en la cual todas las culturas, todas las civilizaciones están en interconexiones permanentes. Indica al mismo tiempo, que, a pesar de las  interconexiones estamos en una barbarie total en las relaciones entre razas, entre cultura, entre  etnias, entre potencias, entre naciones, entre superpotencias. Estamos  en la edad de hierro planetaria  y nadie sabe si saldremos de ella. La  coincidencia entre la idea de edad de hierro planetaria y la idea de que estamos en la  pre-historia del espíritu humano, en la era bárbara de las ideas, no es fortuita. La  idea de que estamos  en la pre-historia del espíritu humano es una idea muy optimista, nos permite abrir  el porvenir  siempre a condición  de  que la humanidad disponga de un futuro.  En adelante, la humanidad y el planeta pueden revelarse en su unidad, no sólo física  y biosfera, sino también histórica: la de la  era planetaria. (Morin, 1993 y 1994).

La incertidumbre histórica está vinculada  con el  carácter intrínsecamente caótico de la historia  humana. Formidables regresiones de las civilizaciones y de las economías sucedieron a progresos temporarios. La historia está y estará sometida a los  accidentes, perturbaciones y, a veces,  a terribles  destrucciones masivas de poblaciones y civilizaciones. Existirán acontecimientos o accidentes que pueden desviar  o hacer que las  naciones o la humanidad tomen rumbos no pensados. El curso que toma la historia de la  era  planetaria se evadió de la órbita del tiempo reiterativo de las civilizaciones tradicionales para entrar, no en la vía  segura  del progreso sino en una incertidumbre insondable. (Morin, 1999 a).

Hasta ahora, el evento había sido expulsado  de la historia ya que se obedecía a lógicas  sistemáticas o estructurales. Con el hombre, la evolución va a transformarse en historia. Esto significa no sólo  que la evolución va a dejar de ser física para hacerse psico  - sociocultural, sino que  los eventos van a multiplicarse y  que  su función va a  intervenir de manera nueva en el seno  de  los sistemas. (Morin, 1984). La historia  ha sido y  será  “una cascada de secuencias  evenenciales”. De acuerdo a Vattimo (1996) el evento mismo no es sino el darse del ser en la historia, pero la historia como transmisión de mensajes.

           La vida y la muerte de las etnias, naciones,  imperios, escapan de la ley estadística. De ahí  el papel crucial del evento en la historia: mientras que la supervivencia de una especie no depende de uno o varios combates dudosos, la suerte de una sociedad puede depender de algunos eventos felices o desgraciados, particularmente de las guerras, cuyo desarrollo y desenlace siempre dependen, salvo en el  caso de una  desigualdad aplastante en la relación de fuerzas, de algo aleatorio. (Morin, 1984).

         La naturaleza de los sistemas sociales son aptos  para incorporar en el seno de su capital generativo o informativo (la cultura en el  sentido antropológico del término) elementos  adquiridos en el curso de la experiencia fenoménica y de su memoria histórica como patrimonio hereditario.  Esto quiere decir que, los eventos de todos  los órdenes , desde  la invención técnica, el descubrimiento científico, el encuentro de dos civilizaciones, hasta la decisión  de un tirano o de un demócrata con abrumadora mayoría y de alto índice de popularidad,  pueden desempeñar un papel modificador en  el seno del propio sistema social, hacia una evolución o involución.  Para Hollingsworth (1983), lo necesario es describir de una manera coherente los eventos pasados, usando a la población como su medida y a los cambios de población su medida y a los cambios de población como si fueran eventos de mayor interés que deben ser explicados por otros factores.

            Desde el momento en que la historia se impone como una dimensión constitutiva permanente de la  humanidad, se impone al mismo tiempo como nueva  ciencia cardinal. Es la ciencia más apta para  captar la dialéctica del sistema y del evento, en sus primeros tiempos, la historia fue ante  todo una descripción de las cascadas evenenciales e intentó interpretarlo todo en función del evento. Posteriormente, en el seno del  siglo pasado, y sobre todo en la actualidad, la historia “evenencial” fue rechazada y refutada progresivamente en provecho de una  evolución sistemática que se esfuerza por  determinar las dimensiones autogeneradoras en el seno de las sociedades. Se puede advertir que si se lleva al extremo, semejante tendencia se corre el riesgo de autodestruirse la propia historia al destruir el  evento. (Morin, 1984). Si el evento ya no es más que un  elemento necesario en el seno de un proceso autogenerado, la historia cae en el hegelianismo, es  decir, en la reducción de lo histórico a lo lógico, mientras que lo lógico se dibuja, se esboza, se fragmenta, muere, renace en lo histórico. Para  la historia comprensiva, el ruido y el furor desempeñan un papel organizacional, no  porque el ruido sea la más cara de una  información oculta, sino porque contribuye a constituir y modificar el desarrollo histórico.

