jueves, 24 de marzo de 2016

EDGAR MORIN: LA COMPLEJIDAD Y LA INCERTIDUMBRE HISTÓRICA




Por:  Luis Rafael García Jiménez.

RESUMEN

Cuando se lee de manera sistemática a Edgar Morin, en  la búsqueda de pistas que orienten en una línea de investigación  (en este caso histórica)  nos parece, en algunas oportunidades, encontrar contradicciones  en sus ideas o planteamientos;  pero el autor advierte, recordando a   Pascal  que : “ ni la contradicción es señal de falsedad ni la no contradicción es señal de verdad ’’. Por ello dice “yo me  ubico en el punto de vista de la deficiencia congénita del conocimiento, porque acepto la contradicción y la incertidumbre; pero,  al mismo tiempo, la conciencia de esta  deficiencia me llama a luchar activamente contra la mutilación’’. (1994; 144). De lo anteriormente expresado se desprende  por ejemplo, que  en algunas oportunidades Morin habla del  pensamiento global y planetario y en otras del  pensamiento  local y particular, así como de las cotidianidades; pero, ninguno de los dos planteamientos debe actuar aislada o independientemente. Por tal motivo considera que: “para pensar localmente hay que pensar globalmente, de la misma manera que,  para   pensar globalmente hay que saber, también pensar localmente”.     (1999 .a).

INTRODUCCIÓN
El pensamiento de Morin ha seguido una línea ascendente, o dicho de otra manera, se ha convertido en un ascensionista del conocimiento. Y cuando vuelve atrás a revisar su pensamiento es para revitalizarlo  y complejizarlo. Entre los cincuenta y sesenta años de edad (1971-81) volvió a repensar toda su obra, como abrevadero de vitalidad.  La búsqueda de Morin significa caer en su  holograma, en donde,  se encuentra en movimiento  el todo y  las  partes,  donde   una partícula contiene el todo y ese todo está  integrado por las partículas. Morin en sí es un texto dentro de un contexto  histórico   del contexto planetario y  llega a ser  hipertexto ya que da paso al lector para  establecer con libertad la (s) polisemia (s). Morin trata de buscar a cada momento la relación estrecha de inseparabilidad y de inter-retro-acción entre  cualquier fenómeno (natural y social) y su contexto planetario (la patria es la tierra).
 Este  acercamiento preliminar a Morin es una especie  de intento de acercarse a este hombre complejo cuyo pensamiento se dirige a lo planetario. En tal sentido, analizaremos tres dimensiones: su historia, su pensamiento y la historia compleja (llena de incertidumbre), aunque  es fácil inferir  que él es historia, producto de ella en su denominada  “edad de hierro planetaria” y en la “prehistoria del pensamiento”.
La historia le ha enseñado a Morin la barbarie, el caos, el ruido, las miserias humanas, pero él ha  dejado para la historia una inmensa esperanza: “nadie puede asegurar que nuestras sociedades hayan agotado sus posibilidades de mejoramiento y de transformación y que hayamos llegado al  fin de la historia. Podemos  confiar en el progreso de las relaciones entre humanos, individuos, grupos, etnias, naciones”. (1999 b; 38). El progreso material de la modernidad ha llegado a su fin, o al menos, ya tiene límites y ha comenzado el progreso del espíritu humano y de la ciencia humana.

