viernes, 20 de noviembre de 2020

Pedro Camejo ("Negro Primero") no murió como dijo Eduardo Blanco en Venezuela Heroica.

 


¿Quién fue Eduardo Blanco?

}              Nace el  25 de diciembre de 1839. Muere el 30 de junio de 1912. Militar (1859-1863). Político, escritor, novelista. Escribió Venezuela Heroica  y Zarate entre otras. Entre 1903 y 1906 fue Ministro de Instrucción Pública. Durante su gestión se cerró la Universidad de Carabobo (1904).

Venezuela Heroica.

}  Primera Edición en 1881. Está integrada por cinco cuadros en los que se narra las batallas de: La Victoria, San Mateo, Las Quesera del Medio, Boyacá y la segunda batalla de Carabobo.

}  Segunda Edición (ampliada) en 1883. Se le añaden seis nuevas batallas: Sitio de Valencia, Maturín, Invasión de los seiscientos, La Casa Fuerte, San Félix, La batalla en Punta Brava, La invasión de Estrella de Mar y Matasiete.

Obra literaria de características románticas, epopeya  en prosa. Totalmente subjetiva.

Nuestro Personaje Pedro Camejo (“Negro Primero”).

}  Nace en San Juan de Payara en 1790. Fallece en el Campo de Carabobo el 24 de junio de 1821. Fue esclavo de Vicente Alonzo. Formó parte del ejército realista hasta 1813 (bajo las órdenes de Yáñez “el Ñaña” En 1816 se une a las fuerzas de Páez. En  año de 1818 conoce a Bolívar. Se casa con Juana Solorzano. Recibió como Haber Militar el hato Chaparrito, por parte de Páez. En 1819 participa en la Batalla las Queseras del Medio, recibiendo la condecoración Orden de los Libertadores de Venezuela.

Fragmento del documento de donación del Hato que le hizo el general Páez, dice lo siguiente:

}  En esta villa de Achaguas, jurisdicción de la capital de Barinas, a 16 de Julio de 1818, el Escribano Juan Canelón certificó que ante él y testigos compareció el Gobernador Comandante General e Intendente de esta Provincia y dijo: que el señor General de Brigada de los ejércitos de la República, Jefe del Apure y Casanare, Comandante General de las Provincias Occidentales de Caracas, José Antonio Páez, del Orden de Libertadores, le ha ordenado que en atención a que el Subteniente Pedro Camejo ha sido uno de los más valientes Defensores de la república, exponiendo en todos los ataques que se han dado contra el enemigo de nuestra libertad, su vida con el mayor arrojo y esfuerzo hasta destruirlos y aniquilarlos, quedando en uno de ellos al rigor de una bala manco de un pie e impedido para trabajar, pero no para seguir en el servicio, en el que ha manifestado mayor voluntad, no perdiendo acción en que no se presente en el ser primero en arrojar a los tiranos, cuyos servicios se le deben premiar por la República, ha deliberado recompensarlos, haciéndole gracia de un hato, fundado en el otro lado del Arauca...”

Fragmentos de Venezuela Heroica.

“De pronto, en medio de la inquietante expectativa que sufren los dos bandos, la llama voladora se detiene; y Páez lleno de asombro, ve salir de la nube de polvo que oculta los efectos de aquel violento choque, a un jinete bañado en propia sangre, en quien al punto reconoce al negro más pujante de los llaneros de su guardia: aquél, a quien todo el ejército distingue con el honroso apodo de “el primero”( Los llaneros llamaban así al Teniente Camejo, porque su bravura reconocida lo llevaba a ser siempre el primero que acometía al enemigo en toda carga”.

“El caballo que monta aquel intrépido soldado, galopa sin concierto hacia el lugar donde se encuentra Páez; pierde en breve la carrera, toma el trote, y después, paso a paso, las riendas sueltas sobre el vencido cuello, la cabeza abatida y la abierta nariz rozando el suelo que se enrojece a su contacto, avanza sacudiendo su pesado jinete, quien parece automáticamente sostenerse en la silla. Sin ocultar el asombro que le causa aquella inexplicable retirada, Páez le sale al encuentro, y apostrofando con dureza a su antiguo émulo en bravura, en cien reñidas lides, le grita amenazándole con un gesto terrible: ¿Tienes miedo?... ¿No quedan ya enemigos?... ¡Vuelve y hazte matar!...

“Al oír aquella voz que resuena irritada, caballo y jinete se detienen: el primero, que ya no puede dar un paso más, dobla las piernas como para abatirse; el segundo abre los ojos que resplandecen como ascuas y se yergue en la silla; luego arroja por tierra la poderosa lanza, rompe con ambas manos el sangriento dormán, y poniendo a descubierto el desnudo pecho donde sangran copiosamente dos profundas heridas, exclama balbuciente: Mi General… Vengo a decirle adiós… porque estoy muerto. Y caballo y jinete ruedan sin vida sobre el revuelto polvo, a tiempo que la nube se rasga y deja ver nuestros llaneros vencedores, lanceando por la espalda a los escuadrones españoles que huyen despavoridos”.

El contexto histórico.

}  Dice Bolívar en el Parte de Guerra: “… El bizarro general Páez, a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo, que, en media hora, todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas…”

Dice Páez en su Autobiografía:

 “… El día de la batalla, a los primeros tiros, cayó herido mortalmente, y tal noticia produjo después un profundo dolor en todo el ejército. Bolívar cuando lo supo, la consideró como una desgracia.

 Páez en 1846 escribe:

}   Certifico que el ciudadano Pedro Camejo, se incorporó y tomó servicio en el Ejército de mi mando en esta Provincia el año de 1816, y que los continuó hasta el año 1821, que murió en el campo de Carabobo por una herida que recibió de arma de fuego en el momento del combate, y que por su valor sobresaliente mereció el ascenso de Teniente de Caballería, habiendo principiado su carrera de soldado raso.

}  Y al pedimento de la señora Juana Andrea Solórzano, viuda del citado Camejo y para fines que le convengan, le doy ésta, que firmo en los Borales del Frío, el 13 de Mayo de 1846…·

 

 



jueves, 12 de noviembre de 2020

La Historia. La Apohistoria y la Criptohistoria.




Nadie llegará a conocer “la historia” completa o tal como fue, pues siempre reconstruiremos un pedazo pero nunca la totalidad; siempre existirá una historia oscura, enigmática y oculta. Esa historia oculta -que nunca llegaremos
a conocer por ningún medio- la he denominado “Criptohistoria” y lo poco que podemos reconstruir a través del discurso, es decir la historiografía, la he denominado “Apohistoria”; aquélla que está lejos de conocer la verdad o la totalidad conocerá un fragmento o partícula del pasado que se pueda reconstruir y nunca conocerá la verdadera versión del hecho, ya que existirán historias de esas historias como historiadores se ocupen de ese pedacito; y la forma de transmitir ese “conocimiento” histórico se denomina tópica (esta última categoría ha sido tomada de Árostegui,1995, p. 250).