            El gran problema antropológico – histórico, consiste en concebir la historia como una combinación entre procesos autogenerativos y  procesos heterogenerativos,  a cuya evolución contribuyen el ruido, el evento, el accidente,  de manera  decisiva.

            Se plantea que  la existencia de un proceso autogenerativo  es suponer que los sistemas sociales se desarrollan por sí mismos, no  sólo según mecanismos de “ crecimiento ”, sino  también  antagónicos internos o contradictorios;  que van  a desempeñar un papel motor  en el desarrollo, provocando “ catástrofes ” más  o menos controladas (conflictos sociales, lucha de clases, crisis ) , es decir, los sistemas sociales, al menos los sistemas sociales complejos, serían generadores de eventos . Estos procesos autogenerativos estarían a medio camino entre el desarrollo embriogenético (donde las catástrofes son provocadas y controladas - programadas -)  y los desarrollos accidentales abandonados a los encuentros entre sistemas y eventos – mutaciones -. (Morin, 1984).

            La gran mayoría de los historiadores,  sociólogos e investigadores de las ciencias humanas, todavía fieles a la ciencia tradicional – de la Modernidad – se niegan aún a aceptar el evento,  lo aleatorio y la incertidumbre. La etnología y la sociología rechazan, cada una por su lado al evento, y la historia se  esfuerza por exorcizar el evento. Todavía  asistimos hoy a los efectos de una tentativa profunda y múltiple de rechazar el evento fuera de las ciencias humanas con el fin de  ganar la patente de cientificidad. Ahora bien, la verdadera ciencia moderna sólo podrá  comenzar con  el reconocimiento del evento.

Algunas concepciones científicas  mantienen su vitalidad porque se niegan al en cierro disciplinario. Esto sucedió con la historia de la escuela de los Annales (aunque sus fundadores y sus discípulos no aceptan ser conocidos como escuela)  que ahora tiene honores  después de haber ocupado un sitio marginal en la  universidad  francesa. La historia de los Annales se constituyó en y por el  hecho de salir del encierro;  produjo una modificación profunda de la perspectiva económica y sociológica en la historia; luego, una segunda generación de historiadores integró profundamente una perspectiva antropológica, como se puede observar en los trabajos de  Duby y Le Goff sobre la Edad Media. La  historia, fecundada  de este modo, no puede ser más considerada como una disciplina strictu sensu, es una ciencia histórica  multifocalizada, pluridimensional, en la que las  dimensiones de otras ciencias humanas están  presentes y en la que  la perspectiva global, lejos  de haber sido expulsada por la multiplicidad de perspectivas particularidades, es requerida por éstas.

 La historia, aunque  por un  tiempo estuvo vaciada de la noción  de acontecimiento, de azar y de  “grandes hombres”, se enriqueció profundamente. Así sucedió, por  ejemplo en Francia con la tendencia de la  escuela de los Annales cuya virtud no fue , como ella lo creyó, deshacerse del acontecimiento y de lo contingente, sino volverse multidimensional al integrar el substrato económico  y técnico, la vida cotidiana, las creencias y ritos, las actitudes ante la vida y la  muerte. (Morin,1999 a). Nietzsche reconocía el azar y lo aleatorio: “yo – dice Zaratustra - , he redimido a las cosas de la servidumbre de la finalidad” (1959; “antes de salir el sol”). Foucault rechaza el determinismo mecanicista y en su lugar privilegia el azar: “Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino, ni a una mecánica, sino al azar de la lucha”. (1978; 20)

            La historia está actualmente muy próxima a la relación sistema – evento. El primer momento decisivo fue aquel en que la  historia anti – evenencial, detentando las “ capas profundas de la historia ”,  descubrió el sistema  (Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel ) y la homeostasis  ( Le Roy Ladurie ). El segundo momento ha comenzado: es el  redescubrimiento del evento en la relación  con el sistema (Baechler, Le Roy Ledurie ).

Los historiadores de los annales, modifican el concepto de tiempo, que ya no es considerado como un movimiento unidimensional del pasado y futuro, no existe ya un solo tiempo, sino tiempos muy diversos, por ejemplo, en las obras de Le Goff (“El tiempo de la iglesia y el tiempo del comerciante en la Edad Media”) y Braudel (“El Mediterráneo y el mundo mediterraneo  en la época de Felipe II”) encontramos un tiempo estacionario (como espacio geográfico), el tiempo lento de las estructuras sociales y económicas y el tiempo rápido de los acontecimientos políticos (eventos). Junto con el concepto del tiempo se pierde también la confianza en el Progreso y, con ella, la fe en la primacía de la moderna cultura occidental en la historia.

