Por. Luis Rafael García Jiménez.
La
Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. El último acto de Lealtad y
Obediencia a la Monarquía Española
Los hechos que voy a exponerles están enmarcados en un pasado y de ese
pasado solo extraemos fragmentos. Y cada historiador, de acuerdo a sus
paradigmas, le dará su explicación. Los intelectuales y los académicos están
claros que vivimos una crisis global de paradigmas, ya los referentes teóricos
del pasado no logran explican las nuevas realidades pero siguen aferrados a su
vieja manera de pensar tanto los positivistas como los marxistas, permanecen atados
a la razón de la modernidad, a la razón de su pasado.
En un país como el nuestro en donde todos se creen conocedores de la historia,
pero ese imaginario colectivo está girando solamente en el período comprendido
entre 1810 a 1821, es decir, 11 años; y los más preocupados llegan a 1830.
Cuando vemos que la historia indígena abarca más de 14.000 años, que la colonia
perduró por 300 años y que la vida republicana lleva 182 años. Enfocarnos en
esos 11 años nos lleva a cometer errores en señalar qué se conmemora hoy. Caer
en el presentismo y buscar en aquel pasado soluciones a problemas actuales es
muy común: Aunque el viejo Marx se encargó de decir lo contrario, algunos dicen
que Bolívar era socialista. Cuando me preguntan sobre si Bolívar era socialista
yo le digo que sí y que Páez era magallanero. Cada generación escribirá o
re-escribirá la historia y su historia. Más aún la historia la escriben los
vencederos convertidos en clase dominante.
No voy hablar de la versión
anecdótica de aquel 19 de abril, no les voy hablar de lo que me decían mis
maestras de primaria y mis profesores de historia de bachillerato. Ya que ellos
pensando que los libros de textos decían la verdad lo repetían y hacían que
nosotros repitiéremos que el 19 de abril fue el primer paso de la
independencia, que fue el inicio de la emancipación o que fue una revolución.
Entonces podemos preguntarnos lo de Chirinos, Miranda, Gual y España para
mencionar los más emblemáticos ¿fue un mal paso o un mal inicio, mal visto por
los blancos criollos o mantuanos?
El 19 de abril de 1810 fue el último acto de lealtad, sumisión y
obediencia del grupo social que ostentaba el poder económico, social, cultural
y el político a través del Cabildo. Con la creación de la Junta Conservadora de
los Derechos de Don Fernando VII en lo menos que pensaron aquellos señores fue
en independencia.
Vamos a irnos a España para comenzar a hilar el hecho histórico. A
finales del siglo XVIII y principios del XIX en Europa van a coexistir dos
hegemonías: la francesa en el continente impuesta por Napoleón Bonaparte y la
marítima y colonial detentada por los ingleses. Lo cual los llevó a un
prolongado estado de guerra entre Inglaterra dueña de los mares y una Francia
dueña del territorio continental europeo (Ubieto y et al, 1969). Ese período de
confrontación lo podemos ubicar entre 1795 y 1815. Este enfrentamiento, aunado
al bloqueo comercial de Napoleón a Inglaterra, llevará a una disminuida España
a entrar en el conflicto. Quedando
demostrado, hasta hoy que las grandes potencias buscan siempre, para dirimir la
pugna de sus hegemonías, el territorio de países más débiles, ajenos
esencialmente al conflicto, pero implicables en él por razón de su situación
geográfica y de las condiciones de su política interior. (Ubieto, et al, 1969).
España se encontraba en una crisis interna; por un lado, Carlos IV era
un inepto e incapaz, en la práctica quien gobernaba era su Ministro Manuel
Godoy (paradójicamente llamado el “príncipe de la paz”) y, por el otro lado, el
pueblo que no miraba con buenos ojos las relaciones sentimentales de la Reina
María Luisa con el Ministro Godoy. En su lucha contra Inglaterra Napoleón busca
alianza con España para invadir a Portugal, ya que ésta mantenía relaciones
comerciales con los ingleses a pesar del bloqueo comercial. Esta situación
motivó a Bonaparte convencer a Godoy a firman el Tratado de Fontainebleau el
27 de abril de 1807, de acuerdo al cual España y Francia se repartirían el
territorio portugués, pero debía permitirse la entrada de tropas francesas a
territorio español, para lograr su objetivo. Ya las tropas francesas se
encontraban en el país vasco. Godoy, abrumado por la realidad de una invasión y
por una nota de Napoleón reclamando: la apertura comercial de la América
española a los buques franceses. Además del país vasco, a comienzos de 1808 ya
las tropas francesas estaban en Valladolid y en Burgos. Godoy propone la marcha
de la familia real a Andalucía, permitiendo así la organización, desde el Sur,
de la resistencia o trasladarse a América como lo había hecho el Rey de
Portugal Juan VI (casado con una hija de los reyes españoles).