I.                   MORIN Y SU COMPLEJA HISTORIA  O LA AVENTURA PERSONAL.
Edgar Morin es y ha sido un hombre y un pensador complejo  dentro del  contexto histórico  planetario. Ha llevado una lucha crucial y sin cuartel contra las ideas establecidas por la Modernidad; pero como  bien lo expresa: “No podemos luchar más que con la ayuda de  las ideas”. (1999 b) y esas ideas están  dirigidas a que  “todos los problemas particulares no pueden plantearse y pensarse correctamente si no es en su contexto, y el contexto de estos problemas debe plantearse cada vez más en  el contexto planetario”. (1999 a).
Su vida dialógica lo ha llevado a autodefinirse como un hombre cualquiera, o simplemente, común, que no exhibe las huellas profundas de una cultura determinada o determinante,  con  cimientos no claros de su  identidad francesa, familiar o de una educación formal que sólo dejó una domesticación superficial.  Pero la escuela siempre estará en él: “no he dejado de ser estudiante porque he sido investigador en el sentido pleno y existencial de la palabra”. (1995 a). En lo religioso su  “marranismo” (sefardí – sin una comunidad judía-) lo llevará a  sentir con orgullo su mestizaje cultural, lo cual lo convierte en un patriota planetario, que no busca la  “tierra prometida” o   la resurrección del juicio final.
De lo anteriormente planteado, Morin expresa que: “A menudo suelen ser los hijos naturales  y bastardos culturales, divididos entre dos orígenes, dos etnocentrismos, dos modos de  pensamiento, o los desclasados, metecos, marranos, exiliados, los que sienten una falla en su  identidad o su pertenencia, y la falla puede agrandarse hasta hacer que en ellos se desplome  la creencia en el sistema oficial de verdad”. (1992; 53).
Su obra no ha sido escrita desde una “torre de marfil” que lo sustraiga de la vida, sino  en el interior de las turbulencias, desviaciones, azares, ruidos, furor, destrucciones, creaciones y esperanzas que le han implicado vivir la vida con el corazón en la mano. Morin involucra al lector en su vida a través de su obra que es su vida, encontrándose cierta semejanza, en  este último punto, con  Nietzsche. Morin es un hombre que nació en París en 1921  y vivirá (tal vez) más allá del siglo XXI, en su  era planetaria. Por ello, su obra ha sido realizada desde una “torre de babel”  (complejidad -  caos  - incertidumbre). 
Morin vivirá en y para la historia; todos los acontecimientos históricos del siglo XX estarán influenciando y modificando su ser, su existencia y su pensamiento. Cuando tenía nueve años perderá a su madre (hijo  único)  y, por un tiempo aguardará un  regreso imposible. Cuando recuerda ese hecho expresa: “un Hiroshima interior me invadió” (1995);  siempre sonarán  (al igual que en  Hiroshima) las campanas del dolor. Cuando aún quedaban las heridas de la primera Guerra Mundial;  veinte años después, otra guerra mundial lo encontrará en el corazón de la tragedia Pero ese hecho lo llevará a dejar atrás un  apellido en los registros legales de nacimientos, en la memoria de los familiares    y de una   infancia dolorosa (Nahum) y tomará con pasión el clandestino   Morin   que lo acompañará en la resistencia armada  primero  y en la resistencia intelectual hasta ahora.
La guerra lo llevó a abrazar el comunismo,  pero años más tarde nos aclara que  fue  comunista de guerra: sin la guerra no hubiese sido comunista. (1976). Su actitud crítica y compleja hacia el partido motivará su expulsión de éste en 1950 por  razones disidencia cultural: “Los bolcheviques no querían, o no podían, comprender que el hombre es un ser endeble e inseguro,  que lleva a cabo  una obra incierta en un mundo incierto”.  (1999 a). Y refiriéndose  al  stalinismo observa que   no fue percibido como totalitarismo sino como la ciudadela de los espíritus mesiánicos del  futuro. Desde esta perspectiva,  el denominado “marxismo - leninismo” fue considerado no como el dogma de una nueva religión terrestre sino  como uno de los componentes de la laicidad. (1999 a).  Su lucha contra el stalinismo  impuesto en la URSS será sin cuartel, lo analizará como sistema, como aparato y como naturaleza  (1983 a).
La política será uno de sus demonios; siempre estará  en la política  pero sin inscribirse en ningún grupo o partido; será un militante de la macropolítica  desde su  Individualidad. Planteará una política antropológica basada en el amor (como diría Pablo Milanés: “eso que llaman amor, para vivir”), eso significará  repensar la política (1981 a). Ese repensar sería la clave para entrar al siglo XXI y salir  definitivamente  del siglo XIX.
Volviendo a la década de los cincuenta, la expulsión del partido comunista lo llevará a la soledad o a una nueva orfandad, esta vez intelectual; la izquierda dogmatizada le dará un adiós y la derecha  reaccionaria, lo hará igualmente. A partir de ese acontecimiento, Morin iniciará su labor investigativa (recomendado  entre otros por el historiador Lucien Febvre ) en el Centre National de la Recherche  Scientifique  - CNRS – ( será su director desde 1950 hasta 1989, manteniéndose hasta la actualidad como director de investigación honorario) , labor que se desenvolverá sin ataduras ni mordazas. Pero el producto de su trabajo irritará hasta el presente, a los  especialistas y guardianes de la pureza y la racionalidad de las disciplinas   (especie de encantadores de serpientes). Por ello observará con firmeza: “he comprendido que  refutar solamente no tenía ninguna  esperanza: sólo un nuevo fundamento puede arruinar al antiguo”. (1981 b).
Desde 1957 a 1963 fue director de la Revista “ Arguments ”. En 1959 fundó con Georges Friedmann  y Roland Barthes  el Centro de Estudios de Comunicación de Masas y publicó la revista Communication.
El año 1968 será otro hito en la vida de Morin; será testigo, a la distancia, del momento en que las fuerzas del Pacto de Varsovia  intervienen en Checoslovaquia para acabar con la “primavera de Praga”: el “socialismo de rostro humano” sólo duró  cinco meses. Y en Francia, seguirá como observador de  primera línea el desarrollo del  “mayo francés”.Dicha crisis expresará el desfase entre las transformaciones económicas y las resistencias sociales  (Nouschi, 1999). Y  comenzará como una crítica y  un rechazo del contenido de la enseñanza teórica en Ciencias Sociales en la Universidad, de París.
A manera de síntesis cronológica el evento se desarrolló así:  
03 de mayo se cierra la Sorbona, por haberse reunido en el patio alrededor de 400 estudiantes, lo cual originó enfrentamientos entre policías y estudiantes.
10 y 11 de mayo: “noche de las barricadas” en el distrito latino.
11 de mayo: Ponpidou  anuncia la reapertura de la Sorbona y la admisión de la apelación de 15 condenas.
13 de mayo: huelga general y manifestaciones de solidaridad con banderas rojas y negras en París. Al atardecer,  los estudiantes ocupan la Sorbona y  este movimiento se extiende a otros establecimientos escolares, creándose comités de acción.
14 de mayo: se inicia la actividad huelguista con  ocupación de fabricas  (nueve millones de obreros).
15 de mayo: ocupación del Teatro Odeón por estudiantes  que expresaban su voluntad de hacer una revolución cultural contra la sociedad de consumo
24 de mayo: discurso de  De Gaulle.
27 de mayo: acuerdo entre patrones y sindicatos  (lo involutivo en lo evolutivo, lo arcaico en lo contemporáneo).
30 de mayo: De Gaulle disuelve la Asamblea Nacional. ( Pirenne, 1976)
La brecha abierta por el espíritu universitario se vio frustrada por la vieja   forma de hacer política de los dirigentes sindicales. Las acciones revolucionarias estudiantiles fueron un intento espontáneo de iniciar una revolución  empezando por los últimos valores de aquella época, o sea, comenzando por lo que hasta ese momento se había entendido  que era el techo  del proceso revolucionario: la revolución cultural.
El mayo francés fue un evento local, con repercusiones nacionales   para convertirse  luego en un evento global; por ejemplo: el 29 de junio del mismo año, en los Estados Unidos, se desarrollaron  manifestaciones estudiantiles  en Berkeley, caracterizadas  por violentos enfrentamientos con la policía.
Estudiar una realidad presente al momento de producirse los hechos  no  ha sido extraño para Morín. Así por ejemplo, en su obra El Diario de California (1973),  ve, experimenta, analiza y narra los dos extremos de la  sociedad norteamericana que se enfrentaban:  una como la conservadora, a favor de la guerra de  Vietnam y  la otra conformada por los hippies que estaban en contra. Morin, asistirá a un concierto de Janis Joplin   mito de la cultura del rock;  el mundo hippie  visto por él será  el de la búsqueda, el de la necesidad de un  encuentro con el otro, en el descubrimiento del rock como música de liberación. La década de los 60 abrirá una brecha a las  nuevas generaciones, esa década romperá con el pasado e iniciará la verdadera historia contemporánea de la humanidad. ¿ Qué pensarán o qué dirán aquellos jóvenes, hoy  maduros, de la  actual visita ( noviembre 2000 ) del saliente presidente Bill Clinton   (quien  por cierto, no luchó en esa guerra)  a la ciudad de Ho  Chi Minh, capital de Vietnam, pasados veinticinco años de aquel 30 de abril de 1975 cuando partieron apresurados los últimos norteamericanos   de su embajada, transportados por  los eficaces y rápidos helicópteros dejando atrás  los muertos, los  zippos enterrados, los desaparecidos del  “ sueño americano ”?.
De este siglo XX, ya en sus últimos días, que  Morin  ha vivido y  ha estudiado, dirá: “ Todos los grandes acontecimientos  del siglo, el desencadenamiento de la primera Guerra Mundial, la Revolución Soviética en el imperio Zarista, el golpe teatral del Pacto germano - soviético de 1939, la caída de Francia, las  resistencias de Moscú en Stalingrado, todo esto fue inesperado y llegó hasta lo  inesperado de 1989, la caída del Muro de Berlín,  el colapso del imperio soviético, la guerra de Yugoslavia. Hoy estamos en la noche  y la bruma y nadie puede predecir el mañana (...). Por lo tanto, hay que prepararse para nuestro mundo incierto y esperar lo inesperado” (1999 a; 65).
Morin estudiará los mitos del pasado,  los que se  perdieron en el tiempo, los que aún viven bajo otro ropaje y un mito que nació hace 105 años (cuando los hermanos Lumiére – 1895 – desarrollan el primer proyector con manivela), mito que  lo ha visto desarrollarse desde de su infancia, mito producto del cine que embriaga, adormece y  crea ilusiones, risas, llanto, pánico; una pantalla que es el universo, siendo las mujeres y los hombres “las estrellas”. La relación mágica entre el espectador y la estrella - mito  a través de la pantalla (grande y chica) los transforma;  el espectador desea ser y el actor  cree que es, – en  definitiva todos actuamos y nos engañamos para disipar las angustias de un mundo excluyente y de seres  prescindibles -. Para Morin, en la pantalla, el rostro se convierte en paisaje y el paisaje en rostro (alma); los paisajes son estados del alma y los estados del alma paisajes; todo se conjuga para convertirla en una realidad virtual. (1972). El cine seguirá siendo  un espectáculo que exige la presencia colectiva del público, todos los espectadores se comunican con las mismas imágenes que se les  ofrecen en la pantalla  pero las relaciones son individuales.
Edgar Morin con sus 79 años de edad, se ha  consagrado en los últimos años a la búsqueda de un método apto para reemplazar el reto de la complejidad que no sólo se impone en el  conocimiento científico, sino  también en los problemas  humanos, sociales y políticos. Recordemos cuando  expresaba: “lo que enseña a  aprender, eso es el  método” (1981 b; 35).  El reto de la complejidad y de la incertidumbre están presentes, pero,  ni Morin ni nosotros sabemos qué pasará  mañana, porque: “la historia mundial ha reanudado su marcha traqueteante, corriendo hacia un futuro  desconocido mientras se vuelve hacia un pasado desaparecido”. (1993; 31). Aunque se diga que mucha gente vive del pasado o que todo pasado fue mejor, es necesario plantear que: “el pasado , por definición no existe, es  tiempo finito, perfecto acabado y como tal incognoscible, porque no tiene presencia física actual o material. De ahí deriva la imposibilidad radical de conocer el pasado tal  y como realmente fue y la consecuente incapacidad para alcanzar una verdad absoluta sobre  cualquier suceso pretérito”. (Moradiellos, 1994; 7).
II.                MORIN Y SU PENSAMIETO. 
En la obra de Edgar Morin,  comprendida entre las décadas de los cincuenta y los sesenta, encontramos que  se ha detenido a investigar  las relaciones entre lo real y lo imaginario de nuestro tiempo y su  función  en una sociedad de masas, difundida por los medios de comunicación;  ejemplo de ello lo tenemos en sus obras: “ Le Cinéma ou L’Homme imaginaire ” ( 1956 ).“ Les Stars ” ( 1957 ). “ L’Esprit  du temps essai sur la culture de masse ” (1962). A partir de su desengañado análisis del stalinismo, se ocupo también de la política intentando comprender la impotencia del mundo para hacerse mundo y la impotencia del hombre para hacerse hombre, así como también la conjunción de la crisis de la barbarie mundial y de la crisis interior del individuo, cuestiones que se ventilan  en  obras como: “ Autocritique ” (1959). “Introduction á une politique de l’homme ”. ( 1965 ). “ La Bréche ”. ( 1968 ).
Si vemos a Morin exclusivamente como sociólogo, observamos una investigación concreta que a partir de un proceso multidimensional une la observación  fenomenográfica, la entrevista y la participación en la praxis social del grupo y permite la captación  de un sujeto social. En obras como: “ Introduction á une politique de l’homme ” ( 1965 ). “ Commune en France, la métamorphose de Plodemet ” ( 1967 ). “ La Rumeur  d´Orléans ” ( 1969 ) [1], Morin explica el fenómeno del rumor desde el estudio de la propagación de una información antisemita vaga e imprecisa en personas más o menos crédulas. 
            A los efectos de este  trabajo, en el presente capítulo  se analizará  la obra de Morin  desde de la década de los setenta  hasta la actualidad, haciendo hincapié en sus planteamientos sobre la complejidad. Como se sabe,  en esta segunda etapa Morin inaugura un nuevo campo de investigación conociendo  la complejidad de los sistemas y lejos de buscar la unidad de las ciencias, destaca la importancia de la noción de desorden.
2.1. La complejidad: 

