domingo, 17 de abril de 2016

El 19 DE ABRIL

Por. Luis Rafael García Jiménez.


La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. El último acto de Lealtad y Obediencia a la Monarquía Española


Los hechos que voy a exponerles están enmarcados en un pasado y de ese pasado solo extraemos fragmentos. Y cada historiador, de acuerdo a sus paradigmas, le dará su explicación. Los intelectuales y los académicos están claros que vivimos una crisis global de paradigmas, ya los referentes teóricos del pasado no logran explican las nuevas realidades pero siguen aferrados a su vieja manera de pensar tanto los positivistas como los marxistas, permanecen atados a la razón de la modernidad, a la razón de su pasado.
En un país como el nuestro en donde todos se creen conocedores de la historia, pero ese imaginario colectivo está girando solamente en el período comprendido entre 1810 a 1821, es decir, 11 años; y los más preocupados llegan a 1830. Cuando vemos que la historia indígena abarca más de 14.000 años, que la colonia perduró por 300 años y que la vida republicana lleva 182 años. Enfocarnos en esos 11 años nos lleva a cometer errores en señalar qué se conmemora hoy. Caer en el presentismo y buscar en aquel pasado soluciones a problemas actuales es muy común: Aunque el viejo Marx se encargó de decir lo contrario, algunos dicen que Bolívar era socialista. Cuando me preguntan sobre si Bolívar era socialista yo le digo que sí y que Páez era magallanero. Cada generación escribirá o re-escribirá la historia y su historia. Más aún la historia la escriben los vencederos convertidos en clase dominante.
No voy  hablar de la versión anecdótica de aquel 19 de abril, no les voy hablar de lo que me decían mis maestras de primaria y mis profesores de historia de bachillerato. Ya que ellos pensando que los libros de textos decían la verdad lo repetían y hacían que nosotros repitiéremos que el 19 de abril fue el primer paso de la independencia, que fue el inicio de la emancipación o que fue una revolución. Entonces podemos preguntarnos lo de Chirinos, Miranda, Gual y España para mencionar los más emblemáticos ¿fue un mal paso o un mal inicio, mal visto por los blancos criollos o mantuanos?
El 19 de abril de 1810 fue el último acto de lealtad, sumisión y obediencia del grupo social que ostentaba el poder económico, social, cultural y el político a través del Cabildo. Con la creación de la Junta Conservadora de los Derechos de Don Fernando VII en lo menos que pensaron aquellos señores fue en independencia.
Vamos a irnos a España para comenzar a hilar el hecho histórico. A finales del siglo XVIII y principios del XIX en Europa van a coexistir dos hegemonías: la francesa en el continente impuesta por Napoleón Bonaparte y la marítima y colonial detentada por los ingleses. Lo cual los llevó a un prolongado estado de guerra entre Inglaterra dueña de los mares y una Francia dueña del territorio continental europeo (Ubieto y et al, 1969). Ese período de confrontación lo podemos ubicar entre 1795 y 1815. Este enfrentamiento, aunado al bloqueo comercial de Napoleón a Inglaterra, llevará a una disminuida España a entrar en el conflicto.  Quedando demostrado, hasta hoy que las grandes potencias buscan siempre, para dirimir la pugna de sus hegemonías, el territorio de países más débiles, ajenos esencialmente al conflicto, pero implicables en él por razón de su situación geográfica y de las condiciones de su política interior. (Ubieto, et al, 1969).
España se encontraba en una crisis interna; por un lado, Carlos IV era un inepto e incapaz, en la práctica quien gobernaba era su Ministro Manuel Godoy (paradójicamente llamado el “príncipe de la paz”) y, por el otro lado, el pueblo que no miraba con buenos ojos las relaciones sentimentales de la Reina María Luisa con el Ministro Godoy. En su lucha contra Inglaterra Napoleón busca alianza con España para invadir a Portugal, ya que ésta mantenía relaciones comerciales con los ingleses a pesar del bloqueo comercial. Esta situación motivó a  Bonaparte convencer a  Godoy a firman el Tratado de Fontainebleau el 27 de abril de 1807, de acuerdo al cual España y Francia se repartirían el territorio portugués, pero debía permitirse la entrada de tropas francesas a territorio español, para lograr su objetivo. Ya las tropas francesas se encontraban en el país vasco. Godoy, abrumado por la realidad de una invasión y por una nota de Napoleón reclamando: la apertura comercial de la América española a los buques franceses. Además del país vasco, a comienzos de 1808 ya las tropas francesas estaban en Valladolid y en Burgos. Godoy propone la marcha de la familia real a Andalucía, permitiendo así la organización, desde el Sur, de la resistencia o trasladarse a América como lo había hecho el Rey de Portugal Juan VI (casado con una hija de los reyes españoles). 