El 17 de marzo, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del
viaje de los monarcas, los partidarios del príncipe Fernando se conglomeraron
frente al palacio real y asaltaron la casa de Godoy, el cual será hecho
prisionero dos días después. El motín de Aranjuez se prolongó por dos días,
estos acontecimientos llevarán al Rey a tomar la decisión de ceder el trono a
su hijo el 19 de marzo. El 2 de mayo se da el levantamiento de Madrid siendo
reprimida violentamente por Joaquín Murat. Entre el 5 y el 6 de mayo en la
ciudad francesa de Bayona se llevaron a cabo una serie de renuncias sucesivas:
el rey Fernando VII devuelve la corana a su padre Carlos IV y éste lo hace a
favor de Napoleón Bonaparte y el Emperador la concede a su hermano José I
(hasta entonces rey de Nápoles) quien gobernará a España a partir del 7 de
julio de 1808 hasta junio de 1813.
España iniciará, de acuerdo a los historiadores españoles (Ubiedo y et
al, 1969), la guerra de la independencia la cual culminará en 1814 con el
retorno de Fernando VII. Otras naciones europeas harán lo mismo como Rusia en
1812 y la Alemana en 1813. El significado histórico de las tres guerras de
independencia antes citadas, consiste esencialmente en el hecho de ser
desarrolladas por el pueblo. Como se puede observar la guerra por la
independencia en España coincide con las denominadas primeras y segundas
repúblicas en Venezuela, esto demuestra el carácter de guerra civil que tuvo nuestra guerra nacional.
Hasta la llegada de Morillo a Margarita el 17 de abril de 1815 con tropas
españolas a partir de esa fecha comenzamos a luchar con un verdadero ejército
profesional.
En las provincias españolas se formaron espontáneamente Juntas Autónomas
de Gobierno que rechazaron a José I, conocido por el pueblo como “pepe botella”
y juraron fidelidad a Fernando VII, a la vez que organizaban la resistencia
militar contra las fuerzas francesas aliándose con los ingleses. Se formará una
junta central denominada Junta Suprema Gubernativa, establecida en Sevilla,
representada por delegados de las juntas locales que gobernará todo el
territorio español no dominado por los franceses.
Los acontecimientos suscitados en la Metrópolis no tardarán de llegar al
continente americano. En el Virreinato de la Nueva España (México) se enterarán
a partir del 9 de junio de 1808; de inmediato el pueblo dirigido por sus
autoridades manifestará su apoyo a Fernando VII. En el Virreinato del Río de la
Plata, las noticias llegarán en julio, el ayuntamiento de Buenos Aires y el
resto de las ciudades que conforman el virreinato, propusieron el rechazo a
Napoleón y que se gobernará en nombre de Fernando VII, jurando lealtad al
monarca el 21 de agosto. En el Virreinato del Perú, las noticias llegaron los
primeros días del mes de octubre y el 13 juraron fidelidad a Fernando VII. En
el Virreinato de Santa Fe de Bogotá, las noticias llegarán por Cartagena el 6
de agosto de 1808. Y el 11 de septiembre se llevó a cabo la ceremonia de
juramentación de lealtad al rey Frenando VII. (Almarza, Ángel y Rosangel Vargas,
2010).
Mac Kinley (1993) expresa que Caracas, a fines del siglo XVIII, era una
sociedad bien equilibrada y relativamente tranquila. El factor desestabilizador
fundamental que condujo a la eventual destrucción de la sociedad colonial y la
determinó fue la confusión política que surgió con el colapso de la autoridad
tradicional de España en 1808.