 Cuando se dice que algo es complejo, se reproduce la imagen de algo complicado en extremo, en un asunto difícil o enmarañado. Pero en otros tiempos  a nadie le pasaría por la mente que la complejidad llegaría a las ciencias. En las denominadas “ ciencias duras” cuando definen a la complejidad  incluyen la expresión “ al filo del caos” ; la idea básica  según Horgan: “ es que nada nuevo puede emerger de sistemas con elevados  grados de orden  y estabilidad, como, por ejemplo, los cristales ; por otra parte,  los sistemas completamente caóticos , o aperiódicos, como, por ejemplo, los  fluidos turbulentos o los gases calientes, son  denominados informes. Las cosas verdaderamente complejas – las amebas, las acciones bursátiles y otros ejemplos por el estilo -  se producen en la frontera entre el orden rígido y el azar” (1998; 252)
  Para mí, dice Morin, la idea fundamental de la complejidad no es que la esencia del mundo es compleja y no simple. Es que esa  esencia es inconcebible. La complejidad es la dialógica orden/desorden/organización. (1994). La complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad. (1999 b). La idea misma de complejidad, señala Morin, lleva en si la imposibilidad de unificar, la imposibilidad del logro, una parte de incertidumbre, una parte de  indecibilidad y el reconocimiento del encuentro cara a cara , final, con lo indecible. (1994).
Podemos establecer tres principios básicos de la complejidad: 
2.2.1.    Lo dialógico: 

 Nos permite mantener la dualidad en el seno de la   unidad, asocia dos términos a la vez complementarios  y antagónicos. Se puede afirmar  que la dialógica está inmersa en el diálogo constructivo y deconstructivo y que ella  es una media hija de la dialéctica. Puesto que hay una complementariedad entre dos realidades que son, al mismo tiempo, antagónicas. Por ejemplo, hay una relación dialógica entre los  principios de orden y desorden, y, entre ambos, producen  organización y complejidad. Morin al respecto expresa: “En la muy alta complejidad, el orden se vuelve libertad, y el orden  es mucho más regulación que restricción. Por lo  tanto, he modificado mi punto de vista y, una vez más, lo he modificado complejizándolo”.  (1994; 151).
2.1.2.     Recursividad organizacional

Sería aquella en la cual los productos y los efectos, al mismo tiempo o simultáneamente, causas y productores de aquel que los produce. Todo lo que es producido regresa sobre aquello que lo ha producido en una especie de ciclo continuo, asimismo auto - constitutivo, auto - organizador y auto - productor. La recursividad sería una especie de bumerán, estableciéndose  ciclo: Productor -      efectos – causas - productor.
2.1.3.     Lo hologramático

No sólo la parte está en el todo sino que el todo  está en la parte. Así como la localidad  está en  lo nacional y lo nacional en la localidad o la  globalidad en lo nacional y lo nacional en la globalidad.
            La complejidad no sólo impedirá toda teoría unificadora sino que reconoce la imposibilidad de  eliminar la incertidumbre, lo irracionalizable, la  contradicción y el reconocimiento de lo irreductible. La complejidad no sería la respuesta, ella es un  desafío cognoscitivo. En resumen, Morin expresa que la complejidad es la unión de los procesos de simplificación que implican selección, jerarquización, separación, reducción, con los otros contra - procesos que implican la comunicación, la articulación de aquello que está disociado y distinguido; y es el escapar de la alternativa entre pensamiento reductor  que no ve más que los elementos, y el pensamiento  globalista que no ve más que el todo. (1983 b).
2.2.     La  ciencia: 

 En la actualidad la mayoría de los estudiosos del tema coinciden en definir a la ciencia como:
a)      Una forma de conciencia social, como una forma que el hombre tiene para conocer la realidad.
b)      Como un conjunto sistemático de conocimiento sobre la realidad observable, obtenidos mediante el método de investigación científica.
     Siguiendo a Morin tenemos que conocer es producir una traducción de las realidades del mundo exterior   (1994),  ya que para  él, la sabiduría es reflexiva y el conocimiento científico organizador.
            Pero la definición  de ciencia que más nos interesa resaltar es la planteada por F.V. Konstantinov (1960) cuando expresa que, la ciencia descubre las leyes del mundo objetivo y nos da, al hacerlo,  la posibilidad de prever los acontecimientos, sirviendo así de instrumento para la  transformación práctica del mundo por el hombre, de instrumento para   someter las fuerzas de la  naturaleza y de la sociedad a los intereses de éste.
            Para Morin no existen tales leyes, el conocimiento no consiste en absoluto, en limitarse a extraer leyes; dichas leyes son extremadamente pobres y comportan tantas incertidumbres que su legalidad está apolillada. (1984).
            La ciencia ha tratado hasta  el presente de eliminar todo lo que fuera individual y singular, para buscar leyes generales y las identidades simples y cerradas, expulsadas incluso al tiempo de su visión del mundo.  Las ciencias naturales se han ido parcelando y han dado lugar a un lamentable atrincheramiento académico.  Hasta en una misma disciplina encontramos a hiper - especialistas. En cuanto a las ciencias humanas, Morin observa que ellas están también compartimentadas: historia, sociología, economía, psicología, ciencias de lo  imaginario, mitos y creencias, sólo se comunican en  algunos investigadores marginales. (1999 a). Además agrega que la complejidad científica es la presencia de lo no científico en lo científico, que no anula a lo científico sino que, por el contrario, le permite expresarse. (1994). El  desarrollo de la ciencia sigue este sorprendente principio: jamás encontramos lo que  buscamos. Más aún, encontramos lo contrario de lo que buscamos  ( 1994 ), y citando a  Gaston Bachelard : No hay otra ciencia que la de lo oculto. Como se recordará, Bachelard entendió la ciencia como una actividad poética para la cual no existe una lógica o un método de investigación obligados (1978).
La ciencia Nueva:

 La  ciencia tanto natural como humana siempre se ha planteado  la  relación objeto y  sujeto y  esa relación siempre se ha cubierto con el  manto de la objetividad, en donde el dato cuantitativo es indiscutible, tomado como el máximo criterio de autoridad. Una vez  obtenidos los resultados, pasados por el crisol de la  razón, se busca su validez universal y que sea comprobada por cualquier investigador en  cualquier parte del mundo. Estos  fundamentos de la ciencia desarrollada desde el siglo  XVIII y mantenida  hasta ahora le está  dando  paso a la  ciencia nueva planteada  por Morin , de ella dirá: Ya sea microfísica, en  teoría de la información , en la historia o en la etnografía, se hace  evidente que el objeto investigado ha sido construido por el observador , que siempre pasa a través de una descripción  cerebral y que ésta,  aun no siendo ni con mucho un puro fantasma, conlleva un carácter de ambigüedad que  sólo puede ser elucidado por medio de una  descripción  de  la descripción  (...) y una inscripción del descriptor. Se trata pues, de establecer el metasistema del sistema científico, en cuyo marco la nueva metafísica permitirá comprender mejor el formidable abismo  que se abre entre ciencia y valores  ( ética ), entre ciencia  y  finalidad  ( antropológica ) , pero sin que, por descontado , consiga  superarlo.     (1974 b. 245).
            La ciencia de la modernidad cayó  en el determinismo y en la búsqueda de  leyes rígidas que explicaban de manera normativa la realidad  tanto natural como humana, la ciencia era  sinónimo de verdad absoluta. Para Morin, la ciencia nueva, en gestación, es aquella que  trabaja, negocia con el alea, lo incierto, lo  impreciso, lo indeterminado, lo complejo (1984; 127), es decir,  ella formaría parte inherente de la incertidumbre.
2.4. Las disciplinas o lo disciplinario. 

