sábado, 23 de abril de 2016

GÜIGÜE: UN PUEBLO EXCOMULGADO


 Por: Luis Rafael García Jiménez.


Viendo, en este presente, a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, de Güigüe,  y pensando en cuántos curas habrían pasado por el altar, llegó a mi memoria frágil una de las innumerables conversaciones con Ramón Mejías, el Cronista del pueblo, quien me refirió su encuentro con un manuscrito en la Biblioteca Nacional y al que él se refiere en su obra (1993). Dicho manuscrito, relata la excomunión del pueblo realizada por el cura Pereira hace 261 años atrás un 27 de julio de 1775; según el documento, los habitantes del pueblo en la colonia tardía, aprovechaban los domingos para alterar la quietud religiosa, pues mientras el cura oficiaba la Misa, la mayoría de los asistentes formaban discusiones que degeneraban en peleas campales.

El cura decide irse pero unos fieles le plantean la solución: acuerdan para el domingo siguiente expulsar del templo a los profanadores e introducen en la sacristía una cantidad considerable de garrotes. Llegado el momento, los comprometidos "con el orden" aparecen imprevistamente del interior del templo y a garrotazo limpio cargan contra los desordenadores de oficio. Después de tamaña trifulca, el cura procedió a la lectura del texto de la excomunión. Debido al revuelo de la medida tomada y las reiteradas suplicas de los feligreses, cinco meses después el cura levanta la excomunión (guardando las distancias, la escena nos lleva a recordar cuando Jesús expulsaba a los mercaderes del templo, claro está con ayudantes voluntarios).

 Más allá de la pérdida de la Gracia, la excomunión implicaba una ruptura con los vínculos que los unían a Cristo por medio de su Iglesia. La excomunión no ponía a los pobladores fuera de la Iglesia pero si los separaba de la participación de la comunión y la exclusión en la recepción de los sacramentos incluso de la confesión. Por causa de unos “cucañeros”, el pueblo completo pagó. Ese evento se ha mantenido como una tradición oral y ha quedado marcado en la memoria colectiva, atribuyendo que la falta de "progreso", la mala suerte, la pobreza, la pava y lo atrasado del pueblo se debe a la otrora excomunión. En el pueblo dicen algunos viejos pobladores actuales que: "cuando a Venezuela le vayan a poner un lavado se lo meterían por Güigüe".

Con respecto a la historia de iglesia de Güigüe, encontramos que Manzo Núñez (1983) señala el año de 1747 como la fecha de fundación del pueblo, ya que en ese año se inició la construcción de la iglesia; Ramón Mejías (1992) prefiere designar como día de Güigüe el tres de mayo, basándose en el libro bautizo localizado en la parroquia, donde en su primera hoja se asienta un registro del 03-05-1724.

 Para el año de 1781, los vecinos del pueblo se quejaban de los dueños de las tierras, porque no los dejaban construir casas alrededor de la iglesia, siguiendo el relato del Obispo Martí (1969): "...me dize que acá hay quatro compañías de milicias, dos de blancos y dos de mulatos, completa con sus oficiales; y a este oficial le he prevenido el doctor Liendo que como casado o emparentado con los Lobera dueños de las tierras donde está situada la iglesia de Güigüe, se interesa a que no impidan a los vecinos a que hagan en el pueblo o en las inmediaciones de la iglesia, y que les hagan pagar nada o muy poco para que no se retraigan de hazer casas inmediata a la dicha iglesia de Güigüe...". El Obispo solicitó un informe sobre la situación, recibiendo respuesta el 19 de junio de 1781: "...yo el cura coadyutor de este valle en virtud del mandato de SSI el Obispo, mi señor, pasé a las casas de la morada de doña Catalina Antonia Hidalgo, única dueña y señora que es reconocida por tal del territorio que se expresa en el mencionado auto antecedente...". En el Libro de Bautismos Nº 1: 1724-1743 (que reposa en el archivo arquidiocesano de Valencia) se lee: "en trece días del mes de octubre de 1724 el licenciado don Matheo puse óleo y crisma y bauticé a Francisca María hija legítima de don Pedro Lobera y doña Cathalina Hidalgo...". (Sic)

Esa iglesia primogénita será destruida por el terremoto de 1812; treinta y un año después es cuando se inicia la construcción de la nueva iglesia que bendijo el cura Manuel María Ovalles; tres años después en esa iglesia en construcción saldría el cura Gaspar Yanes a pedir por la libertad del alcalde Jerónimo Lovera y al secretario de la alcaldía que habían caído en las manos de los integrantes de la insurrección campesina -prólogo de la Guerra Federal-, de acuerdo con Brito (1974), trescientos hombres; peones, manuminsos y esclavos de las haciendas de Pacarigua y Manuare (...) ocupan Güigüe, a los gritos de viva Antonio Leocadio Guzmán, viva Venezuela libre, oligarcas temblad.

 La iglesia pasará todo el siglo XIX en construcción; el cura Miguel Palao Rico se encargará de la parroquia en 1934 y se encargará de la construcción de la nueva iglesia, la anterior fue demolida y el 16 de julio de 1936 será inaugurada.

 Finalizando la década de los sesenta en el siglo XX el cura Villanueva se encargará de la remodelación total de la iglesia. Mejías (1985) señala que: "...si alguna preocupación personal de vanguardia, tuvo nuestro párroco,  fue el estado arquitectural de nuestro templo del Rosario, sin prisa, pero sin pausa, se movió constantemente en este sentido, introduciendo ante los organismos respectivos, la solicitud de remodelación y cambio de techo de la notable edificación, paciente espera, ante las fastidiosas tramitaciones tradicionales de nuestra administración pública, días antes de su muerte, ya había recibido las buenas nuevas de aprobación del proyecto y próximo comienzo de esos trabajos".

 REFERENCIAS

Manzo Nuñez, Torcuato. (1983). Historia del Estado Carabobo. 2da. Edición. 


Martí, Mariano (1969). Obispo Mariano Martí : documentos relativos a su visita pastoral de la Diócesis de Caracas, 1771-1784 / Estudio preliminar y coordinación por Lino Gómez C- Caracas. Academia Nacional de la Historia.

Mejias A, Ramón. (1993). Güigüe itinerario en el Valencia. Ediciones del Gobierno de Carabobo. ________ (1985). Monseñor Eustaquio Villanueva, Vicario de Güigüe. El Carabobeño Cuerpo de Opinión. pp. A-10. 31-02-85.

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