Michel Foucault (1978), encuentra líneas históricas con ritmos de desarrollo desigual: una acelerada de la política, otra de las ideas científicas, otra de las reflexiones filosóficas y otra de la civilización material.

La neomicrohistoria volverá su vista al microrrelato, a la cotidianidad, al hombre común. La vida cotidiana en sí misma no es “alguna cosa” sino la experiencia vital moderna y compartida en la que se basa nuestra intersubjetiva condición del mundo. En la vida cotidiana  absorbemos ciertos valores, normas y visiones realizamos ciertas prácticas y acciones, adquirimos conocimientos (Heller, 2000 59-66).

Cuando hablamos de experiencias vitales, no es solamente actos, acontecimientos  y sucesos; sino también del marco general de significados, visiones del mundo, instituciones de significación (religiosos, culturales, militares y otras) que guían, sintetizan y ordenan el proceso mismo de la experiencia. Las instituciones establecen su propia serie de normas y reglas de comunicación, acción y procedimiento. Para Adorno es “... contextura interhumana en la  cual todos dependen de todos, en la cual  el todo subsiste gracias a la unidad de las funciones asumidas por los copartícipes, a cada uno de los cuales, por principio, se le asigna una función; y donde todos los individuos, a su vez son destinados en gran medida por la pertenencia al contexto de su totalidad” (1971; 23)

El sujeto de la esfera de la institución es el sujeto especializado. Uno puede entrar en una institución (aparte de la familia) sólo mediante la especialización. (Heller, 2000 p. 70-71). El sujeto de la vida cotidiana en la persona humana. El sujeto ha de saber como hacer las cosas (como por ejemplo: su relación con los vecinos, tomar el transporte colectivo, preparar la comida diaria y otras cosas más), así como también hacerlas ocasional y continuamente. La vida cotidiana exige la movilización de muchas habilidades humanas. Pero no requiere un externo refinamiento de ninguna de ellas, ni tampoco requiere que desarrollemos nuestros dones y los convirtamos en talentos. Las actividades cotidianas pueden realizarse espontáneamente después de haberlas aprendido y no necesitan que se les preste mucha atención (Heller, 2000 p. 69). La historia de la cotidianidad “...derrumba las construcciones formales y corta transversalmente a la instituciones, los grupos y las clases para llegar a tocar el plano común, microsociológico en apariencia de la cotidianidad, por el cual todos los seres humanos son seres humanos...” (Ferraroti, 1991; 25).

La condición humana radica sólo en los rasgos constantes de la vida cotidiana (la conducta humana radica en la vida cotidiana). La condición humana abarca todo aquello que los seres humanos deben compartir, lo que nuestros abuelos compartieron y lo que compartirán nuestros nietos.

La historia de la naturaleza humana, es una ampliamente designada narrativa histórica tanto en sus versiones optimista – progresista como en sus versiones pesimistas – regresivas.

La historia de la condición humana no es propiamente una historia. si uno cuenta una historia que intente acercarse a la de la naturaleza humana, no contará la historia de la propia condición humana, sino la de la historicidad que se ha visto condenada por la condición humana.

  En  los últimos congresos de Historia  Regional y Local realizados en Venezuela, así  como en las revistas especializadas  a escala nacional, están abriendo espacio a las investigaciones dirigidas a la vida cotidiana, aquella que vive con nosotros y que son tan  comunes y rutinarias que pasan desapercibidas por la gran mayoría de la sociedad;  así  se han desarrollado trabajos sobre los mabiles,  las bodegas, los locos del pueblo entre otros.

La vida cotidiana está  conformada por seres singulares, enraizados en su contexto, caminando en su tiempo. Es una vida en la que cada uno juega varios roles sociales en distintas circunstancias, cada ser tiene una multiplicidad de identidades y de personalidades, un mundo de fantasmas, y  de sueños que nos acompañan. Cada uno de nosotros conoce muy poco de sí mismo;  conocemos una apariencia de  nosotros, debemos  hasta engañarnos, autoengañarnos. En definitiva, hay un tiempo que no vuelve  nunca, que no se repite, que es el vivencial y existencial y nunca se vive dos veces. Ni en la historia social ni en la historia personal.
Estimados Consocios:

La neomicrohistoria, que estoy tratando de desarrollar, necesitará  irremediablemente de un nuevo paradigma epistémico, ya que ella no puede funcionar bajo  los parámetros de la lógica formal de la modernidad, recordemos a García Márquez (1990)  cuando expresaba que muchas cosas que hoy son verdad no lo serán mañana, quizás  la lógica formal quede degradada  a un  método escolar para que los niños entiendan como era la antigua y abolida costumbre de  equivocarse. Estamos presenciando los estertores de la ciencia histórica moderna (determinista, lineal y homogénea). La neomicrohistoria viene a ser una conciencia de la  discontinuidad, de la no-linealidad, de la diferencia y de la necesidad del diálogo (como diría Martínez M, 2004) y la negación de los saberes  entre el objeto y el sujeto. En la neomicrohistoria estará presente lo fragmentario, las migajas, lo cotidiano, las representaciones; haciendo  énfasis en la subjetividad y en la experiencia estética del hombre común, en donde el observador se involucra en su objeto y en su sujeto.  La neomicrohistoria  permitirá cinco  saberes como los cinco sentidos  que permitirán analizar subjetivamente al sujeto - objeto con la  mayor libertad creadora; cada cual le dará  vida  y color a sus saberes. Neomicrohistoria,  es la libertad de decir lo que se desarrolla en el discurso subterráneo sin las ataduras de la academia moderna.

La neomicrohistoria será la hija de la historia regional y local o parroquial, la cual da preeminencia a lo local; como bien lo expresa Geertz (1983) que todo conocimiento es  siempre ineluctablemente  local. El problema de la historia regional y local es que aún se mantiene  atada a la  Modernidad. La neomicrohistoria nos debe llevar a una transformación fundamental en nuestro modo de pensar, de nuestro modo de vernos, de  nuestro modo de ver los saberes, de nuestro modo de valorar y hacer la historia.
Señoras y señores muchas gracias.

BIBLIOGRAFIA
-          Adorno, Theodor (1971). La sociedad. Percepciones de sociología. Buenos Aires. Editorial Proteo.
-          Cardoso, Ciro F.S (1985). Introducción al trabajo de la investigación histórica. 3ra edición. Barcelona. Crítica, grupo editorial Grijalbo.
-          Collingwood, R. G (1990). La idea de historia. México. Fondo de cultura económica.
-          Ferraroti, Franco (1991). La historia y lo cotidiano. Barcelona. Ediciones Península.
-          Fleischer, Helmut (1969) Marxismo e historia. Caracas. Monte Ávila editores.
-          Foucault, Michel (1978). Microfísica del poder. Madrid. Editorial la Piqueta.
-          García Márquez, Gabriel (1990). Prefacio para un nuevo milenio. Caracas. Diario El Nacional A-6. 21/02/90.
-          Geettz, Clifford (1983). La interpretación de la cultura. Barcelona. Gedisa.
-          Heller, Ágnes (2000). Historia y futuro ¿sobrevivirá la modernidad?. Barcelona. Ediciones Península
-          Hollingsworth, T. H. (1963). Demografía histórica. Cómo utilizar las fuentes de la historia para construirla. México. Fondo de cultura económica.
-          Lukács, George (1975). El alma y las formas. Y la teoría de la novela. Barcelona. Ediciones Grijalbo.
-     Martínez, Miguel (2004) Necesidad de un nuevo paradigma epistémico. Caracas.            
       Universidad Simón Bolívar.
-          Moradiellos, Enrique (1994). El oficio del historiador. Madrid. Siglo XXI Editores.
_    __________________ (2001). Las caras de clío. Una introducción a la historia.                       Madrid. Siglo Veintiuno.
-          Morin, Edgar (1974 a). El hombre y la muerte. Barcelona. Editorial Kairós.
-          ____________ (1974 b) El paradigma perdido; el paraíso olvidado. Barcelona. Editorial Kairós.
-          ____________ (1983). El método II. La vida de la vida. Madrid. Editorial Cátedra.
-          ____________ (1984). Ciencia con conciencia. Barcelona. Editorial Anthopos.
-          ____________ (1988). El método III. El conocimiento del conocimiento. Madrid. Editorial Cátedra.
-          ____________ (1992). El método IV. Las ideas. Madrid. Editorial Cátedra.
-          ____________ (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona. Editorial Gedisa.
-          ____________ (1995). Sociología. Madrid. Editorial Tecnos.
-          ____________ (1999 a). La cabeza bien puesta: repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión.
-          ____________ (1999 b). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. París. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la cultura. (UNESCO).
-          Nietzsche, Federico (1959). Así habló zaratustra. 3ra edición. Traductor: Eduardo Ovejero. Obras completas, tomo XV. Buenos Aires. Aguilar Editores.
-          Serna Justo y Anaclet Pons (2000). Como se escribe la microhistoria. Madrid. Frónesis-Cátedra.
-          Vattimo, Gianni (1996). Introduzione a Nietzasche. Bari. Editorial Laterza.
-          Vilar, Pierre (1982). Iniciación al vocabulario del análisis histórico. 4ta edición. Barcelona.
-          White, Hayden (1992). Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. Buenos Aires. Fondo de cultura económica.