 La disciplina la podemos ver como:                                                                        
-  Norma de conducta.
-  Conjunto de conocimientos.
            La modernidad se ha caracterizado por tener el conocimiento departamentalizado, cada quien en su rama, cada cual en su parcela. En la presente modernidad tardía, ya no se habla de la independencia o autonomía de las disciplinas, ya  se habla y ya se trabaja en interdisciplinas, pluridisciplinas y transdisciplinas, que permitirán crear el intercambio, la cooperación  y la pluricompetencia.
2.4.1.    Interdisciplina. 

Quiere decir  entre otras cosas,  intercambio y cooperación entre disciplinas; lo cual podría convertirse  en algo orgánico.
2.4.2.    Pluridisciplina.

 Constituye una  asociación  de disciplinas  en virtud de un proyecto o de un objeto común.
2.4.3.    Transdisciplina

Se trata con frecuencia de esquemas cognitivos que pueden atravesar las disciplinas, a veces con una virulencia tal que  las pone en trance. ( 1999 a ).
2.5    El método. 

  Se ha entendido por método el conjunto ordenado de procedimientos que utilizamos, bien para alcanzar un nuevo conocimiento  o para demostrar  la “verdad” del  mismo. El método guiaría y orientaría la  investigación científica, es decir, es un procedimiento que se sigue en las ciencias. Etimológicamente, la palabra método significa  el caminar: “Aquí  hay que aceptar caminar sin camino, hacer el camino al caminar”.  (1981 b; 36). Nos recuerda Morin  al poeta español Antonio Machado : “ Caminante, no hay camino/ se hace camino al andar / Caminante, son tus huellas / el camino y nada más / Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / Se ve la senda que nunca /  se ha de volver a pisar / Caminante, no hay camino / sino estelas en la mar” . Y  también  a Nietzsche  ( en el Anticristo ): “ los  métodos vienen al final ”. 
2.5.1.      El método y el objeto

. Para Morin no existe  separación del método respecto  a su   objeto. El método procede y  resulta del objeto y  su finalidad sería constituir un paradigma  explicativo. Esto  resulta interesante en la historia, en donde el hombre es, a la vez,  sujeto y  objeto.
2.5.2.   La revolución mental.

 Para que las ciencias, las disciplinas y los  métodos entren en la ciencia nueva  es indispensable que iniciemos nuestra propia  revolución mental; esto quiere decir “dejar  de estar sometidos a las órdenes, mitos y  creencias que  emanan del Gran Ordenador y se conviertan en sujetos del conocimiento: el espíritu individual  se permite considerar, reflexionar y pensar los problemas políticos,  sociales, religiosos, filosóficos a los que no podía acceder  ” ( 1992; 40 ).
2.6.      La totalidad.

 La totalidad sería el conjunto de los elementos que componen un
todo. En  Kant, es una de las categorías del entendimiento. Síntesis de la  unidad y de la pluralidad.
            Con respecto a Hegel  se tiene que  fue sensible a la especificidad de cada  figura histórica y su diferencia de las demás , por ejemplo:  “mundo griego”, “ mundo romano ”, “ mundo moderno ” se presentan como totalidades históricas coherentes  en si mismas . Lo que caracteriza su modo de totalización  es el  hecho de que todos los niveles descubiertos  por el análisis expresan un sentido idéntico: el sentido  del todo que los integra.
            Carlos Marx, cuando hace la objeción  según la cual el modo de producción  no es  siempre determinante, nos señala (1975) que él vio en qué dificultad, e incluso en qué callejón  sin salida le ponía esta exigencia de unificar el campo teórico  de lo social y de mantener la idea de totalidad social y el hombre.
            Federico Riu , cuando analiza el concepto de  reificación en Lukács, expresa que: “ La importancia de la categoría de reificación  estriba en que con ella es posible  mostrar el mundo  capitalista como una totalidad dialéctica y sólo de este modo llegamos  a comprender  sus fenómenos  particulares,  en lo que tienen de específico , objetivo e histórico , es decir,  como hecho social ”. (1978, 23).
            Según expresión  de Marcel Mauss , se trata de significar que la realidad social es como un  fenómeno social total; dicho fenómeno  es a la vez  religioso, económico, estético, mágico, etc.,  y que no  puede ser confundido  ni explicado más que tomando en consideración  estos diferentes aspectos. (1971).
            El funcionalismo  descansa sobre la definición  de las sociedades  como totalidades, conjuntos  formados por la trabazón  de sistemas particulares.
            En Morin, no encontramos una visión total o unitaria;  plantea la necesidad de un  pensamiento cuestionante, multidimensional,  inevitablemente fragmentario pero sin  abandonar jamás, por ello, las cuestiones fundamentales y globales  (planetario). 
            Para  Morin : “ La totalidad es la no verdad ” ( 1984 ) – (1994),  sentencia tomada en varias oportunidades de  Theodor  Adorno . Pero también nos  expresa que la totalidad es verdad y no verdad: La aspiración  a la totalidad es una aspiración  a la verdad y que  el reconocimiento de la imposibilidad de la  totalidad es una verdad muy importante. Por eso es que la totalidad es, a la vez,  la verdad y la no verdad. (1994).
2.7.       La incertidumbre:

 La ciencia siempre estuvo amparada por la  certidumbre, es
decir, estaba segura en sus   parcelas. Sus resultados y sus leyes  gozaban de certeza. Pero se han presentado ausencias  de fundamentos, es decir,  la incertidumbre. “Esta destrucción de los fundamentos,  propia de nuestro siglo, ha llegado al  conocimiento científico mismo”. (1994).  
2.8.   El Paradigma

El término fue usado por primera vez por Platón  para caracterizar realidades absolutamente perfectas que servirían de fundamento a las cosas materiales y que  el filósofo griego  llamaba “Ideas”. Los sociólogos Merton  y Parsons utilizaron el término de paradigma de una  manera implícita. Pero será  Thomas Kuhn  (1971) quien lo utilizará a partir de 1967, con su teoría de la revoluciones científicas, ese término se popularizó primero en las ciencias naturales y luego en las ciencias sociales. Para este autor, la elaboración teórica de un paradigma  tenía por objetivo principal el de examinar críticamente  el cambio de las practicas científicas, a través  del rol  de las funciones  cognitivas y de las influencias sociales e históricas . El paradigma sería entonces, la manera  como una comunidad científica o académica ve un área de estudio,  identifica problemas apropiados  para el estudio y especifica   conceptos legítimos y métodos.   
            Para Morin, un paradigma es un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción, disyunción, exclusión)  entre un cierto  número de nociones o categorías maestras. Un paradigma privilegia ciertas relaciones  lógicas  en detrimento de otras, y es por ello que un paradigma controla la lógica del discurso. El paradigma  es una manera  de controlar la lógica y, a la vez, la semántica. (1994 ). Un paradigma contiene, para cualquier discurso que se efectúe bajo su imperio, los conceptos fundamentales o las categorías rectoras de inteligibilidad al mismo tiempo que el tipo de relaciones lógicas de  atracción, repulsión (conjunción, disyunción, implicación u otra ) entre estos conceptos o categorías. (1992).
2.9.    La ideología:

 Este término  ( del griego, eidea = idea ; logos = razón ) fue  creado por  Antoine Destutt de Tracy, en su obra “ Elements  d’Idéologie ” – París  1802  -   (Barth, 1951); la palabra fue creada como designación de una  disciplina filosófica destinada a formar la base de todas las ciencias, así como para referirse a la investigación  de las  ideas; esta investigación partía de las ideas generales hasta llegar a las  sensaciones de las  cuales procedían dichas ideas. De él dirá  Ludovico Silva: “¿Por  cuál malhadado azar histórico se le ocurriría a Detutt de Tracy forjar ese vocablo contrahecho, hiperfilosófico, que no puede producir sino  confusión...?”  (1975; 19). Napoleón Bonaparte  y sus seguidores usaron el término con un sentido peyorativo para referirse a los partidarios de la república; en  los países anglosajones se usa el término  para indicar aquellas ideas sin ninguna eficacia.
Vifredo Pareto y otros sociólogos intentaron el paradigma  desde un marco  amplio, como fenómeno  que a base de ideas  simplificadas  que interesan al sentimiento , controla  y dirige  de hecho la acción del individuo  y del grupo social . Según Karl Mannheim , en su  obra  “ Ideología  y Utopía ” ( 1973 ), la palabra ideología  puede tener un sentido particular ( que es psicológico  y califica de mentirosas las afirmaciones  del adversario ) y un sentido total ( que indica que una afirmación está condicionada por una  situación social). Así  se llega, dice el autor,  a someter todos los puntos de vista  al análisis ideológico. Distingue  la ideología  de la utopía  que por su parte tiende a transformar la realidad histórica existente en otra más de acuerdo con la  concepción utópica.
Se debe a Marx la primera  teoría social de la ideología ; aunque en honor a la verdad, se  puede diferenciar en él dos teorías de la ideología; la primera  ( en “ La Ideología Alemana ”  -  1845 - ) tributaria de la creencia en una sociedad futura transparente en si misma, restringe  la ideología al status de la  “ falsa conciencia ” propia de las sociedades  alienadas. La segunda  ( en los textos llamados de la madurez:  “ El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte  ” – 1852 – y “ Crítica  de la Economía Política ”  - 1859 - ) de orden  mucho más general , designa por ideología  aquellas formas  de la “ conciencia social ” que dan  a los agentes sociales la familiaridad con su mundo  y organizan su experiencia vivida. En este caso, la ideología es un nivel cuantitativo  de toda sociedad.     
 
            Para Morin, de una manera sencillamente compleja,  la palabra ideología tiene un sentido totalmente neutro: una ideología  es un sistema de ideas. Cuando  habla  de ideología  no denuncia  ni designa las ideas de otros. El lleva una teoría, una doctrina, una  filosofía  a su grado  cero, que es el de ser un sistema de ideas. (1994).
2.10.   El  azar:

 El azar lo relacionamos con el  juego, con  un caso fortuito, con la casualidad. El  azar nunca estuvo presente en las ciencias, solamente cuando se tomaba al azar una  muestra representativa, pero hasta ahí llegaba. Para Morin el azar, siempre indispensable, no está nunca sólo y no lo explica todo. Es necesario que haya un reencuentro entre lo aleatorio y una potencialidad organizadora. (1994 ). Recién  ahora empieza apenas a reconocerse el acontecimiento y lo contingente que, paradójicamente, habían  sido recuperados desde hacía treinta años por la cosmología, la física, la  biología. (1999 a).
2.11.    El evento

Aunque usted no lo crea en Venezuela y en la mayoría de los países latinoamericanos ( para no decir todos)  utilizamos  el evento para invitar a los asuntos  propios de lo académico; así  que se considera a  un congreso, seminario, coloquio, simposio como un evento. Ni siquiera revisan el DRAE ( 1992 ) que señala: Eventualidad, hecho imprevisto, o que puede acaecer. Aunque en honor a la verdad, en dichos actos  uno nunca sabe lo que va a pasar.   Morin utilizará la noción de evento, para designar lo que es improbable, accidental, aleatorio, singular, concreto, histórico. Dicho de otro modo,  esta noción aparentemente simple, elemental, remite a otras  nociones, las contiene en una noción compleja. (1984).
            El evento ha sido expulsado de las ciencias físico - químicas, así como también de la sociología y la historia, que tienden a ordenarse alrededor de leyes, modelos, estructuras, sistemas. El evento fue expulsado de dichas ciencias  en la medida en que se ha  identificado con la singularidad, la  contingencia, el accidente, la irreductibilidad, lo  vivido. Para Morin, reconocer el evento no es solamente reconocer el alea (la aventura) en la  historia ( del mundo, de la vida del hombre ); es permitir el estudio de  las propiedades de los sistemas ( bióticos,  humanos, sociales ), entre ellas la aptitud para evolucionar. (1984).   
       
III.             Morin y la Historia Compleja:
 
Durante muchos años la historia luchó  por un lugar entre las ciencias; todavía algunos discuten si es ciencia o es arte (literatura). En su afán por ser ciencia, en el sentido moderno del término (positivista o marxista),  abrazó  todos los pasos  y técnicas del procedimiento científico, incluso  proponiendo leyes generales, su apego a la objetividad y su fe ciega en el progreso. Pero en la historia encontramos tres dimensiones  que es necesario recordarlas: historia como ciencia, la historia como producto de los historiadores (historiografía) y la historia como hecho.
            Cuando se habla de historia inmediatamente nos remitimos al pasado, olvidando que el presente también es historia; ya que  el hombre (historiador) es objeto y sujeto de su propia ciencia. Uno de los conceptos de historia que he utilizado en los  últimos años, dice: “Historia  es la memoria colectiva de los pueblos ”, pero una vez  leída parte de la   inmensa obra de Morin, le agregaría “ memoria /  patrimonio hereditario” (1995 b) En tal sentido el concepto quedaría así; “Historia es la memoria colectiva, como patrimonio hereditario, de los pueblos”.  Pero esa memoria histórica sería a través de la cultura.
               También, nos hemos enfrascado en  buscarle otro sentido a la historia, en el marco  del fin de la modernidad o en la modernidad tardía o hipermodernidad o simplemente postmodernidad; en definitiva en lo que se  ha llamado el   fin de   historia,  pero, como ya se sabe, lo que  ha llegado a su fin es  la concepción moderna  de la historia como ciencia.
        Esa búsqueda  personal cubierta de incertidumbre (s) nos ha llevado a profundizar  y tratar de poner al día a la historia regional y local  (la cual la he trabajado en los últimos siete años ) partiendo de lo cotidiano y particular, llamándola tentativamente “ neo – micro historia ” no atada a las leyes  inexorables , ni a la idea de progreso, ni al apego a la objetividad, ni a un método único, de la historia con “H” mayúscula. En definitiva inscribirse  en la ciencia nueva de la historia,  convirtiéndose Edgar Morin en uno  de los autores de consulta obligatoria.
            Como ya se dijo, la historia en la modernidad  luchó por su puesto en las ciencias, esto  la llevó a seguir los pasos de la investigación  científica de las ciencias naturales. En los actuales momentos cuando la ciencia entra en crisis a la primera que le adelantan su fin  es a la historia, pero no ahora con Francis Fukuyama sino desde el mismo Hegel.
Morin, no ve el fin de la historia, sino que analiza el desgaste de las premisas que sustentaron a la historia como ciencia, introduciendo elementos ya existentes tales como: la incertidumbre, el azar, el caos, el evento.
3.1.            ¿ Qué es la historia ?
La conexión entre los conceptos de  historia  y ciencia  es un fenómeno bastante reciente. Sólo  con la Ilustración, durante el siglo XVIII, comenzó el proceso que llevó  a la unión  de ambos y dio origen a un vocablo compuesto, el  de “Ciencias Históricas”, para denotar un nuevo tipo de historia  muy diferente  a la practicada desde la Antigüedad. La historia, desde principios del siglo XIX, con la labor  de la escuela histórica alemana, quedó  constituida como una de las ciencias  humanas (Moradiellos, 1994; 1- 6).
Quizás  el peligro más grave, en la  utilización  del termino  historia   sea el de  su doble contenido: historia designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia  de este conocimiento. (Vilar, 1982; 17). El concepto  de historia más generalizado y  elemental es aquel que dice: Historia es la ciencia  que se encarga del estudio de los hechos pasados. 
Para Morin, la historia es una enmarañada sucesión de variaciones y manifestaciones semialeatorias  de las virtualidades del sapiens. Asimismo , la “estructura social ” no se opone  a las ideas de historia, siempre a condición  de que se establezca el papel  de la aleatoriedad en la estructura ( la auto - organización, la complejidad ) y el de la estructura en el  azar  ( devenir ). (1974 b).
Por tal motivo, la historia esta sujeta a los  accidentes, perturbaciones y, a veces, terribles destrucciones en masa de poblaciones o civilizaciones. (1992 a). La historia estaría conformada de ruidos y una sucesión ininterrumpida de crisis y caos.
3.2.    El conocimiento histórico:

 El conocimiento de la historia, tiene por objetivos servirnos no sólo para reconocer las características al mismo  tiempo determinadas y aleatorias del destino humano, sino para abrirnos hacia la incertidumbre del futuro. (1999 a). El desarrollo histórico de la sociedad está íntimamente relacionado con el desarrollo la  individualidad (1974 b). Será el producto de antagonismos, de contradicciones.
3.3.    La historia humana. 

