SEGUNDA BATALLA DE CARABOBO
Por. Luis Rafael García Jiménez.
La
historiografía tradicional venezolana, en su mayoría, ha dado a entender que con la 2da. Batalla de
Carabobo (la primera fue el 28 de mayo
de 1814) se selló definitivamente la independencia del actual territorio de
Venezuela, que no hubo más enfrentamientos bélicos, pero después de
Carabobo (1821) y de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo (1823) fue
necesario entablar cincuenta y cuatro
combates terrestres y navales, para librar definitivamente nuestro actual
territorio del imperio español, estos enfrentamientos bélicos vistos desde la
óptica militar son considerados como complementarios, pero necesarios e
indispensables para consolidar la independencia política.
Es más, en
el mismo territorio del actual Carabobo, después de la 2da. Batalla de Carabobo, se realizaron diez
enfrentamientos bélicos concluyendo en 1823 con el Sitio y Toma de Puerto
Cabello, por el general Páez. Ganar una batalla no significa ganar la guerra.
Todo esto significa que con la Batalla de Carabobo no se acabó definitivamente
con los seguidores de la monarquía con las armas en las manos, ni menos con las
ideas, ya que éstas se mantuvieron hasta finales de ese siglo.
Otro aspecto
que llama la atención es aquel que da a entender la historiografía tradicional:
que el ejército republicano estaba en desventaja con el ejército monárquico,
tanto a nivel de formación militar, experiencia y tecnología, así como
numéricamente. Y, que a pesar de esas
desventajas los republicanos triunfaron épicamente en un arrojo descomunal de
heroísmo. Eso es totalmente falso.
La Batalla
de Carabobo fue el producto de la Campaña del Centro, planificada con
profesionalismo, idoneidad y un alto nivel técnico, inclusive el Libertador
engañó a los monárquicos quienes pensaron que la batalla definitiva se
realizaría en Caracas. Las fuerzas republicanas con una experiencia de once
años de lucha, donde las victorias las derrotas
sirvieron de academia formativa del soldado con voluntad y el ideal de libertad
y de igualdad. Ambas fuerzas contaban con un armamento que estaba al día con la
tecnología militar, y las tácticas militares estaban acordes
con el avance de la época; ejemplo de ese nivel técnico y tecnológico lo
tenemos en el Batallón Rifles.
Sencillamente en la Batalla de Carabobo, lucharon profesionales, idóneos y
capaces, seguros de sí mismo, dejando de lado el hecho heroico, porque tanto el
cobarde como el héroe son hijos del miedo. La batalla fue el fruto de hombres
que hicieron su trabajo, eran hombres tan normales y mortales que hasta el
General Páez sufrió uno de sus ataques epilépticos.
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