El 17 de marzo, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los monarcas, los partidarios del príncipe Fernando se conglomeraron frente al palacio real y asaltaron la casa de Godoy, el cual será hecho prisionero dos días después. El motín de Aranjuez se prolongó por dos días, estos acontecimientos llevarán al Rey a tomar la decisión de ceder el trono a su hijo el 19 de marzo. El 2 de mayo se da el levantamiento de Madrid siendo reprimida violentamente por Joaquín Murat. Entre el 5 y el 6 de mayo en la ciudad francesa de Bayona se llevaron a cabo una serie de renuncias sucesivas: el rey Fernando VII devuelve la corana a su padre Carlos IV y éste lo hace a favor de Napoleón Bonaparte y el Emperador la concede a su hermano José I (hasta entonces rey de Nápoles) quien gobernará a España a partir del 7 de julio de 1808 hasta junio de 1813.
España iniciará, de acuerdo a los historiadores españoles (Ubiedo y et al, 1969), la guerra de la independencia la cual culminará en 1814 con el retorno de Fernando VII. Otras naciones europeas harán lo mismo como Rusia en 1812 y la Alemana en 1813. El significado histórico de las tres guerras de independencia antes citadas, consiste esencialmente en el hecho de ser desarrolladas por el pueblo. Como se puede observar la guerra por la independencia en España coincide con las denominadas primeras y segundas repúblicas en Venezuela, esto demuestra el carácter  de guerra civil que tuvo nuestra guerra nacional. Hasta la llegada de Morillo a Margarita el 17 de abril de 1815 con tropas españolas a partir de esa fecha comenzamos a luchar con un verdadero ejército profesional.
En las provincias españolas se formaron espontáneamente Juntas Autónomas de Gobierno que rechazaron a José I, conocido por el pueblo como “pepe botella” y juraron fidelidad a Fernando VII, a la vez que organizaban la resistencia militar contra las fuerzas francesas aliándose con los ingleses. Se formará una junta central denominada Junta Suprema Gubernativa, establecida en Sevilla, representada por delegados de las juntas locales que gobernará todo el territorio español no dominado por los franceses.
Los acontecimientos suscitados en la Metrópolis no tardarán de llegar al continente americano. En el Virreinato de la Nueva España (México) se enterarán a partir del 9 de junio de 1808; de inmediato el pueblo dirigido por sus autoridades manifestará su apoyo a Fernando VII. En el Virreinato del Río de la Plata, las noticias llegarán en julio, el ayuntamiento de Buenos Aires y el resto de las ciudades que conforman el virreinato, propusieron el rechazo a Napoleón y que se gobernará en nombre de Fernando VII, jurando lealtad al monarca el 21 de agosto. En el Virreinato del Perú, las noticias llegaron los primeros días del mes de octubre y el 13 juraron fidelidad a Fernando VII. En el Virreinato de Santa Fe de Bogotá, las noticias llegarán por Cartagena el 6 de agosto de 1808. Y el 11 de septiembre se llevó a cabo la ceremonia de juramentación de lealtad al rey Frenando VII. (Almarza, Ángel y Rosangel Vargas, 2010).
Mac Kinley (1993) expresa que Caracas, a fines del siglo XVIII, era una sociedad bien equilibrada y relativamente tranquila. El factor desestabilizador fundamental que condujo a la eventual destrucción de la sociedad colonial y la determinó fue la confusión política que surgió con el colapso de la autoridad tradicional de España en 1808.