 La humanidad ha tenido varios comienzos. La humanidad no ha nacido una sola vez,  ha nacido muchas veces y Morin es de los que  esperan un nuevo nacimiento. (1974; b). En el primer momento de la historia humana, ésta no fue del orden sino del desorden. La historia fue concebida como una  sucesión de guerras, atentados, asesinatos, complots, batallas, marcadas por el ruido y la furia, por la corneta y el tambor por el ataque  y la retirada, por el motor y la bomba,  por el silbido y la explosión, cuando la muerte es la rutina y no se le teme porque se vive con ella.
A partir  del siglo XIX, cuando se descubren  determinismos infraestructurales, cuando se  buscan  las leyes de la historia, cuando los eventos  se  vuelven  epifesionales y, muy curiosamente, las ciencias antroposociales cuyo objeto  es sin embargo extremadamente aleatorios, se  esfuerzan por reducir el alea y el desorden , estableciendo, o creyendo establecer determinismos  económicos, demográficos,  sociológicos. (1984).
Es imposible tanto en el dominio del  conocimiento del mundo natural como en el del conocimiento del mundo histórico o social,  reducir nuestra visión, sea al orden, sea al desorden. Morin ( 1984 ) , tomando la concepción del idiota de shakesperiano ( la vida es un cuento  contado por un idiota lleno de ruido y de furia que no tiene significado ), expresa que, por el  contrario, la visión de una historia inteligente, es decir,  de una historia que obedece a leyes racionales,  sí que resulta idiota . Partiendo de la concepción morana o moriana de la historia, la tenemos que concebir como  vagabundeos , desviaciones, despilfarros, pérdidas, aniquilaciones, y no solamente riquezas, y no solamente vida, sino también saber, saber hacer, talentos, sabiduría. (1984).
La historia humana está  conformada de ruido y furor que constituyen los factores evenenciales sin los que no puede existir  ésta, es decir,  modificación y evolución  de los  sistemas aparición de formas nuevas, enriquecimiento de la información (cultura).
3.3.1.    La  cultura. 

 Uno de los conceptos más amplio y conocido  de cultura es aquel que dice: “cultura es todo lo que hace el hombre ”. Pero también puede tener los siguientes sentidos:
- Como  sinónimo de cortesía o  buenos modales.
- Como la acción y efecto de cultivar los conocimientos y de afirmar, por el ejercicio, las facultades intelectuales.
- Como producto de la actividad del hombre, esto es, como el conjunto orgánico de las creaciones realizadas por el espíritu humano en todo el curso de su desarrollo histórico.
- Como creación  de valores.
- Como todo lo creado y transformado más el acto mismo de esa  transformación.
Para Morin, la palabra cultura es un verdadero camaleón conceptual, puede significar todo lo que no siendo naturalmente innato debe ser aprendido y adquirido;  puede significar los usos, valores, creencias de una  etnia o de una nación; puede significar todo lo que aportan  las humanidades, la literatura, el  arte, la filosofía.  (1999 b ). El hombre es un ser plenamente biológico, pero si no dispone plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango.  En definitiva, para Morin, la cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta normas  y principios de adquisición. (1999 b). 
3.3.1.1.    Historia de la cultura.

 La historia de la cultura se ha asentado en  la barbarie más atroz. Escándalo sistemático que no menos sistemáticamente olvidan los empalagosos admiradores de las grandes  civilizaciones  (1974 b) y del culto al héroe . Esta barbarie la  encontramos desde la historia planetaria hasta la historia  de una pequeña localidad. Porque dicha historia ha demostrado que : “ la  cultura del señor existe a costa de la  incultura del esclavo ” ( 1974 a ) y podemos agregar que la cultura del patrón existe a costa  de la incultura del obrero; la cultura de la clase dominante existe a costa de la incultura del pueblo; en conclusión,  es cuestión de minorías: ¡ saber es poder !.
3.4.  La historia vieja ( de la Modernidad ).

 Con anterioridad se ha hablado de  ésta cuando se trató  de la historia compleja y en ¿ qué es la historia ? . De esa ciencia histórica conocida hasta hoy analizaremos: las leyes históricas, la idea o el  mito del progreso y el fin de la historia.
3.4.1.   Las leyes históricas.

 Desde el siglo  XIX, los historiadores habían emprendido el estudio de las leyes históricas de acuerdo con el espíritu del positivismo, según el cual la comprobación de hechos era solamente la primera etapa de un proceso  cuya segunda etapa era el descubrimiento de leyes  generales. (Collingwood, 1990). Pero, no solamente los positivistas se empeñaron en buscarle leyes a la historia, también lo hicieron los marxistas, ellos establecieron que el curso de la historia está dominado por leyes generales internas. ( Fleischer, 1969 ).   
   
Para Morin,  no existen  tales leyes históricas, sino  una dialógica caótica, aleatoria e incierta entre determinaciones y fuerzas desordenadas, y un juego a menudo rotativo entre lo económico, lo sociológico, lo técnico, lo  mitológico, lo imaginario. (1999 a).
Reiterando, no hay leyes histórica; por el contrario, todos los esfuerzos por congelar la historia humana, eliminar sus acontecimientos  y accidentes, hacer que soporte el yugo de  un determinismo económico – social y/o  hacer que obedezca a un ascenso teledirigido han fracasado. (1999 a).
Toda pretensión de promulgar leyes de la sociedad o de la historia ha sido y sigue siendo la máscara “ científica” del mito doctrinario. Toda pretensión de monopolizar la ciencia social mediante la pseudo posesión  de las pseudo-leyes de la historia no sólo es  ipso facto acientífica, sino   anticientífico. Pues toda pretensión  de monopolizar la  cientificidad, mediante el determinismo o cualquier otro principio se convierte en anticientífica. (1984).
3.4.2.    El  progreso:  

 El gran mito  de los científicos  era creer que con el progreso (orgullo de las ciencias y las artes) también  se perfeccionarían la moral y las costumbres. Ese progreso sería indetenible y sin tropiezos, los biólogos (a partir de Charles Darwin-1809 - 1882) y los historiadores ( en nuestro caso ) le enseñaban al mundo que había una progresión de las cosas organizadas. (1994). Ya no existe el progreso prometido, no es una adquisición para siempre
            Morin expresa que nuestro futuro no está teledirigido por el progreso histórico. Las fallas  de la predicción  futurológica, los innumerables fracasos de la predicción económica ( a pesar de  y a causa de su sofisticación  matemática ), el hundimiento del progreso garantizado, la crisis del futuro, la crisis presente, introdujeron en todos los dominios la lombriz de la incertidumbre. (1999 a). Cuando  se  habla del abandono del “progreso garantizado”, no es el abandono del progreso en sí, sino el reconocimiento de su carácter  incierto y frágil , inmerso en la complejidad del mundo histórico - social.
3.4.3.    El fin de la historia.

 Cuando  en la historia o cualquier ciencia se establecen objetivos definidos o metas,  al acercarse a éstos inmediatamente pensamos en su  fin. Hemos vivido habitados, según Morin,  por la idea de que íbamos a culminar la historia,  que nuestra ciencia había adquirido lo esencial de sus principios y sus resultados, que nuestra razón estaba finalmente  a punto. (1994).
La crisis de los actuales momentos solamente nos está demostrando  que estamos llegando a la culminación o final de un cierto tiempo y como lo ha demostrado el desarrollo histórico de la humanidad estaremos al comienzo de tiempos nuevos. La realidad nos ha demostrado que al progreso alcanzado hasta ahora hay que ponerle   límites, porque  si el hombre sigue  su marcha sin control vamos a la  autodestrucción.
3.5.    La historia nueva:

 La historia nueva formará  parte de la ciencia de la complejidad humana, ya que se ha convertido en una ciencia poliscópica y tiende a convertirse también  en una  ciencia multidimensional, como lo que es ya la geografía que va de la geología a los fenómenos económica y social.
            Morin dice al respecto: la historia tiende a convertirse en una ciencia multidimensional, que integra en su seno las dimensiones económicas, antropológica (el conjunto de  las costumbres, hábitos, ritos sobre la vida y la muerte) y vuelve a integrar el acontecimiento. (1999 a).
            La historia nueva no obedece a procesos  deterministas, no está sometida a una lógica técnico - económica ineluctable y no establecerá leyes generales. Ya que la naturaleza humana no se opone a la historia del hombre y viceversa. Siguiendo a Morin: puesto que los hombres son tan diferentes en el espacio y en el tiempo y se  transforman según las sociedades en  las que  se hallan inmersos, debe admitirse que la  naturaleza humana no es más que una  materia prima maleable a la que sólo pueden dar forma la cultura o la historia. (1974 a).
3.5.1.    La edad de hierro planetaria y la  pre-historia del espíritu humano.