El 14 de julio de 1808, dos meses después de los sucesos españoles,
llegó a La Guaira el bergantín francés Serpent, capitaneado por Paul de
Lamanon, subió a Caracas el siguiente día al mediodía para entrevistarse con el
Gobernador y Capitán (interino) Juan de Casas, el francés traería documentación
del Consejo de Indias, desde Madrid, donde le comunicaba el ascenso de José I.
El Gobernador no dio muestras de estar en desacuerdo.
Cuando se difundió en población caraqueña la noticia, estalló la protesta. Diego Jalón y
José Félix Ribas tuvieron un altercado con uno de los militares franceses; se
formó una manifestación espontanea que recorrió las calles vitoreando a
Fernando VII como legítimo rey de España y gritando contra Napoleón y los
franceses. Cuando se desarrollaban estos acontecimientos de lealtad, arribó a
La Guaira la fragata Acasta, buque de guerra inglés, su capitán Beaver subió a
Caracas de inmediato; traía noticias del levantamiento de los españoles contra
los franceses y de la formación de la Juntas en la Metrópolis. La presencia de
los ingleses reforzó la decisión caraqueña en favor de Fernando VII. A partir
de estos acontecimientos el Cabildo de Caracas, conformado por mantuanos,
comienzan a anidar la idea de conformar una Junta similar a las españolas, pero
siguiendo los lineamientos políticos de la Junta de Sevilla y presidida por el
Gobernador y Capitán General, hasta que Fernando regresara al trono.
Al margen de los deseos de los cabildantes, los mantuanos jóvenes se
reunirán el la Cuadra de los Bolívar para discutir los acontecimientos,
llegando inclusive a hablar sobre formas de gobierno. Cuando el Gobernador
Casas se enteró de las reuniones casi clandestinas, el 27 de julio mando a
arrestar a algunos de los jóvenes (tal vez los menos influyentes en la
sociedad) y a otros, como a los Bolívar, les recomendó marcharse por un tiempo
a sus haciendas a las afuera de Caracas. Estas reuniones desarrolladas en la
Cuadra Bolívar, serán conocidas como: la “Conjuración” o
la “Conspiración” de los mantuanos.
El mismo 27 de julio, el gobernador y Capitán General Casas, con el
objetivo de calmar los ánimos de los amos del valle, le pidió al Ayuntamiento
su opinión sobre la posibilidad de crear en Caracas una Junta a semejanza a la
de Sevilla. El día 29, el cuerpo municipal se pronunció afirmativamente,
inclusive señaló quienes podrían formarla, estaría conformada por 18 miembros
incluyendo al propio Casas y un representante del pueblo. Ahora bien, ese gesto
magnánimo de incorporar a un miembro del pueblo, sencillo, recordemos que en las
monarquías la soberanía reside en el rey el soberano, estando el rey cautivo la
soberanía recae en el pueblo y las juntas españolas gobernaban el
representación del soberano cautivo y el soberano real que es el pueblo. Es
decir, gobernar en nombre del pueblo sin el pueblo. Pero mientras el Cabildo ya
hacía planes, Casas pospuso su proyecto y a los pocos días llegaron de España
noticias, en donde la Junta Suprema de Sevilla confirmaba, en sus cargos, a las
autoridades en la Capitanía General de Venezuela.
La idea de la Junta, como se puede apreciar, no fue una respuesta local ante
la crisis de la monarquía, el precedente para la formación de “juntas” fue
sentado por las numerosas provincias de España y, aun más, quien primero
sugirió abiertamente la formación de una junta en Caracas fue el Capitán
General (interino) Casas. Pero las implicaciones de la formación de una junta
en Caracas eran serias pues ésta implicaba que Caracas se estaba situando a la
par de las provincias españolas y que usaría los mismos derechos para proteger
intereses locales.
El 20 de julio, Francisco de Miranda (quien había fracaso en dos
expediciones por falta de apoyo absoluto de los mantuanos) desde Londres le
escribía una carta al Marqués del Toro, en dicha misiva incitaba a promover la
instalación de una Junta en Caracas a través del Cabildo, pero el día 24 de
octubre el marqués del Toro, con celo patriótico, se la entregó al Capitán
General, recordemos que la patria era España y aunque los ingleses eran ahora
aliados de la Junta de Sevilla, Miranda seguía mal visto por los mantuanos.