El 14 de julio de 1808, dos meses después de los sucesos españoles, llegó a La Guaira el bergantín francés Serpent, capitaneado por Paul de Lamanon, subió a Caracas el siguiente día al mediodía para entrevistarse con el Gobernador y Capitán (interino) Juan de Casas, el francés traería documentación del Consejo de Indias, desde Madrid, donde le comunicaba el ascenso de José I. El Gobernador no dio muestras de estar en desacuerdo.
Cuando se difundió en población caraqueña  la noticia, estalló la protesta. Diego Jalón y José Félix Ribas tuvieron un altercado con uno de los militares franceses; se formó una manifestación espontanea que recorrió las calles vitoreando a Fernando VII como legítimo rey de España y gritando contra Napoleón y los franceses. Cuando se desarrollaban estos acontecimientos de lealtad, arribó a La Guaira la fragata Acasta, buque de guerra inglés, su capitán Beaver subió a Caracas de inmediato; traía noticias del levantamiento de los españoles contra los franceses y de la formación de la Juntas en la Metrópolis. La presencia de los ingleses reforzó la decisión caraqueña en favor de Fernando VII. A partir de estos acontecimientos el Cabildo de Caracas, conformado por mantuanos, comienzan a anidar la idea de conformar una Junta similar a las españolas, pero siguiendo los lineamientos políticos de la Junta de Sevilla y presidida por el Gobernador y Capitán General, hasta que Fernando regresara al trono. 
Al margen de los deseos de los cabildantes, los mantuanos jóvenes se reunirán el la Cuadra de los Bolívar para discutir los acontecimientos, llegando inclusive a hablar sobre formas de gobierno. Cuando el Gobernador Casas se enteró de las reuniones casi clandestinas, el 27 de julio mando a arrestar a algunos de los jóvenes (tal vez los menos influyentes en la sociedad) y a otros, como a los Bolívar, les recomendó marcharse por un tiempo a sus haciendas a las afuera de Caracas. Estas reuniones desarrolladas en la Cuadra Bolívar, serán conocidas como: la “Conjuración” o la “Conspiración” de los mantuanos.
El mismo 27 de julio, el gobernador y Capitán General Casas, con el objetivo de calmar los ánimos de los amos del valle, le pidió al Ayuntamiento su opinión sobre la posibilidad de crear en Caracas una Junta a semejanza a la de Sevilla. El día 29, el cuerpo municipal se pronunció afirmativamente, inclusive señaló quienes podrían formarla, estaría conformada por 18 miembros incluyendo al propio Casas y un representante del pueblo. Ahora bien, ese gesto magnánimo de incorporar a un miembro del pueblo, sencillo, recordemos que en las monarquías la soberanía reside en el rey el soberano, estando el rey cautivo la soberanía recae en el pueblo y las juntas españolas gobernaban el representación del soberano cautivo y el soberano real que es el pueblo. Es decir, gobernar en nombre del pueblo sin el pueblo. Pero mientras el Cabildo ya hacía planes, Casas pospuso su proyecto y a los pocos días llegaron de España noticias, en donde la Junta Suprema de Sevilla confirmaba, en sus cargos, a las autoridades en la Capitanía General de Venezuela.
La idea de la Junta, como se puede apreciar, no fue una respuesta local ante la crisis de la monarquía, el precedente para la formación de “juntas” fue sentado por las numerosas provincias de España y, aun más, quien primero sugirió abiertamente la formación de una junta en Caracas fue el Capitán General (interino) Casas. Pero las implicaciones de la formación de una junta en Caracas eran serias pues ésta implicaba que Caracas se estaba situando a la par de las provincias españolas y que usaría los mismos derechos para proteger intereses locales.
El 20 de julio, Francisco de Miranda (quien había fracaso en dos expediciones por falta de apoyo absoluto de los mantuanos) desde Londres le escribía una carta al Marqués del Toro, en dicha misiva incitaba a promover la instalación de una Junta en Caracas a través del Cabildo, pero el día 24 de octubre el marqués del Toro, con celo patriótico, se la entregó al Capitán General, recordemos que la patria era España y aunque los ingleses eran ahora aliados de la Junta de Sevilla, Miranda seguía mal visto por los mantuanos.