 En  el desarrollo de la historia del hombre se han sucedido “ sacrificios animales y sacrificios humanos  han derramado torrentes de sangre para salvar a los humanos de la carestía, la sequía, las inundaciones, la derrota, la incertidumbre, la infelicidad, la muerte y, lejos de haber decaído, la magia del sacrificio  se han perpetuado en formas patriotas, políticas o ideológicas ”. (1988; 180). En el umbral del siglo XXI  hemos visto  reaparecer en la  Europa Occidental desarrollada, prácticas políticas ( neonazis ) de las décadas de los  años 30 y 40, inclusive  de racismo y de guerras étnicas y/o  religiosas (en la Europa excomunista) o aquellos que llegan a creer  que son la re-encarnación  de un héroe - mito de siglos anteriores.
Morin señala que hemos entrado en la era  planetaria en la cual todas las culturas, todas las civilizaciones están en interconexiones permanente. Indica al mismo tiempo, que, a pesar de las  interconexiones estamos en una barbarie total en las relaciones entre razas, entre cultura, entre  etnias, entre potencias, entre naciones, entre superpotencias. Estamos  en la edad de hierro planetaria  y nadie sabe si saldremos de ella. La  coincidencia entre la idea de edad de hierro planetaria y la idea de que estamos en la  pre-historia del espíritu humano, en la era bárbara de las ideas, no es fortuita. ( 1994 ). Su idea de que estamos  en la pre-historia del espíritu humano es una idea muy optimista , nos permite abrir  el porvenir  siempre a condición  de  que la humanidad disponga de un futuro.( 1994 ).  En adelante, la humanidad y el planeta pueden revelarse en su unidad, no sólo física  y biosfera, sino también histórica: la de la  era planetaria. (1993).
3.6 .    La incertidumbre histórica.
 La incertidumbre histórica está vinculada  con el  carácter intrínsecamente caótico de la historia  humana. Formidables regresiones de las civilizaciones y de las economías sucedieron a progresos temporarios. La historia está y estará sometida a los  accidentes, perturbaciones y, a veces,  a terribles  destrucciones masivas de poblaciones y civilizaciones. Existirán acontecimientos o accidentes que pueden desviar  o hacer que las  naciones o la humanidad tomen rumbos no pensados. El curso que toma la historia de la  era  planetaria se evadió de la órbita del tiempo reiterativo de las civilizaciones tradicionales para entrar, no en la vía  segura  del progreso sino en una incertidumbre insondable. ( 1999 a ). 
3. 7.    La historia y el evento:

 Hasta ahora, el evento había sido expulsado  de la historia ya que se obedecía a lógicas  sistemáticas o estructurales.
            Con el hombre (de  acuerdo a Morin ),  la evolución va a transformarse en historia. Esto significa no sólo  que la evolución va a dejar de ser física para hacerse psico  - sociocultural, sino que  los eventos van a multiplicarse y  que  su función va a  intervenir de manera nueva en el seno  de  los sistemas. (1984). La historia  ha sido y  será  “una cascada de secuencias  evenenciales ”.
3.7.1. La historia, las sociedades:

  La vida y la muerte de las etnias, naciones,  imperios, según Morin, escapan de la ley estadística. De ahí  el papel crucial del evento en la historia: mientras que la supervivencia de una especie no depende de uno o varios combates dudosos, la suerte de una sociedad puede depender de algunos eventos felices o desgraciados, particularmente de las guerras, cuyo desarrollo y desenlace siempre dependen, salvo en el  caso de una  desigualdad aplastante en la relación de fuerzas, de algo aleatorio. (1984).
3.7.2.   Integración de los eventos: 

 La naturaleza de los sistemas sociales son aptos  para incorporar en el seno de su capital generativo o informativo (la cultura en el  sentido antropológico del término) elementos  adquiridos en el curso de la experiencia fenoménica y de su memoria histórica como patrimonio hereditario.  Esto quiere decir que, los eventos de todos  los órdenes, desde  la invención técnica, el descubrimiento científico, el encuentro de dos civilizaciones, hasta la decisión  de un tirano o de un demócrata con abrumadora mayoría y de alto índice de popularidad,  pueden desempeñar un papel modificador en  el seno del propio sistema social, hacia una evolución o involución.  
3.7.3.     La historia auto – heterogenerada.

 Desde el momento en que la historia se impone como una dimensión constitutiva permanente de la  humanidad, se impone al mismo tiempo como  ciencia cardinal.
            Para Morín, es la ciencia más apta para  captar la dialéctica del sistema y del evento. En sus primeros tiempos, la historia fue ante  todo una descripción de las cascadas evenenciales e intentó interpretarlo todo en función del evento. Posteriormente, en el seno del  siglo pasado, y sobre todo en la actualidad, la historia “ evenencial ” fue rechazada y refutada progresivamente en provecho de una  evolución sistemática que se esfuerza por  determinar las dimensiones autogeneradoras en el seno de las sociedades. Advierte el autor, que si se lleva al extremo, semejante tendencia corre el riesgo de autodestruirse la propia historia al destruir el  evento. (1984). Si el evento ya no es más que un  elemento necesario en el seno de un proceso autogenerado, la historia cae en el hegelianismo , es  decir, en la reducción de lo histórico a lo lógico, mientras que lo lógico se dibuja, se esboza, se fragmenta, muere, renace en lo histórico. Para  la historia comprensiva, el ruido y el furor desempeñan un papel organizacional, no  porque el ruido sea la más cara de una  información oculta, sino porque contribuye a constituir y modificar el desarrollo histórico.
            Para Morin (1984), el gran problema antropológico – histórico, consiste en concebir la historia como  una combinación entre procesos autogenerativos y  procesos heterogenerativos (a cuya evolución contribuyen el ruido, el evento, el accidente,  de manera  decisiva).
            Finalmente el autor plantea que  la existencia de un proceso autogenerativo  es suponer que los sistemas sociales se desarrollan por sí mismos, no  sólo según mecanismos de “ crecimiento ”, sino  también  antagónicos internos o contradictorios;  que van  a desempeñar un papel motor  en el desarrollo, provocando “ catástrofes ” más  o menos controladas ( conflictos sociales, lucha de clases, crisis ) , es decir, los sistemas sociales, al menos los sistemas sociales complejos, serían generadores de eventos . Estos procesos autogenerativos estarían a medio camino entre el desarrollo embriogenético (donde las catástrofes son provocadas y controladas - programadas - )  y los desarrollos accidentales abandonados a los encuentros entre sistemas y eventos – mutaciones -. (1984).
3.7.4.    La reacción  anti – evenencial.

 La gran mayoría de los historiadores,  sociólogos e investigadores de las ciencias humanas, todavía fieles a la ciencia tradicional – de la Modernidad – se niegan aún a aceptar el evento,  lo aleatorio y la incertidumbre. En  tal sentido  Morin expresa: la etnología y la sociología rechazan, cada una por su lado al evento, y la historia se  esfuerza por exorcizar el evento. Todavía  asistimos hoy a los efectos de una tentativa profunda y múltiple de rechazar el evento fuera de las ciencias humanas con el fin de  ganar la patente de cientificidad. Ahora bien, la verdadera ciencia moderna sólo podrá  comenzar con  el reconocimiento del evento. ( 1984 ).
3.8.    Los Annales.  