El 24 de noviembre de 1808 Juan de Casas recibirá un documento, firmado
por 45 mantuanos más representativos, donde se le pedía formalmente la creación
de una Junta Suprema subordinada a la Junta Central de España, es decir, la de
Sevilla. En la noche de ese día comenzaron los arrestos de los firmantes, pocos
fueron detenidos y la mayoría confinados a sus haciendas. En abril de 1809 los
fiscales Francisco Espejo y Francisco Berrío recomendaron el sobreseimiento,
dictamen acogido por las autoridades quedando todos en libertad. Para la época Casas,
era conocido por ser un francófilo, quisquilloso, incompetente y débil de
carácter y además un viejo enfermo que no sentía ninguna simpatía por lo que
acontecía en España.
El 20 de mayo de 1809 llegó a Caracas el nuevo Gobernador y Capitán
general Vicente Emparan y Orbe, conocedor del territorio ya que éste había sido
destinado al apostadero de Puerto Cabello (en los inicios de su carrera) y
luego fue nombrado Gobernador y comandante de Cumaná, cargo que desempeñó entre
diciembre de 1792 y junio de 1804, gobernando de manera liberal y a veces
enfrentado a Caracas. Tenía vínculos de amistad con miembros de la élite
caraqueña. Es interesante acotar que Emparan fue nombrado Gobernador y Capitán
General de Venezuela por las autoridades napoleónicas, pasó luego a la España
adicta a la Junta de Sevilla y Junta Central Suprema, donde adjuró de su
afrancesamiento, entrando a colaborar con dicho organismo. La Junta Central le
nombró también Gobernador y Capitán General en enero de 1809, en sustitución
del fallecido Manuel de Guevara y Vasconcelos y remplazará al Interino Juan de Casas
(1807-09).
Ese año, 1809, coincidió con una notable recuperación económica de la
provincia de Caracas; el fin de la guerra marítima con Gran Bretaña, hizo una
año record para las exportaciones de los hacendados criollos. Los mantuanos por
muchos años practicaron el contrabando, por ello su oposición a la Compañía
Guipuzcoana.
A finales de 1809 circulaban en Caracas rumores que: España había sido
totalmente dominada por los franceses, los rumores caraqueños se adelantaron a
los acontecimiento por unos días: los franceses lograron apoderarse de Sevilla
en enero de 1810, con lo cual la Junta Suprema y Gubernativa se desbandó y fue
sustituida poco después por un Consejo de Regencia cuya sede será Cádiz. A
finales de febrero, desembarcaron en La Guaira los tripulantes de la goleta
Rosa, se trasladaron a Caracas a ofrecer sus mercancías, pero también
informaron sobre los últimos acontecimientos españoles. El Intendente de
Ejercito y Real Hacienda escribiría que: “… empezó en Caracas un rumor sordo de
que España estaba perdida y no dejaron de esparcirse y propagarse en todo el
mes de marzo…”.
El 2 de abril fue delatada a las autoridades la conspiración de la Casa
de la Misericordia, pero, Emparan se limitó a confinar en sus haciendas a
varios que aparecían implicados, entre ellos los hermanos Bolívar.
El 14 de abril de 1810 llegó a Puerto Cabello el bergantín español
Palomo, por sus tripulantes se supo oficialmente en Caracas a los tres días de
la toma de Sevilla por los franceses, la disolución de la Junta y la formación
de la Regencia. El 18 llegaron a La Guaira tres comisionados de la Regencia,
dieron noticias acerca de las medidas de defensa que se adoptaban en Cádiz contra
el ejército invasor. Emparan ordenó imprimir y fijar carteles para informar al
público que se habían recibido noticias muy importantes de España pero no
especificó cuales. Pero posiblemente traían una alocución fechada el 14 de
febrero en donde se anunciaba la convocatoria de las Cortes de Cádiz y les
decía: “… desde este momento, españoles americanos, os veis elevados a la
dignidad de hombres libres (…) vuestros destinos ya no dependen de los
ministros, ni de los virreyes, ni de los gobernadores: están en vuestras
manos…”.
Los partidarios caraqueños de la creación de una Junta Suprema se
reunían durante el día 18 de abril hasta altas horas de la noche y la madrugada
del 19, algunos recorrían la ciudad para informar de los hechos, era un secreto
a voces de que iba a suceder el Jueves
Santo.