El 24 de noviembre de 1808 Juan de Casas recibirá un documento, firmado por 45 mantuanos más representativos, donde se le pedía formalmente la creación de una Junta Suprema subordinada a la Junta Central de España, es decir, la de Sevilla. En la noche de ese día comenzaron los arrestos de los firmantes, pocos fueron detenidos y la mayoría confinados a sus haciendas. En abril de 1809 los fiscales Francisco Espejo y Francisco Berrío recomendaron el sobreseimiento, dictamen acogido por las autoridades quedando todos en libertad. Para la época Casas, era conocido por ser un francófilo, quisquilloso, incompetente y débil de carácter y además un viejo enfermo que no sentía ninguna simpatía por lo que acontecía en España.
El 20 de mayo de 1809 llegó a Caracas el nuevo Gobernador y Capitán general Vicente Emparan y Orbe, conocedor del territorio ya que éste había sido destinado al apostadero de Puerto Cabello (en los inicios de su carrera) y luego fue nombrado Gobernador y comandante de Cumaná, cargo que desempeñó entre diciembre de 1792 y junio de 1804, gobernando de manera liberal y a veces enfrentado a Caracas. Tenía vínculos de amistad con miembros de la élite caraqueña. Es interesante acotar que Emparan fue nombrado Gobernador y Capitán General de Venezuela por las autoridades napoleónicas, pasó luego a la España adicta a la Junta de Sevilla y Junta Central Suprema, donde adjuró de su afrancesamiento, entrando a colaborar con dicho organismo. La Junta Central le nombró también Gobernador y Capitán General en enero de 1809, en sustitución del fallecido Manuel de Guevara y Vasconcelos y remplazará al Interino Juan de Casas (1807-09). 
Ese año, 1809, coincidió con una notable recuperación económica de la provincia de Caracas; el fin de la guerra marítima con Gran Bretaña, hizo una año record para las exportaciones de los hacendados criollos. Los mantuanos por muchos años practicaron el contrabando, por ello su oposición a la Compañía Guipuzcoana. 
A finales de 1809 circulaban en Caracas rumores que: España había sido totalmente dominada por los franceses, los rumores caraqueños se adelantaron a los acontecimiento por unos días: los franceses lograron apoderarse de Sevilla en enero de 1810, con lo cual la Junta Suprema y Gubernativa se desbandó y fue sustituida poco después por un Consejo de Regencia cuya sede será Cádiz. A finales de febrero, desembarcaron en La Guaira los tripulantes de la goleta Rosa, se trasladaron a Caracas a ofrecer sus mercancías, pero también informaron sobre los últimos acontecimientos españoles. El Intendente de Ejercito y Real Hacienda escribiría que: “… empezó en Caracas un rumor sordo de que España estaba perdida y no dejaron de esparcirse y propagarse en todo el mes de marzo…”.
El 2 de abril fue delatada a las autoridades la conspiración de la Casa de la Misericordia, pero, Emparan se limitó a confinar en sus haciendas a varios que aparecían implicados, entre ellos los hermanos Bolívar.
El 14 de abril de 1810 llegó a Puerto Cabello el bergantín español Palomo, por sus tripulantes se supo oficialmente en Caracas a los tres días de la toma de Sevilla por los franceses, la disolución de la Junta y la formación de la Regencia. El 18 llegaron a La Guaira tres comisionados de la Regencia, dieron noticias acerca de las medidas de defensa que se adoptaban en Cádiz contra el ejército invasor. Emparan ordenó imprimir y fijar carteles para informar al público que se habían recibido noticias muy importantes de España pero no especificó cuales. Pero posiblemente traían una alocución fechada el 14 de febrero en donde se anunciaba la convocatoria de las Cortes de Cádiz y les decía: “… desde este momento, españoles americanos, os veis elevados a la dignidad de hombres libres (…) vuestros destinos ya no dependen de los ministros, ni de los virreyes, ni de los gobernadores: están en vuestras manos…”.
Los partidarios caraqueños de la creación de una Junta Suprema se reunían durante el día 18 de abril hasta altas horas de la noche y la madrugada del 19, algunos recorrían la ciudad para informar de los hechos, era un secreto a voces de que iba a suceder  el Jueves Santo.