En virtud de que Morín menciona en varias oportunidades, en su obra, a la Revista de  los Annales , a sus fundadores y a sus discípulos , creemos conveniente presentar a continuación  una síntesis  de dicha Revista.
            Los fundamentos  de los Annales fueron  sentados por  Lucien Febvre  y Marc Bloch  mucho antes de la  fundación de la Revista. El libro sobre el  “ Franco Condado bajo Felipe II ” de Febvre  ( 1912 ) y el de Bloch sobre las artes curativas  mágicas de los reyes ingleses y franceses en el Medievo  (1924 ), se publicaron  mucho antes de la  fundación de la Revista en el año de 1929. La finalidad de los Annales era ofrecer un foro a las diversas corrientes y  a los nuevos enfoques en la historia. En sus  orígenes aceptó el nombre de  “Anales de la historia económica y social”; en 1946, pasó a destacar aún más su carácter interdisciplinar, pasando a llamarse: “Anales. Economías. Sociedades. Civilizaciones” y en 1994 pasan a llamarse “Anales. Historia – Ciencia Social” con el objetivo de restablecer el vínculo con la política y con las ciencias sociales analíticas. 
            En las obras de Bloch, Febvre, Braudel, Duby, Le Goff, Le Roy, Ledurie, Mandrou, Vovelle, Furet, Goubert y otros; se logra unir la cientificidad rigurosa con la buena literatura y ganarse la aceptación de un amplio público. En sus obras, el concepto de ciencia y la práctica propia del historiador es complejo. Por un lado comparten las ideas de las corrientes socio - históricas acerca de las posibilidades del  método y del conocimiento científico, por otro relativizan dichas ideas.
            Los historiadores  de los Annales, modifican el concepto de tiempo, que ya  no es considerado como un movimiento unidimensional del  pasado al futuro, no existe ya un solo tiempo,  sino tiempos muy diversos, por ejemplo, en  las  obras de Le Goff ( “ El tiempo de la iglesia  y el tiempo del comerciante en la Edad Media ” ) y Braudel ( “ El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II ”)  encontramos un tiempo estacionario ( como espacio geográfico ), el tiempo lento de las estructuras sociales y económicas y el tiempo rápido de los  acontecimientos  políticos ( eventos ). Junto con el  concepto del tiempo se pierde también la  confianza en el  Progreso y, con ella, la fe en la  primacía de la moderna cultura occidental en la historia.  Es necesario acotar que, Edgar Morin también  modifica el concepto de tiempo cuando lo divide en dos: tiempo social  y tiempo planetario.
            En los Annales  encontramos una invitación  a buscar nuevos métodos y enfoques de  investigación, además es característico el hecho de que la praxis prevalece claramente sobre la teoría; pero la praxis incluye  importantes presupuestos teóricos. Anular los límites entre las disciplinas parciales para integrarlas en las ciencias del hombre. Sus concepciones  de ciencia son más complejas que las de  otras tendencias sociocientíficas de la  historia. El enfoque  antropológico, que desde el principio formaba parte del pensamiento de los  Annales, ha logrado que se  cuestionara la pretensión de  exclusividad  de las ideas occidentales acerca de la ciencia. (Iggers, 1998).
3.8.1.     No al encierro disciplinario.

 Para Morin (1999 a),  algunas concepciones científicas  mantienen su vitalidad porque se niegan al en cierro disciplinario. Esto sucedió con la historia de la escuela de los Annales (aunque sus fundadores y sus discípulos no aceptan ser conocidos como escuela )  que ahora tiene honores  después de haber ocupado un sitio marginal en la  universidad  francesa . La historia de los Annales se constituyó en y por el  hecho de salir del encierro;  produjo una modificación profunda de la perspectiva económica y sociológica en la historia; luego, una segunda generación de historiadores integró profundamente una perspectiva antropológica, como se puede observar en los trabajos de  Duby y Le Goff sobre la Edad Media. La  historia, fecundada  de este modo, no puede ser más considerada como una disciplina strictu sensu, es una ciencia histórica  multifocalizada, pluridimensional, en la que las  dimensiones de otras ciencias humanas están  presentes y en la que  la perspectiva global, lejos  de haber sido expulsada por la multiplicidad de perspectivas particularidades, es requerida por éstas.
3.8.2.    La historia, el azar y el evento. 

   Morin señala que la historia, aunque  por un  tiempo estuvo vaciada de la noción  de acontecimiento, de azar y de  “grandes hombres”, se enriqueció profundamente. Así sucedió, por  ejemplo en Francia con la tendencia de la  escuela de los Annales cuya virtud no fue , como ella lo creyó, deshacerse del acontecimiento y de lo contingente, sino volverse multidimensional al integrar el substrato económico  y técnico, la vida cotidiana, las creencias y ritos, las actitudes ante la vida y la  muerte. (1999 a).
            La historia está actualmente muy próxima, según Morin (1984), a la relación sistema – evento. El primer momento decisivo fue aquel en que la  historia anti – evenencial, detentando las “capas profundas de la historia”,  descubrió el sistema  (Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel ) y la homeostasis  ( Le Roy Ladurie ). El segundo momento ha comenzado: es el  redescubrimiento del evento en la relación  con el sistema (Baechler, Le Roy Ledurie ).
De acuerdo al autor:
Antiguamente se seguía el siguiente esquema:
  ESTRUCTURA.........HISTORIA.
Actualmente se  propone el siguiente esquema:
ESTRUCTURA...........SISTEMA.........EVENTO........ HISTORIA.
3.9.    La  historia y la complejidad de la vida  cotidiana. 

En  los últimos congresos de Historia  Regional y Local realizados en Venezuela, así  como en las revistas especializadas  a nivel nacional, están abriendo espacio a las investigaciones dirigidas a la vida cotidiana, aquella que vive con nosotros y que son tan  comunes y rutinarias que pasan desapercibidas por la gran mayoría de la sociedad;  así  se han desarrollado trabajos sobre los burdeles,  las bodegas, los locos del pueblo, entre otros.
En la obra de Morin, encontramos referencias sobre la historia y la complejidad de la vida cotidiana Según él la vida cotidiana está  conformada por seres singulares, enraizados en su contexto, caminando en su tiempo. Es una vida en la que cada uno juega varios roles sociales en distintas circunstancias, cada ser tiene una multiplicidad de identidades y de personalidades, un mundo de fantasmas, y  de sueños que nos acompañan. Cada uno de nosotros conoce muy poco de sí mismo;  conocemos una apariencia de  nosotros, debemos  hasta engañarnos, autoengañarnos.
En definitiva, hay un tiempo que no vuelve  nunca, que no se repite, que es el vivencial y existencial y nunca se vive dos veces. Ni en la historia social ni en la historia personal.

CONCLUSIÓN

            Edgar Morin, ha demostrado que en su vida personal y en su vida intelectual  ha sido una especie de esponja que ha absorbido,  que ha consumido enteramente el pensamiento complejo del contexto en el  cual le ha tocado vivir para plasmarlo  en sus textos. Morin, ha investigado de lo imaginario de nuestro tiempo  (mitos), de su naturaleza y su función  en una sociedad de masas y consumidora. Realiza una reflexión  política que,  partiendo del análisis  desengañado del otrora stalinismo, intentando comprender la impotencia del mundo antiguo y moderno para hacerse mundo y la impotencia del hombre de todos los tiempos por hacerse hombre y la conjunción de la crisis  de la barbarie  mundial y de la crisis interior del individuo. Viendo al autor estudiado exclusivamente como  sociólogo, encontramos una investigación  sociológica concreta  a partir de un proceso multidimensional que une la observación fenomenográfica, la entrevista y la participación  en la  praxis  social  del grupo, permitiendo  la captación  comprehensiva de un individuo sociológico. La historia viva y vivida lo llevó a tener y a desarrollar un mestizaje cultural, convirtiéndose en  un hombre planetario. 
El pensamiento complejo, expuesto por Morin,  comporta en su seno el principio de solidaridad e implicaciones mutuas entre objetos  arbitrariamente separados y aislados. Se esfuerza en reconocer dónde se encuentra  la dialógica,  es decir,  el orden, el desorden y la organización. Concibe la implicación mutua entre sistemas y ecosistemas. Incluye  sus objetos de conocimiento como producto de una cooperación  entre una realidad objetiva y las operaciones mentales de los obsevadores / conceptualizadores para conseguir una sinergia entre el pensamiento y la acción. Para Morin, la historia es una ciencia multidimensional, poliscópica y en cuyo interior se siente el ruido y se presenta con todo su furor (como un terremoto, primero se oye un ruido sordo que envuelve y después el movimiento o sacudida con furor). Cuando la define expresa que ésta, es una enmarañada sucesión de variaciones y manifestaciones semialeatorias de las   virtualidades del  sapiens. La historia nunca ha avanzado de manera lineal o frontal como un río, sino por  desviaciones que proceden de innovaciones o creaciones internas de acontecimientos  accidentes externos . La  historia, las ciencias humanas y las ciencias naturales deben y pueden desarrollar la transdisciplinariedad, como un esquema cognitivo que atraviesa las disciplinas, pero con la virulencia que las ponga en trance. “ El fin es allí donde partimos ” – John H. Elliot ( 1930 ) - .

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[1] Los textos citados anteriormente fueron tomados en las clases del Dr. García Malpica. Universidad de Carabobo.

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