El 19 de abril, en la mañana, los miembros del Cabildo se reunieron en
la sede del mismo; enviaron a dos regidores a invitar a Emparan (Presidente de
la Cámara), a lo cual accedió, al llegar se encuentra con la celebración de un
Cabildo extraordinario que él no había convocado, siendo Emparan el único
legalmente autorizado para hacerlo. Cuando se le planteó la necesidad de crear
una Junta presidida por él, Emparan manifestó que la situación militar no era
crítica, Emparan argumentó que si la Junta Suprema de Sevilla había cesado, la
Regencia de Cádiz la había sustituido; pero los miembros del Cabildo le
replicaron que este último cuerpo no era legítimo, pues había sido electo por
los comerciantes y no por el pueblo, ni por las juntas; decían además que la
provincia de Venezuela tenía tanto derecho a crear su propia Junta como las
provincias españolas de Galicia, Murcia, Aragón, Sevilla o Cádiz. Todas
reconocían por rey a Fernando VII, pero la Regencia no tenía derechos a ejercer
soberanía sobre la provincia de Caracas. Pero, Emparan cortó el debate alegando
que era hora de asistir a los oficios religiosos de la Catedral. Acompañado por
los miembros del cabildo cruzó la plaza mayor en medio de una inquieta multitud
allí congregada, conocedora de los acontecimientos.
El hecho que Emparan fuese un afrancesado hacía poco probable que
defendiese con ardor a la monarquía española representada por la dividida
resistencia metropolitana. Las dudas respecto a la lealtad de Emparan le
merecieron, en España, una investigación sobre su actuación como Capitán
General. Así tenemos que: tanto en diciembre de 1809 como en marzo de 1810,
cuando se conspiraba para instalar una Junta, Emparan hizo poco más que tratar de
disuadir a los conspiradores calladamente. En definitiva Don Vicente Emparan no
era el hombre indicado para defender el viejo sistema monárquico-imperial en el
momento que se vio retado.
De acuerdo con el Acta levantada ese 19 de abril tenemos: “… ya disuelto
el primer tratado marchaba el Cuerpo capitular a la Iglesia Metropolitana tuvo
por conveniente y necesario retroceder a la Sala del Ayuntamiento para tratar
de nuevo sobre la seguridad y tranquilidad pública. Y entonces aumentándose la
congregación popular y sus clamores por lo que más le importaba, nombró para
que representará sus derechos y en calidad de diputado a los señores Don José
Cortés de Madariaga (…) y abierto el tratado por el señor Presidente [Emparan]
habló en primer lugar después de su señoría, el diputado primero en el orden
con que quedan nominados [Madariaga], alegando los fundamentos y razones del
caso, en cuya inteligencia dijo entre otras cosas el señor Presidente [Emparan]
que no quería ningún mando, y saliendo ambos al balcón notificaron al pueblo su
deliberación, y resultando conforme en que el mando supremo quedase depositado
en este Ayuntamiento…”
De la lectura anterior se puede apreciar que la Junta Conservadora de
los Derechos de Fernando VII, asume una posición autónoma con respecto a la
Regencia de Cádiz. Recuerden que la soberanía reside en el Rey y a falta de
éste la soberanía pasa al pueblo, por ello es que seleccionan a representantes
del pueblo, claro, entre los mantuanos. En el acta se expresa que Emparan
renuncia en la reunión y después sale al balcón a notificar su decisión. Una
vez destituidas las autoridades españolas obedientes a la Regencia y asumir los
mantuanos el poder político en nombre de los Derechos del rey cautivo.