El 19 de abril, en la mañana, los miembros del Cabildo se reunieron en la sede del mismo; enviaron a dos regidores a invitar a Emparan (Presidente de la Cámara), a lo cual accedió, al llegar se encuentra con la celebración de un Cabildo extraordinario que él no había convocado, siendo Emparan el único legalmente autorizado para hacerlo. Cuando se le planteó la necesidad de crear una Junta presidida por él, Emparan manifestó que la situación militar no era crítica, Emparan argumentó que si la Junta Suprema de Sevilla había cesado, la Regencia de Cádiz la había sustituido; pero los miembros del Cabildo le replicaron que este último cuerpo no era legítimo, pues había sido electo por los comerciantes y no por el pueblo, ni por las juntas; decían además que la provincia de Venezuela tenía tanto derecho a crear su propia Junta como las provincias españolas de Galicia, Murcia, Aragón, Sevilla o Cádiz. Todas reconocían por rey a Fernando VII, pero la Regencia no tenía derechos a ejercer soberanía sobre la provincia de Caracas. Pero, Emparan cortó el debate alegando que era hora de asistir a los oficios religiosos de la Catedral. Acompañado por los miembros del cabildo cruzó la plaza mayor en medio de una inquieta multitud allí congregada, conocedora de los acontecimientos.
El hecho que Emparan fuese un afrancesado hacía poco probable que defendiese con ardor a la monarquía española representada por la dividida resistencia metropolitana. Las dudas respecto a la lealtad de Emparan le merecieron, en España, una investigación sobre su actuación como Capitán General. Así tenemos que: tanto en diciembre de 1809 como en marzo de 1810, cuando se conspiraba para instalar una Junta, Emparan hizo poco más que tratar de disuadir a los conspiradores calladamente. En definitiva Don Vicente Emparan no era el hombre indicado para defender el viejo sistema monárquico-imperial en el momento que se vio retado.
De acuerdo con el Acta levantada ese 19 de abril tenemos: “… ya disuelto el primer tratado marchaba el Cuerpo capitular a la Iglesia Metropolitana tuvo por conveniente y necesario retroceder a la Sala del Ayuntamiento para tratar de nuevo sobre la seguridad y tranquilidad pública. Y entonces aumentándose la congregación popular y sus clamores por lo que más le importaba, nombró para que representará sus derechos y en calidad de diputado a los señores Don José Cortés de Madariaga (…) y abierto el tratado por el señor Presidente [Emparan] habló en primer lugar después de su señoría, el diputado primero en el orden con que quedan nominados [Madariaga], alegando los fundamentos y razones del caso, en cuya inteligencia dijo entre otras cosas el señor Presidente [Emparan] que no quería ningún mando, y saliendo ambos al balcón notificaron al pueblo su deliberación, y resultando conforme en que el mando supremo quedase depositado en este Ayuntamiento…”
De la lectura anterior se puede apreciar que la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, asume una posición autónoma con respecto a la Regencia de Cádiz. Recuerden que la soberanía reside en el Rey y a falta de éste la soberanía pasa al pueblo, por ello es que seleccionan a representantes del pueblo, claro, entre los mantuanos. En el acta se expresa que Emparan renuncia en la reunión y después sale al balcón a notificar su decisión. Una vez destituidas las autoridades españolas obedientes a la Regencia y asumir los mantuanos el poder político en nombre de los Derechos del rey cautivo. Inmediatamente se procedió a nombrar las nuevas autoridades, en el acta levantada extraemos: “… que siendo indispensable que todos los nuevos empleados para ejercer y cubrir las plazas de los que anteriormente servían en diversos empleos, en que se les mandó cesar por el Acta que antecede, se hagan comparecer a aquellas para que a presencia de este respetado Cuerpo presten el correspondiente juramento, prometiendo en él guardar, cumplir, y ejecutar, y hacer que se guarden , y ejecuten todas y cualesquiera órdenes que se den por esta Suprema Autoridad Soberana de estas provincias a nombre de nuestro Rey y Señor Don Fernando Séptimo, que Dios guarde, injustamente cautivo, por la traidora nación francesa, sosteniendo los derechos de la Patria, del Rey y Religión, y de no obedecer ningún orden que les sea dada por los jefes anteriores ya depuestos…”
El 20 de abril, Martín Tovar y José Llamosas, redactan una Proclama a los habitantes de Venezuela, en dicha proclama expresan que los caraqueños decidieron: “… construir una Soberanía Provisional…” Caracas posteriormente los convocaría oportunamente para: “… tomar en el ejercicio de la Suprema autoridad con propósito al mayor número de individuos de cada provincia…”. Ésta fue la promesa de llamar a elecciones para lograr una representación que le diera legitimidad a la nueva instancia de poder político, lo que se llamaría Junta de Diputados de las Provincias de Venezuela.
