Por: Luis Rafael García Jiménez.
Viendo, en este presente, a la iglesia de Nuestra Señora
del Rosario, de Güigüe, y pensando en cuántos curas habrían pasado por el altar, llegó a mi
memoria frágil una de las innumerables conversaciones con Ramón Mejías, el
Cronista del pueblo, quien me refirió su encuentro con un manuscrito en la
Biblioteca Nacional y al que él se refiere en su obra (1993). Dicho manuscrito,
relata la excomunión del pueblo realizada por el cura Pereira hace 261 años
atrás un 27 de julio de 1775; según el documento, los habitantes del pueblo en
la colonia tardía, aprovechaban los domingos para alterar la quietud religiosa,
pues mientras el cura oficiaba la Misa, la mayoría de los asistentes formaban
discusiones que degeneraban en peleas campales.
El cura decide irse pero unos fieles le plantean la
solución: acuerdan para el domingo siguiente expulsar del templo a los
profanadores e introducen en la sacristía una cantidad considerable de
garrotes. Llegado el momento, los comprometidos "con el orden"
aparecen imprevistamente del interior del templo y a garrotazo limpio cargan
contra los desordenadores de oficio. Después de tamaña trifulca, el cura
procedió a la lectura del texto de la excomunión. Debido al revuelo de la
medida tomada y las reiteradas suplicas de los feligreses, cinco meses después
el cura levanta la excomunión (guardando las distancias, la escena nos lleva a
recordar cuando Jesús expulsaba a los mercaderes del templo, claro está con
ayudantes voluntarios).
Más allá de la
pérdida de la Gracia, la excomunión implicaba una ruptura con los vínculos que
los unían a Cristo por medio de su Iglesia. La excomunión no ponía a los
pobladores fuera de la Iglesia pero si los separaba de la participación de la
comunión y la exclusión en la recepción de los sacramentos incluso de la
confesión. Por causa de unos “cucañeros”, el pueblo completo pagó. Ese evento
se ha mantenido como una tradición oral y ha quedado marcado en la memoria
colectiva, atribuyendo que la falta de "progreso", la mala suerte, la
pobreza, la pava y lo atrasado del pueblo se debe a la otrora excomunión. En el
pueblo dicen algunos viejos pobladores actuales que: "cuando a Venezuela
le vayan a poner un lavado se lo meterían por Güigüe".
Con respecto a la historia de iglesia de Güigüe,
encontramos que Manzo Núñez (1983) señala el año de 1747 como la fecha de
fundación del pueblo, ya que en ese año se inició la construcción de la
iglesia; Ramón Mejías (1992) prefiere designar como día de Güigüe el tres de
mayo, basándose en el libro bautizo localizado en la parroquia, donde en su
primera hoja se asienta un registro del 03-05-1724.
Para el año de
1781, los vecinos del pueblo se quejaban de los dueños de las tierras, porque
no los dejaban construir casas alrededor de la iglesia, siguiendo el relato del
Obispo Martí (1969): "...me dize que acá hay quatro compañías de milicias,
dos de blancos y dos de mulatos, completa con sus oficiales; y a este oficial
le he prevenido el doctor Liendo que como casado o emparentado con los Lobera
dueños de las tierras donde está situada la iglesia de Güigüe, se interesa a
que no impidan a los vecinos a que hagan en el pueblo o en las inmediaciones de
la iglesia, y que les hagan pagar nada o muy poco para que no se retraigan de
hazer casas inmediata a la dicha iglesia de Güigüe...". El Obispo solicitó
un informe sobre la situación, recibiendo respuesta el 19 de junio de 1781:
"...yo el cura coadyutor de este valle en virtud del mandato de SSI el
Obispo, mi señor, pasé a las casas de la morada de doña Catalina Antonia
Hidalgo, única dueña y señora que es reconocida por tal del territorio que se
expresa en el mencionado auto antecedente...". En el Libro de Bautismos Nº
1: 1724-1743 (que reposa en el archivo arquidiocesano de Valencia) se lee:
"en trece días del mes de octubre de 1724 el licenciado don Matheo puse
óleo y crisma y bauticé a Francisca María hija legítima de don Pedro Lobera y
doña Cathalina Hidalgo...". (Sic)
Esa iglesia primogénita será destruida por el terremoto
de 1812; treinta y un año después es cuando se inicia la construcción de la
nueva iglesia que bendijo el cura Manuel María Ovalles; tres años después en
esa iglesia en construcción saldría el cura Gaspar Yanes a pedir por la libertad
del alcalde Jerónimo Lovera y al secretario de la alcaldía que habían caído en
las manos de los integrantes de la insurrección campesina -prólogo de la Guerra
Federal-, de acuerdo con Brito (1974), trescientos hombres; peones, manuminsos
y esclavos de las haciendas de Pacarigua y Manuare (...) ocupan Güigüe, a los
gritos de viva Antonio Leocadio Guzmán, viva Venezuela libre, oligarcas
temblad.
La iglesia pasará
todo el siglo XIX en construcción; el cura Miguel Palao Rico se encargará de la
parroquia en 1934 y se encargará de la construcción de la nueva iglesia, la anterior
fue demolida y el 16 de julio de 1936 será inaugurada.
Finalizando la
década de los sesenta en el siglo XX el cura Villanueva se encargará de la
remodelación total de la iglesia. Mejías (1985) señala que: "...si alguna
preocupación personal de vanguardia, tuvo nuestro párroco, fue el estado arquitectural de nuestro templo
del Rosario, sin prisa, pero sin pausa, se movió constantemente en este
sentido, introduciendo ante los organismos respectivos, la solicitud de
remodelación y cambio de techo de la notable edificación, paciente espera, ante
las fastidiosas tramitaciones tradicionales de nuestra administración pública,
días antes de su muerte, ya había recibido las buenas nuevas de aprobación del
proyecto y próximo comienzo de esos trabajos".
REFERENCIAS
Manzo Nuñez, Torcuato. (1983). Historia del Estado Carabobo. 2da. Edición.
Martí,
Mariano (1969). Obispo Mariano Martí : documentos
relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas, 1771-1784 / Estudio
preliminar y coordinación por Lino Gómez C- Caracas. Academia Nacional de la
Historia.
Mejias A, Ramón. (1993). Güigüe itinerario en el Valencia.
Ediciones del Gobierno de Carabobo.
________ (1985). Monseñor Eustaquio Villanueva, Vicario
de Güigüe. El Carabobeño Cuerpo de Opinión. pp. A-10. 31-02-85.
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