Inmediatamente se procedió a nombrar las nuevas autoridades, en el acta
levantada extraemos: “… que siendo indispensable que todos los nuevos empleados
para ejercer y cubrir las plazas de los que anteriormente servían en diversos
empleos, en que se les mandó cesar por el Acta que antecede, se hagan
comparecer a aquellas para que a presencia de este respetado Cuerpo presten el
correspondiente juramento, prometiendo en él guardar, cumplir, y ejecutar, y
hacer que se guarden , y ejecuten todas y cualesquiera órdenes que se den por
esta Suprema Autoridad Soberana de estas provincias a nombre de nuestro Rey y
Señor Don Fernando Séptimo, que Dios guarde, injustamente cautivo, por la
traidora nación francesa, sosteniendo los derechos de la Patria, del Rey y
Religión, y de no obedecer ningún orden que les sea dada por los jefes anteriores
ya depuestos…”
El 20 de abril, Martín Tovar y José Llamosas, redactan una Proclama a
los habitantes de Venezuela, en dicha proclama expresan que los caraqueños
decidieron: “… construir una Soberanía Provisional…” Caracas
posteriormente los convocaría oportunamente para: “… tomar en el ejercicio de
la Suprema autoridad con propósito al mayor número de individuos de cada
provincia…”. Ésta fue la promesa de llamar a elecciones para lograr una
representación que le diera legitimidad a la nueva instancia de poder político,
lo que se llamaría Junta de Diputados de las Provincias de Venezuela.
Los caraqueños juntistas estaban conscientes que después del 19 de abril
Caracas dejó de aceptársele automáticamente centro político, con la ausencia de
las autoridades de la Monarquía que imponía la unidad administrativa de la
región, las demás provincias reclamaban también su autonomía.
La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, estuvo conformada
por 23 vocales (mantuanos) y entre ellos se obtendrían un Presidente y
Vicepresidente, quienes se rotarían semanalmente en sus funciones. El 27 de
abril la Junta dirigirá otra proclama, pero esta vez a los Cabildos de las
ciudades americanas, en donde se les explica lo sucedido en Caracas, de ella
extraemos: “… una es nuestra causa, una debe ser nuestra divisa: fidelidad a
nuestro desgraciado monarca, guerra a su tirano opresor, fraternidad y
constancia…”
En la Gazeta (sic) de Caracas del
18 de mayo se lee: “La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII
obliga a los empleados a llevar una medalla de oro costeada por la Real
Hacienda en que estará grabado el busto de el señor Don Fernando VII…”
La Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, envió
emisarios al exterior y dato curioso, los enviados eran considerados como
radicales, una forma de mantenerlos lejos de los acontecimientos. También envió
emisarios a las principales ciudades que conformaban la Capitanía General de
Venezuela (instituida 33 años antes, es decir, en 1777) para invitarlas a la adhesión
a Caracas. Como todos sabemos Maracaibo, Coro y Guayana siguieron fiel a la
Regencia de Cádiz. El 21 de abril la Municipalidad de Valencia (perteneciente a
la provincia de Caracas) se adhiere a la Junta Suprema, estando presente en la
sesión el Comisionado de la Junta Juan Toro. El 26 de abril Cumaná, el 27
Barcelona (separada de Cumaná), el 4 de mayo Margarita, el 5 de mayo Barinas, San
Felipe el 30 de mayo, Mérida el 16 de septiembre, Trujillo el 9 de octubre,
estas dos últimas separadas de la provincia de Maracaibo.
Es necesario recordar que las conexiones con las otras provincias de la
Capitanía General de Venezuela eran escasas y solo las impuestas por las
instituciones monárquicas. Las otras provincias coexistían en unas relaciones
más o menos autónomas respecto a Caracas: tenían microeconomías propias, una
configuración social distinta y élites locales independientes sobre las que Caracas
tenía muy poco control e influencia (Mac Kinley, 1993). Uno de los graves problemas
de algunos aficionados de la historia, es que confunden a la Provincia de
Caracas o de Venezuela, con la totalidad de las Provincias de la Capitanía. De
allí el error de creer que la historia de la Provincia de Caracas es la misma
que la historia de la Provincia de Maracaibo o Cumaná, caraqueñizan la historia
de todo el territorio de la Venezuela.
El 1º de octubre de 1810 fue delatada una conspiración en contra de la
Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, que se conoció como la
Conspiración de los Linares. Que pretendía sustituir a la Junta Suprema por
otra que reconociera a la regencia de Cádiz; estaban implicados los hermanos
González de Linares, el Director de Renta del tabaco, el Marqués de Casa León,
el Arzobispo Coll y Prat y Antonio Guzmán (abuelo de Antonio Guzmán Blanco). Cuando
la Regencia de Cádiz se enteró de lo sucedido en Caracas, designa al gobernador
de Maracaibo Fernando Miyares: Capitán General de Venezuela y envía a Puerto
Rico al comisionado Antonio Cortabarría para la pacificación de Caracas.