Los caraqueños juntistas estaban conscientes que después del 19 de abril Caracas dejó de aceptársele automáticamente centro político, con la ausencia de las autoridades de la Monarquía que imponía la unidad administrativa de la región, las demás provincias reclamaban también su autonomía.
La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, estuvo conformada por 23 vocales (mantuanos) y entre ellos se obtendrían un Presidente y Vicepresidente, quienes se rotarían semanalmente en sus funciones. El 27 de abril la Junta dirigirá otra proclama, pero esta vez a los Cabildos de las ciudades americanas, en donde se les explica lo sucedido en Caracas, de ella extraemos: “… una es nuestra causa, una debe ser nuestra divisa: fidelidad a nuestro desgraciado monarca, guerra a su tirano opresor, fraternidad y constancia…”
En la Gazeta (sic)  de Caracas del 18 de mayo se lee: “La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII obliga a los empleados a llevar una medalla de oro costeada por la Real Hacienda en que estará grabado el busto de el señor Don Fernando VII…”
La Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, envió emisarios al exterior y dato curioso, los enviados eran considerados como radicales, una forma de mantenerlos lejos de los acontecimientos. También envió emisarios a las principales ciudades que conformaban la Capitanía General de Venezuela (instituida 33 años antes, es decir, en 1777) para invitarlas a la adhesión a Caracas. Como todos sabemos Maracaibo, Coro y Guayana siguieron fiel a la Regencia de Cádiz. El 21 de abril la Municipalidad de Valencia (perteneciente a la provincia de Caracas) se adhiere a la Junta Suprema, estando presente en la sesión el Comisionado de la Junta Juan Toro. El 26 de abril Cumaná, el 27 Barcelona (separada de Cumaná), el 4 de mayo Margarita, el 5 de mayo Barinas, San Felipe el 30 de mayo, Mérida el 16 de septiembre, Trujillo el 9 de octubre, estas dos últimas separadas de la provincia de Maracaibo.
Es necesario recordar que las conexiones con las otras provincias de la Capitanía General de Venezuela eran escasas y solo las impuestas por las instituciones monárquicas. Las otras provincias coexistían en unas relaciones más o menos autónomas respecto a Caracas: tenían microeconomías propias, una configuración social distinta y élites locales independientes sobre las que Caracas tenía muy poco control e influencia (Mac Kinley, 1993). Uno de los graves problemas de algunos aficionados de la historia, es que confunden a la Provincia de Caracas o de Venezuela, con la totalidad de las Provincias de la Capitanía. De allí el error de creer que la historia de la Provincia de Caracas es la misma que la historia de la Provincia de Maracaibo o Cumaná, caraqueñizan la historia de todo el territorio de la Venezuela. 
El 1º de octubre de 1810 fue delatada una conspiración en contra de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, que se conoció como la Conspiración de los Linares. Que pretendía sustituir a la Junta Suprema por otra que reconociera a la regencia de Cádiz; estaban implicados los hermanos González de Linares, el Director de Renta del tabaco, el Marqués de Casa León, el Arzobispo Coll y Prat y Antonio Guzmán (abuelo de Antonio Guzmán Blanco). Cuando la Regencia de Cádiz se enteró de lo sucedido en Caracas, designa al gobernador de Maracaibo Fernando Miyares: Capitán General de Venezuela y envía a Puerto Rico al comisionado Antonio Cortabarría para la pacificación de Caracas.