En
este mismo mes de octubre, cuando en Caracas se enteraron que Simón Bolívar
pensaba traerse de Londres a Francisco de Miranda, La Junta Suprema, prohibió
inmediatamente la entrada de éste a la Provincia.
La Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, había prometido
la conformación de una Junta de Diputados de las Provincias de Venezuela; ahora
bien, el problema era cómo sería la elección o la escogencia de dichos
diputados, pero fue solucionado, el 11 de junio de 1810, con la propuesta de
Juan Germán Roscio, en su reglamento para la elección de los diputados: el
proceso electoral sería de segundo grado, tenían derecho al voto, los varones
libres, mayores de 25 años (21 si eran casados), que tuvieran domicilio fijo o
fuera por lo menos propietarios de 2000 pesos en bienes muebles o raíces.
Quedando excluidos: las mujeres, los peones, los conuqueros, asalariados,
deudores, entre otros, es decir el pueblo (soberano).
El 2 de marzo de 1811, se reunieron 30 de los 45 diputados elegidos, de
las siete provincias que no reconocieron el Consejo de Regencia de Cádiz. Por
Valencia salieron electos Luis José Cazorla, Manuel Moreno de Mendoza
(ejecutivo), Juan Rodríguez del Toro (suplente) y Fernando Peñalver. Ese día,
antes de instalarse, en la Catedral juraron los diputados “…conservar y
defender los Derechos de la Patria y los del señor Don Fernando VII, sin la
menor relación o influjo de la Francia…” (Recordemos que para ese momento la
patria es España).
Por un instante vamos a retroceder al 12 de enero de 1809, cuando
Napoleón Bonaparte se dirige a las colonias americanas: “… desde este momento,
españoles americanos os veis elevados a la dignidad de hombres libres: no sois
ya los mismos que antes, encorvados bajo un yugo mucho más duro mientras más
distantes estabais del centro del poder, mirados con indiferencia, vejados por
la codicia y destruidos por la ignorancia…”
Por qué los mantuanos de aquel 19 de abril le dijeron no a la ruptura
radical del nexo colonial, no a la independencia que ofrecía Bonaparte, no a la
Declaración de los Derechos del Hombre que le daba libertad a los esclavos, no a
la desaparición de los títulos y privilegios de castas, no a la justicia
social, no a la república. El 11 de mayo de 1810, aparece publicado en la
Gazeta de Caracas lo siguiente: “… la Junta Conservadora de los Derechos de
Fernando VII está segura que ni en su suerte ni en la de Venezuela, influirán
nada, ni las amenazas, ni las intrigas, ni los ejércitos de Napoleón
Bonaparte…” Manuel Caballero nos dice que: “… En 1750, la aristocracia caraqueña
era extremadamente radical, y un viajero llegó a decir que los venezolanos eran
los franceses de América. Con todo, eso no pasaba de ser divertimiento de
aristócratas ociosos…”
Los sucesos del 19 de abril, no son otra cosa que el desenlace esperado
e inevitable de una sucesión de acontecimientos donde la responsabilidad recae
sobre la Corona, mejor dicho, provocado por las autoridades españolas
(Quintero, 1993).
El 19 de abril de 1810, fue, como hemos visto, el último acto de obediencia
y lealtad que los blancos criollos, mantuanos, aristocracia o como se les
quiera llamar, le rindieron a la Corana española en representación de su rey
cautivo Fernando VII. El objetivo, reunir a los diputados a partir del 2 de
marzo, fue legitimar una Junta representativa de la mayoría de las provincias.
Que más adelante, el 5 de julio de 1811 se declarará la independencia es otra
cosa que la podemos analizar cuando me inviten un 5 de julio.
Ahora bien, por qué este día es día de fiesta patria o fiesta nacional.
Sencillo: en la primera presidencia del general José Antonio Páez, se promulga
la primera ley venezolana de Fiestas Nacionales que fue aprobada el 15 de abril
de 1834 por el Congreso y refrendada por el Ejecutivo el 16 del mismo mes. En
donde se declaraba como: “Grandes días nacionales el 19 de abril y el 5 de
julio en conmemoración del movimiento revolucionario iniciado en Caracas el 19
de abril de 1810 y de la declaración de la independencia el 05 de julio de
1811.
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