En este mismo mes de octubre, cuando en Caracas se enteraron que Simón Bolívar pensaba traerse de Londres a Francisco de Miranda, La Junta Suprema, prohibió inmediatamente la entrada de éste a la Provincia.
La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, había prometido la conformación de una Junta de Diputados de las Provincias de Venezuela; ahora bien, el problema era cómo sería la elección o la escogencia de dichos diputados, pero fue solucionado, el 11 de junio de 1810, con la propuesta de Juan Germán Roscio, en su reglamento para la elección de los diputados: el proceso electoral sería de segundo grado, tenían derecho al voto, los varones libres, mayores de 25 años (21 si eran casados), que tuvieran domicilio fijo o fuera por lo menos propietarios de 2000 pesos en bienes muebles o raíces. Quedando excluidos: las mujeres, los peones, los conuqueros, asalariados, deudores, entre otros, es decir el pueblo (soberano).
El 2 de marzo de 1811, se reunieron 30 de los 45 diputados elegidos, de las siete provincias que no reconocieron el Consejo de Regencia de Cádiz. Por Valencia salieron electos Luis José Cazorla, Manuel Moreno de Mendoza (ejecutivo), Juan Rodríguez del Toro (suplente) y Fernando Peñalver. Ese día, antes de instalarse, en la Catedral juraron los diputados “…conservar y defender los Derechos de la Patria y los del señor Don Fernando VII, sin la menor relación o influjo de la Francia…” (Recordemos que para ese momento la patria es España).
Por un instante vamos a retroceder al 12 de enero de 1809, cuando Napoleón Bonaparte se dirige a las colonias americanas: “… desde este momento, españoles americanos os veis elevados a la dignidad de hombres libres: no sois ya los mismos que antes, encorvados bajo un yugo mucho más duro mientras más distantes estabais del centro del poder, mirados con indiferencia, vejados por la codicia y destruidos por la ignorancia…”
Por qué los mantuanos de aquel 19 de abril le dijeron no a la ruptura radical del nexo colonial, no a la independencia que ofrecía Bonaparte, no a la Declaración de los Derechos del Hombre que le daba libertad a los esclavos, no a la desaparición de los títulos y privilegios de castas, no a la justicia social, no a la república. El 11 de mayo de 1810, aparece publicado en la Gazeta de Caracas lo siguiente: “… la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII está segura que ni en su suerte ni en la de Venezuela, influirán nada, ni las amenazas, ni las intrigas, ni los ejércitos de Napoleón Bonaparte…” Manuel Caballero nos dice que: “… En 1750, la aristocracia caraqueña era extremadamente radical, y un viajero llegó a decir que los venezolanos eran los franceses de América. Con todo, eso no pasaba de ser divertimiento de aristócratas ociosos…”
Los sucesos del 19 de abril, no son otra cosa que el desenlace esperado e inevitable de una sucesión de acontecimientos donde la responsabilidad recae sobre la Corona, mejor dicho, provocado por las autoridades españolas (Quintero, 1993).
El 19 de abril de 1810, fue, como hemos visto, el último acto de obediencia y lealtad que los blancos criollos, mantuanos, aristocracia o como se les quiera llamar, le rindieron a la Corana española en representación de su rey cautivo Fernando VII. El objetivo, reunir a los diputados a partir del 2 de marzo, fue legitimar una Junta representativa de la mayoría de las provincias. Que más adelante, el 5 de julio de 1811 se declarará la independencia es otra cosa que la podemos analizar cuando me inviten un 5 de julio.
Ahora bien, por qué este día es día de fiesta patria o fiesta nacional. Sencillo: en la primera presidencia del general José Antonio Páez, se promulga la primera ley venezolana de Fiestas Nacionales que fue aprobada el 15 de abril de 1834 por el Congreso y refrendada por el Ejecutivo el 16 del mismo mes. En donde se declaraba como: “Grandes días nacionales el 19 de abril y el 5 de julio en conmemoración del movimiento revolucionario iniciado en Caracas el 19 de abril de 1810 y de la declaración de la independencia el 05 de julio de 1811.


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